05 septiembre 2008

Correlaciones: Oro

Vivimos tiempos calurosos. El Ártico se convierte en una isla y las grandes potencias sacan los cuchillos para repartirse el pastel, mientras los pobres osos polares se lo miran con tristeza. En el sur, grandes bloques de Antártida se desprenden cada dos por tres y flotan a la deriva.

Pero siempre hay gente que pretende nadar en aguas revueltas y obtener pingües beneficios. Tal es el caso de una empresa canadiense -Barrick Gold- que quiere cargarse el glaciar Pascua Lama, en la región de Atacama, entre Chile y Argentina, a fin de extraer oro de él.

Esta barbaridad me recuerda a dos relatos del autor de ciencia ficción Arthur C. Clarke, que ha explorado la posibilidad de extraer elementos valiosos del agua del mar en "El hombre de cribaba el mar" ("The Man Who Ploughed the Sea", 1957) y en "En mares de oro" ("On Golden Seas", 1987), ambos contenidos en Cuentos del Planeta Tierra.

En el primero, un viejo científico millonario ha conseguido encontrar la manera de cribar literalmente los elementos que se encuentran disueltos en las aguas marinas a fin de separarlos y refinarlos con finalidades mineras.

En el segundo, una parodia sarcástica de la Iniciativa de Defensa Estratégica, nos presenta unos Estados Unidos al borde del colapso financiero debido a su enorme déficit acumulado y la "brillante" idea de su presidenta para solventar el problema a base de extraer oro de las aguas oceánicas.

Especialmente mordaces son los comentarios sobre el oro radiactivo que -total- se almacenará en las cámara acorazadas de los bancos y el pescado hervido, que serviría para paliar el hambre del mundo (¿no sería también radiactivo? ¿se trata de eso, pues?). El humor negro de Clarke en este relato es más que patente.

En fin, pero como siempre, la realidad supera a la ficción. Veremos si Barrick Gold se sale con la suya y se pone a demoler glaciares. Sólo nos faltaba eso para acabar de destrozar los pocos parajes inexplotados de la Tierra.