26 agosto 2023

El calor es la pequeña muerte que conduce a la destrucción total

Siempre se ha dicho que la meteorología influye en el comportamiento de las personas y de los animales. Incluso hay un montón de gente que se gana la gente haciendo predicciones con esas cosas. Los meteorólogos, por ejemplo. Y algún jovenzuelo que se dedica a espiar a pájaros y hormigas para prever la llegada de tormentas de nieve.

 

Bromas a parte, el calor influye en el comportamiento humano de manera demostrable y parece que lo hace de manera negativa.

 

Por ejemplo, en verano y cuando hay olas de calor, los crímenes aumentan.

 

En algunos cantones suizos, tengo entendido que los crímenes que se cometen cuando sopla el viento cálido producido por el efecto Föhn, pueden obtener una rebaja de condena a causa de este hecho, que se considera un atenuante.

 

La verdad es que en la ciencia ficción hay al menos un caso en el que se habla de esto. Se trata del relato “Tiernamente Fahrenheit” (o “Afectuosamente Fahrenheit”) (“Fondly Fahrenheit”, 1954), de Alfred Bester, que podemos encontrar recogido en la antología Irrealidades virtuales, publicada en su día por Minotauro.

 

En dicho relato se nos habla de un androide que, cuando se supera una determinada temperatura, se dedica a cometer asesinatos. Se trata de un relato peculiar y está considerado por los críticos como uno de los mejores relatos del género.

 

Naturalmente, a parte del calor, también hay otras condiciones meteorológicas que afectan a las personas. Especialmente se ha hablado del frío, pero a mí me parece más simpático el relato de Bester. Tal vez, porque no solemos darle tanta importancia al calor.

 

Y lo cierto es que debiéramos. Últimamente, no paramos de oír en las noticias que se alcanzan temperaturas récord verano sí, verano también y que no paran de azotarnos olas de calor, cosa que antes era algo poco frecuente. Y lo peor, que esto irá a más, debido al calentamiento global y que la Tierra acabará pareciéndose a Tatooine o a Arrakis.

 

En fin, esperemos que con el aumento de las temperaturas, los móviles no se rebelen contra nosotros y se conviertan en máquinas psicópatas y no paren de hacer sonar reguetón a todas horas. Sería un triste fin para nuestra civilización.