27 febrero 2007

Correlaciones: Lengua y senilidad

La ciencia ficción ha tratado la lingüística en múltiples ocasiones. Yo mismo ya le dediqué un post al tema. Pero ahora me gustaría analizar el tema desde un prisa distinto: desde el utilitarismo.

¿Para qué sirve dominar diversas lenguas? La verdad es que en el mundo en que vivimos, cada vez más intercomunicado y más globalizado, ello se convierte en una necesidad económica, educativa, social e incluso personal.

Por un lado, cada cual habla la lengua que habla. Por otro lado, en muchos estados conviven varias lenguas (como es el caso de España o en buena parte de los países de la Unión Europea); y además está la cuestión de la lingua franca internacional que, hoy por hoy, es el inglés.

Hay gente que considera una pérdida de tiempo el hablar tantas lenguas. Sin entrar a tratar aquí las enormes ventajas de la diversidad lingüística sólo citaré un ejemplo: es como si alguien se quejase de que hay demasiadas comidas en el mundo y que con un menú homogéneo para todos habría suficiente. Pues sí, suficiente nutricionalmente tal vez, pero qué cosa más aburrida y empobrecedora.

Volviendo a la ciencia ficción y el enfoque utilitarista del aprendizaje de las lenguas, en Lengua materna y en La rosa de Judas de Suzette Haden Elgin, los niños aprenden tantas lenguas como pueden, pues después utilizarán dicha capacidad para adquirir las lenguas extraterrestres del comercio.

En Los lenguajes de Pao, un mundo tradicionalmente oprimido es capaz de liberarse de la tiranía externa que le imponen gracias a la adquisición de varias lenguas especializadas (la de la burocracia, la del ejército, etc) y sacudirse de encima el yugo del dominio extranjero.

En el mundo real, hace unos años, no era raro encontrar anuncios pidiendo ejecutivos que dominasen alguna lengua clásica, como el latín o el griego. Es evidente que quienes lo pedían no pretendían comerciar con el Vaticano. Simplemente estaba en boga la teoría de que quienes dominaban estas lenguas eran capaces de estructurar y ordenar sus pensamientos con más claridad.

Es cierto que cada lengua que hablamos activa unas regiones diferentes del cerebro. Así, un hablante de chino mandarín y uno de italiano, no utiliza las mismas regiones neuronales de su cerebro cuando utiliza sus respectivas lenguas.

Tal vez ello ayude a explicar los resultados de un estudio reciente que ha demostrado que el bilingüismo (o la poliglotia) retarda en unos cuatro años la aparición de demencias seniles en comparación con los hablantes monolingües.

Así pues, aquellos que tengáis la ocasión de vivir en un territorio bilingüe o polilingüe, no seáis estrechos de miras y aprended y utilizad varias lenguas. Vuestro cerebro y vuestra salud a largo plazo os lo van a agradecer.