19 septiembre 2007

Reediciones lucrativas

Estamos viendo últimamente la reedición o la recuperación de algunos viejos clásicos de la ciencia ficción, en especial de autores como Robert A. Heinlein o Isaac Asimov, viejas glorias del género.

Así, La Factoría nos ha ofrecido recientemente algunos títulos de Robert Heinlein como El granjero de las estrellas, Estrella doble, Puerta al verano, La Luna es una cruel amante o Tiempo de amar.

Por lo que respecta a Isaac Asimov, a parte de la reedición de Yo, Robot, por parte de Edhasa, coincidiendo con el estreno de la película homónima, están las reediciones de algunas de sus obras por parte de Plaza y Janés, así como la recuperación de algunos títulos como El fin de la Eternidad (La Factoría) o Bóvedas de acero (Bibliópolis).

A las novelas, cabría añadir los Cuentos completos, publicados en bolsillo por Ediciones B.

En menor medida, otros escritores de renombre, como Robert Silverberg, también han gozado de reediciones recientemente: Alas nocturnas (Edhasa) y Muero por dentro, El libro de los cráneos y Regreso a Belzagor (La Factoría).

En un mercado editorial que funcione, deben existir las reediciones de los clásicos, en especial de aquellos que con el paso de los años se han convertido en verdaderos incunables inencontrables.

Por lo que respecta a Silverberg, es evidente que su reedición está más que justificada debido a la gran calidad de muchas de sus obras. Heinlein, sin llegar a la altura de Silverberg, era también un gran narrador y otro clásico de la ciencia ficción.

¿Y Asimov? Bueno, llegados a este punto no puedo dejar de sonreír. Algunos de los que miraban a Asimov con un cierto desprecio lo han acabado publicando. Y es que el Buen Doctor, aun después de llevar bastantes años muerto, sigue vendiendo bastante bien.

No entraré a valorar las cualidades literarias de Asimov, porque estas cosas siempre suelen traer cola y el debate –en mi opinión- está gastadísimo, pero no deja de tener su gracia la cosa. A fin de cuentas, como reza el dicho, la pela es la pela y el que no corre, vuela.

Lástima que otros autores también muy interesantes no hayan gozado de las mieles de la reedición. Mismamente, la obra corta de Silverberg, o los relatos de Robert Sheckley o incluso los de James Tiptree Jr., que son cada vez más difíciles de encontrar en condiciones de legibilidad mínimamente aceptables.

Pero por desgracia, no parecen gozar de los favores del público “mayoritario” dentro de la ciencia ficción, a lo que hay que añadir que las piezas breves se venden con mayor dificultad que los megatochos bestselleros.

Esperemos que en un futuro no muy lejano, suceda como en el poema de Bécquer y estos autores no sigan esperando indefinidiamente la mano de nieve que sepa arrancarlos del olvido en que ahora se encuentran.