04 marzo 2020

El hombre en el castillo


Estoy viendo la serie de TV El hombre en el castillo (The Man in the High Castle) y reconozco que me está gustando mucho. En general, estas ucronías “oscuras”, distópicas y bastante deprimentes no me suelen apasionar, pero esta se encuentra muy bien construída.

Leí el libro cuando estudiaba en la Universidad, hace ya casi 30 años, por recomendación de Miquel Barceló (sí, ya sé que puede parecer raro que Miquel Barceló me recomendase un libro de Philip K. Dick, pero os juro que así fue). Ya entonces me gustó bastante. De hecho, es de las mejores ucronías que he leído.

La serie supongo que acabará derivando por otros derroteros, aunque está magníficamente ambientada. Da verdadero pánico pensar en cómo sería hoy el mundo si hubiesen ganado los nazis y los japoneses.

De hecho, los japoneses dan bastante miedo, pero los que me producen pesadillas son los nazis. Tan seguros de sí mismos, tan profundamente inhumanos, tan faltos de piedad o de compasión… Seguro que podemos imaginar cosas peores, pero esta se lleva la palma, estoy seguro.

En todo caso, para los que creen que todo está perdido y que vivimos poco menos que en el peor de los mundos, les recomiendo que vean esta serie para que se den cuenta de que no estamos tan mal. De hecho, puede que sea la época histórica en que mejor vivimos la mayoría de los seres humanos, pese a las guerras, al hambre, a las enfermedades o a las injusticias.

No creo que el siglo XX, por poner un ejemplo cercano, con su gripe española, sus guerras mundiales, sus bombas atómicas y sus dictaduras nazis y comunistas, fuesen mejores que nuestro mundo actual. Tampoco se puede decir que el aire o el agua estuviesen especialmente limpios o que ir a cazar elefantes a África estuviese mal visto, precisamente.

Creo que, a pesar de todo, hemos mejorado mucho en todos los aspectos. Desde luego, queda un largo camino y seguimos estando en peligro como especie. Sigue habiendo armamento químico, bacteriológico y nuclear en grandes cantidades; el cambio climático es una emergencia de primer orden y siguen existiendo dictaduras en el mundo. Los recursos se agotan y, en los países económicamente más desarrollados, parece estar desapareciendo la clase media y el sentido común.

De hecho, en muchas democracias, parece haber un retroceso de los derechos civiles y un aumento de la intolerancia respecto a “los otros”, a “los demás”, pero soy optimista, especialmente cuando pienso que estas cosas tienen solución, aunque sea difícil y que merece la pena luchar por ello.