07 noviembre 2019

El viejo Marte


Ya he comentado alguna otra vez lo mal que envejecen algunos relatos de ciencia ficción con el tiempo. Hace poco me leí “Una odisea marciana” (“A Martian Odissey”, 1934), Stanley G. Weinbaum y me sorprendió que este curioso relato hubiese sido considerado durante muchos años como el segundo mejor relato de la ciencia ficción (detrás del “Anochecer”, (Nightfall, 1941) de Isaac Asimov).

La verdad es que el relato está bastante bien, aunque tampoco es para lanzar cohetes. Es bastante descriptivo, pero los relatos de Jack Vance, por ejemplo, son bastante más coloridos. Y creando xenomorfos, Geroge R. R. Martin es un maestro. Cierto es que en su día fue bastante rompedor en la manera de describir aliens como algo más de monstruos de ojos saltones (BEMs).

Por otro lado, tiene algunos detalles que chirrían bastante. El comentario de los “negritos” es claramente racista y los comentarios sobre los personajes franceses y alemanes de la expedición a Marte, son bastante manidos y prescindibles, por no decir que son tópicos.

Así pues, creo que este relato ha envejecido bastante mal. Supongo que en el 1934, cuando fue escrito, Marte aún era una tierra mítica, como demostraría posteriormente Ray Bradbury con sus magníficas Crónicas marcianas, pero hoy ya no lo es. Y en la Tierra, el racismo era cosa común. Además, los extraterrestres que aparecen, no son especialmente originales. Insisto: supongo que en su día sí que lo fueron.

No he leído gran cosa de Weinbaum y no sé si realmente este es uno de sus mejores relatos, aunque pienso profundizar más en su obra para hacerme una mejor idea de lo que publicó, pero en todo caso, intuyo que no lo voy a encontrar un autor apasionante.