El viejo Marte
Ya he comentado alguna
otra vez lo mal que envejecen algunos relatos de ciencia ficción con el tiempo.
Hace poco me leí “Una odisea marciana” (“A Martian Odissey”,
1934), Stanley G. Weinbaum y me sorprendió que este curioso relato hubiese sido
considerado durante muchos años como el segundo mejor relato de la ciencia
ficción (detrás del “Anochecer”, (Nightfall, 1941) de Isaac
Asimov).
La verdad es que el relato
está bastante bien, aunque tampoco es para lanzar cohetes. Es bastante
descriptivo, pero los relatos de Jack Vance, por ejemplo, son bastante más
coloridos. Y creando xenomorfos, Geroge R. R. Martin es un maestro. Cierto es
que en su día fue bastante rompedor en la manera de describir aliens como algo
más de monstruos de ojos saltones (BEMs).
Por otro lado, tiene
algunos detalles que chirrían bastante. El comentario de los “negritos” es
claramente racista y los comentarios sobre los personajes franceses y alemanes
de la expedición a Marte, son bastante manidos y prescindibles, por no decir
que son tópicos.
Así pues, creo que este
relato ha envejecido bastante mal. Supongo que en el 1934, cuando fue escrito,
Marte aún era una tierra mítica, como demostraría posteriormente Ray Bradbury
con sus magníficas Crónicas marcianas, pero hoy ya no lo es.
Y en la Tierra, el racismo era cosa común. Además, los extraterrestres que
aparecen, no son especialmente originales. Insisto: supongo que en su día sí
que lo fueron.
No he leído gran cosa de
Weinbaum y no sé si realmente este es uno de sus mejores relatos, aunque pienso
profundizar más en su obra para hacerme una mejor idea de lo que publicó, pero
en todo caso, intuyo que no lo voy a encontrar un autor apasionante.
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