03 septiembre 2007

La inmortalidad matemática

Hace tiempo, un amigo me dijo que envidiaba a los matemáticos porque parecían tener línea directa con Dios. Algunos realmente parece que la tengan. Reconozco que las matemáticas me apasionan y que la historia de las matemáticas es una de mis lecturas favoritas.

Me costaría mucho escoger un matemático en particular. Desde el enigmático Fermat, pasando por el prolífico y genial Euler, por el inconmensurable Gauss o por matemáticos como Abel o Galois, que revolucionaron las matemáticas de su tiempo y que murieron tristemente jóvenes.

Uno de los que más han repercutido en la historia reciente de las matemáticas ha sido Riemann y su famosa hipótesis sobre los ceros de la función zeta.

Pero el matemático más peculiar de todos, según mi modo de ver, fue sin duda Srinivasa Ramanujan, que también murió joven y que parecía tener línea directa con una diosa hindú –Namagiri-, de quien decía que recibía sus teoremas en sueños.

Es algo verdaderamente sorprendente. Ramanujan produjo una cantidad asombrosa de resultados matemáticos, algunos de los cuales aún se están analizando. Como matemático era algo atípico, pues no se molestaba demasiado en buscar demostraciones para sus intuiciones, que casi siempre eran ciertas, algunas de las cuales, de una sutileza y complejidad asombrosas.

¿De dónde sacaba Ramanujan sus fórmulas? Es como si pudiese leer un libro celestial en el que estuviesen escritos los grandes resultados de las matemáticas y al que nadie más tuviese acceso. Como otros tantos matemáticos geniales, murió joven y la leyenda acompaña a su nombre.

El matemático es una persona especial. Los hay de muchos tipos, desde luego y no todos obedecen al tópico de personas despistadas o, como diríamos hoy día, friquis, aunque muchos de ellos sí.

Hay que tener una mentalidad especial para poder acceder al libro de las matemáticas. Aunque desde luego, quienes consiguen dejar su huella en él, adquieren un aura de inmortalidad.

Si la Humanidad sigue existiendo dentro de diez mil años en un estado civilizado, no sé si recordaremos quién fue Mozart o Edison, pero de lo que no me cabe duda alguna es de que seguiremos sabiendo quién fue Euclides o Gauss. Tal es la fama que la matemática confiere a sus seguidores.

3 Comments:

At 5:05 p. m., Blogger Pedro Terán said...

Es una idea muy parecida a la que de hecho expresaba Hardy (el "descubridor" de Ramanujan) en su famosa Apología de un matemático: que cuando nadie sepa ya quién fue Esquilo, seguiremos recordando a Pitágoras.

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Y Galois... ¿por qué nadie ha hecho una película millonaria sobre Galois?

 
At 11:57 p. m., Blogger Meister said...

Els matemàtics són d'una pasta especial, d'acord, però el seu sacrifici social i emocional sol ser directament proporcional al seu talent. És una paradoxa que sent profundament antisocials tinguin el reconeixement del gran públic. Cert és també que la major part de matemàtics famosos dels quals recordem el nom es focalitzen en l'antiga Grècia i en els segles XVIII i XIX. Apart d'Einstein (físic), algú recorda algun matemàtic de primer ordre d'últim segle? I dels últims 10 anys?

Certament la glòria és com la justícia, tarda un ou i t'agafa al cementiri.


Salut i pren-te un mojito que ajuda més a ser famós que inventar un teorema matemàtic que tardin 200 anys en demostrar!

 
At 10:48 a. m., Blogger Yarhel (Enric Quílez) said...

Hombre, matemáticos famosos del último siglo los hay: Hilbert, Littlewood, Hardy, Selberg, Erdös, Siegel, Weyl, Turing, Ramanujan, Wiles, Witten, Gödel, von Neumann, Poincaré, Peano, Liapounov, Borel, Lebesgue, Noether, Kolmogorov, Tarski, Schwartz, Bell, Cartan, Mandelbrot, Thom, Connes, Conway, Dyson, Grothendieck, Hadamard, Hausdorff, Julia, Shannon...

 

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