01 diciembre 2020

Cuánto espacio desaprovechado

Un equipo internacional de astrónomos ha calculado que en nuestra galaxia podría haber hasta 300 millones de mundos potencialmente habitables, a partir de inferencias de los exoplanetas encontrados hasta la fecha.

 

En la novela Contacto (Contact, 1985), de Carl Sagan, llevada al cine por Robert Zemeckis en 1997 y protagonizada por Jodie Foster y Matthew McConaughey, aparece una frase que resume perfectamente el párrafo anterior: “Si solo estamos nosotros, cuánto espacio desaprovechado”.

 

Naturalmente, ello no deja de ser un deseo. Podría haber cien veces esa cantidad y ni un solo mundo habitado como el nuestro o haber cien veces menos mundos y estar la galaxia rebosante de civilizaciones inteligentes.

 

Los mundos habitables similares a la Tierra no son los únicos que podrían albergar vida (inteligente o no). Asimismo, que sean similares a la Tierra no implica automáticamente que contengan vida (inteligente o no). Son condición necesaria, pero no suficiente. Y de hecho, tal vez no sean ni condición necesaria.

 

Por otro lado, en la Tierra, durante cientos de millones de años, la vida no pasó del estadio de los microbios. La vida multicelular es relativamente reciente. Las plantas lo son aún más y de los animales, no hablemos. Las especies antropoides inteligentes son unas recién llegadas y desde la invención del fuego, han pasado solo centenares de milenios.

 

Las primeras civilizaciones humanas tienen menos de 10.000 años y la revolución industrial solo sucedió hace apenas dos o tres siglos. El hombre llegó al espacio hace poco más de medio siglo y desde luego no tenemos naves warp, colonias lunares o marcianas ni mucho menos, federaciones de planetas de otros sistemas estelares. Jamás hemos puesto el pie fuera de nuestro sistema solar y lo máximo que hemos llegado nosotros físicamente es a la Luna. Tal vez pronto, a Marte.

 

Con todo esto quiero decir que quizás las civilizaciones extraterrestres, caso de existir, sean realmente raras o efímeras. Tal vez evolucionen exponencialmente hacia una singularidad tecnológica y desaparezcan del mapa en poco tiempo.

 

Es posible que la vida compleja sea muy rara en la galaxia. A fin de cuentas, la Tierra no es un planeta muy atípico, viendo los exoplanetas encontrados, pero sistemas como el Tierra-Luna, sí que parecen ser excepcionales.

 

Y la Luna podría haber influido notablemente en la aparición de vida compleja en la Tierra. Primero, estabilizando el eje de rotación terrestre, facilitando la existencia de estaciones moderadas climáticamente hablando y después están las mareas, que sin la Luna, serían mucho menores y que pueden haber tenido una importancia capital en la colonización de la tierra firme por parte de las especies marinas originiarias.

 

Es evidente que una civilización únicamente marina es mucho más compleja de desarrollarse tecnológicamente que una en tierra firme, con la posibilidad de usar el fuego y otros artefactos.

 

Las manos han sido capitales en el desarrollo de nuestra inteligencia y de las civilizaciones. De habla de Homo faber, el hombre que fabrica cosas, que construye herramientas. En los océanos, prima la hidrodinámica y las manos serían un estorbo. A parte que encender fuego es bastante complicado.

 

Por ello, la existencia de civilizaciones avanzadas tal vez sea una rareza. Y no nos olvidemos del hecho que las especies dominantes en el planeta, hace tan solo 65 millones de años eran reptilianas: los dinosaurios. Tuvo que caer un señor meteorito para cargárselos a casi todos (sus escasos descendientes son las actuales aves) y dejar paso libre a los mamíferos y entre ellos a los primates antropoides.

 

Después, tuvo que venir una gran sequía en el centro de África para que los humanos decidiesen emigrar y ocupar el globo y con ello, se enfrentasen a nuevos retos y oportunidades que condujeron a la civilización. Si no, tal vez, aún estaríamos tan ricamente comiendo fruta e insectos en la sabana africana.

 

Todo ello nos muestra que la evolución desde los microbios, que parece que surgieron muy deprisa geológicamente hablando, hasta la vida evolucionada inteligente, ha sido casi siempre producto del más puro azar. Solo en tiempos recientes hemos podido empezar a controlar el medio ambiente, gracias a la tecnología e incluso nuestra propia evolución como especie, gracias a la educación y a la ingeniería genética.

 

Tal vez, realmente haya mucho espacio desaprovechado o, simplemente, es lo que debe ser. Puede que poblar el universo de vida inteligente sea nuestra misión cósmica. O tal vez no. Dejo la cuestión para los filósofos del futuro que seguro que si no nos autodestruímos antes, tendrán que tratar esta cuestión tarde o temprano.