23 marzo 2006

Reflexiones de género

Comentaba César Mallorquí en su blog La Fraternidad de Babel que en España no existe una cierta categoría de lectores, que podríamos llamar medios, imprescindibles para el buen desarrollo de la literatura de género.

A parte de suscribir completamente dicha tesis, me gustaría desarrollar una parte específica de su razonamiento, tratando así de explicar el porqué de esta situación en nuestro país.

Está claro que el lector ideal de género se forja en la juventud, como paso lógico consecuente a lecturas más ligeras como cómic para jóvenes o literatura infantil. En plena adolescencia suele descubrirse la lectura de género. O solía, porque creo que esta es una de las patas que fallan hoy día.

Vivimos inmersos en un mundo lleno de estímulos. Para empezar, la lectura no está muy de moda en nuestro entorno cultural. Consolas de vídeo juegos, móviles, ordenadores, PDA's, internet -con todas sus posibilidades, especialmente el Messenger y la web-, la televisión, el cine, la música actual... Bien es muy difícil competir contra todo eso. En especial porque se trata de fenómenos culturales multisensoriales, que atacan sobre todo a la vista y que entran por ésta, acostumbrando al cerebro a pensar poco.

Incluso el Messenger, que es escrito, está pensado para respuestas más o menos cortas -generalmente abreviadas y crípticas- y sobre todo rápidas. La lectura es justo lo contrario: requiere un esfuerzo mayor que los otros fenómenos culturales contemporáneos. Requiere atención, sosiego e imaginación. Bueno, es evidente que en la era del estrés y de la mediocridad ninguna de esas cualidades abunda por doquier.

Así pues, el primer eslabón de la cadena ya nos falla. Añadámosle que en el siguiente paso -el tránsito a la vida adulta- tampoco las cosas son fáciles, pues ni la literatura de género está de moda en los círculos adultos, ni el tiempo libre le sobra a la gente joven que, o tienen que estudiar duramente o bien suelen tener trabajos temporales mal remunerados con mucha dedicación que no dejan el cuerpo precisamente para lecturas.

Aún así, buena parte de la literatura de género suele contener una componente de evasión importante. ¿Por qué no aprovecharla? ¿Por qué no leer para entretenerse, simplemente, y evadirse un rato de la realidad agobiante?

Yo creo que porque la literatura en nuestro país no goza de esta fama. Más bien tiene la etiqueta de pesada, aburrida, sosa y poco interesante, que no es poco. Así que si no se ha accedido a la literatura de género en la juventud, difícilmente de hará más adelante, pues entonces se corre el riesgo de considerar que este tipo de literatura es algo infantil y, por lo tanto, ya superado.

Así pues, van subiendo generaciones que o bien no leen en absoluto, o bien leen cosas con fama de "cultas" o "serias", ya sea por convencimiento, ya sea porque está de moda. Y por supuesto, están los muchísimos lectores que se dedican sólo a leer los libros de moda (tipo Código da Vinci para entendernos), que muchas veces son puro género, pero que no son interpretados como tales.

Así, un libro que en su día triunfó como El ocho es, en mi opinión, un thriller de literatura fantástica, mientras que obras como Los pilares de la Tierra son claramente un cierto tipo de novela histórica. Obras de género.

Veo difícil solucionar el problema de las nuevas generaciones que suben, pues competir con el mundo multimedia es algo complejo y posiblemente sea una batalla perdida. Por otro lado, establecer una conexión entre la literatura de género y los lectores de edad media madura, tampoco es moco de pavo, pues los esquemas mentales están ya muy fijados y géneros como la ciencia ficción o la fantasía son interpretados más bien como tonterías del espacio o dragonadas.

No obstante tendríamos que analizar otra cuestión ligada a ésta que no deja de sorprenderme: ¿por que ciertas literaturas de género sí están bien vistas y suelen tener muy buenas ventas en nuestro país? Por ejemplo el terror o la novela histórica.

En el caso del terror, posiblemente no se intuye tanto la componente fantástica. Además, no siempre se diferencia mentalmente entre el terror sobrenatural, que entraría dentro de la categoría fantástica, y el terror psicológico o el psico-killer.

La novela histórica tiene mejor fama todavía. En parte por la componente divulgadora de la historia, materia bien considerada en general dentro de los círculos cultos, y porque permite llevar a cabo desarrollos de todo tipo en su seno, desde utilizar la componente histórica como mero paisaje de fondo para desarrollar una novela psicológica o autobiográfica, hasta la novela histórica pura y dura, sin tregua a la imaginación o la improvisación.

Volviendo a la ciencia ficción y la fantasía, chocamos entonces con la idiosincrasia cultural del país. La ciencia no está muy bien considerada, al igual que la fantasía, lo cual no deja de ser chocante, pues son bastante contrapuestas. Así pues, todo el arco que va de la una a la otra, quedan excluidas de la literatura "seria".

No deja de ser ridículo que una sociedad como la nuestra, tan amante y dependiente de todo tipo de gadgets tecnológicos y que presume siempre que puede de algún científico que se ha hecho famoso o de tener un astronauta como Pedro Duque, sea tan poco cienciófila. Supongo que entra dentro del tradicional desprecio por el progreso y la intelectualidad y entronca con el tan nuestro -por desgracia- "que inventen ellos".

En cuanto a la fantasía, en la patria indiscutible del realismo, la novela fantástica es tabú. Nadie lo diría, por eso, porque si entramos en cualquier librería y seleccionamos unos cuantos libros best-seller al azar veremos que, o tratan de especulaciones claramente fantásticas o que desarrollan temas supuestamente serios pero desde puntos de vista que cualquier persona mínimamente culta catalogaría de "fantasiosos". Vaya, que vivir para ver.

3 Comments:

At 12:35 p. m., Blogger Ramón Masca said...

En mi opinión, el lector “medio”, el que suele leer por pura evasión, sin complicarse la vida y ante todo frecuenta la narrativa (y en concreto la novela), lee lo que le ponen delante de los ojos en la librería, lo que le comentan su amigos, de lo que oye hablar en los medios... es decir, lo que el aparato de marketing de la editorial promociona.

Creo que más que una cuestión de “mala imagen” del género es una cuestión de que las editoriales que publican estrictamente género no tienen ese poder de promoción.

Y ahí va el ejemplo por excelencia: todos sabemos que Canción de Hielo y Fuego tiene todos los ingredientes para ser un best seller, una máquina de hacer dinero tan enorme como otros folletines inconclusos de novela histórica que tan bien venden. No hay más que hacer la prueba: pasádsela a alguien que no lea fantasía épica. Al segundo capítulo perdonará que en la introducción se hable de muertos vivientes.

 
At 1:42 p. m., Blogger Enrique Gallud Jardiel said...

Coincido con la opinión anterior. La gente lee lo que le dicen. La ciencia ficción es, quizá, el más completo de los subgéneros: admite todo tipo de temas y muchas otras cosas. Pero precisa de un esfuerzo intenso de concentración por parte del lector. Esta es la causa de su poco prestigio.

 
At 7:01 p. m., Anonymous Anónimo said...

Una pequeña reflexión sobre el lector de genero, en este caso de ciencia ficción, leí a Verne a entre los 10-11 años, no volvi al genero hasta despues de los 20 y muchos años despues sigo leyendo ciencia ficción. ¿Es mi caso atipico? ¿se hace el lector en la infancia? No pasé por el comic, ni la mal llamada literatura juvenil... Quizas estemos hablando simplemente de preferencias y el lector se debe hacer, pero principalmente el lector de genero es aquel que disfruta con lo que lee mas alla de estereotipos...

 

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