18 mayo 2020

Evolución


Si miramos series y películas antiguas de ciencia ficción, podemos ver cómo muchos aspectos tecnológicos, pero también sociales han ido evolucionando tremendamente. Algunos los llaman “envejecer mal”. Veamos algunos ejemplos.

Inevitablemente, los roles dirigentes siempre estaban ocupados por hombres. Las mujeres no pasaban de ser secretarias o diligentes amas de casa. Y todos blancos, por supuesto. Además, muchos eran militares y casi todos fumaban. Hoy día, molesta ver una película en la que aparezca gente fumando. Nos choca casi tanto como si se estuviesen inyectando heroína (bueno, quizá me he pasado un poco).

Un ejemplo característico que se suele poner es la serie Star Trek. En la Serie Original, en el puente de la Enterprise, aparece una mujer negra (Uhura), un oriental (Sulu), un ruso (Chekov) y un medio alien (Spock). Eso sí: el capitán es un hombre, blanco, americano y del centro del país, donde residen las esencias patrias. Y los malos son klingons (negros, por aquel entonces) y los romulanos (de aspecto oriental, a pesar de que estaban inspirados en los romanos).

El creador de la serie, Gene Roddenberry quiso que el segundo de abordo, Número Uno, fuese una mujer, pero el horno no estaba para bollos y no le dejaron. De hecho, aún no se entiende como el primer beso interracial de la historia de la televisión, entre el capitán James T. Kirk y la teniente Nayota Uhura, pasó la censura.

La cosa evolucionó y en La Nueva Generación había más mujeres. Por ejemplo, la doctora Beverly Crusher o la consejera Deanna Troi, con rango de comandantes. El ingeniero jefe (Geordi LaForge) era negro e invidente (bueno, más o menos) y el capitán, santo cielo, era francés… ¡y calvo!: Jean-Luc Picard.

En Espacio Profundo Nueve el comandante de la Estación es negro (Benjamin Sisko) y el segundo de abordo, una mujer (Kira Nerys). Y en Voyager, el capitán es una capitana (Kathryn Janeway). Incluso en Discovery aparece un ingeniero jefe (Paul Stamets) y un médico (Hugh Culber) que son homosexuales y pareja, cosa que unas décadas antes hubiera sido impensable. En La Nueva Generación lo intentaron en un capítulo, pero la cosa no acabó de funcionar.

Actualmente, en las series de ciencia ficción, el tema racial no es un problema y las mujeres abundan en los puestos directivos y de responsabilidad. Algo hemos ganado. Posiblemente más que en el mundo real.

Otra de las cosas que no ha envejecido nada bien es la tecnología. En las series antiguas, los ordenadores eran unos mamotretos mastodónticos y prismáticos enormes, que consumían un montón de energía y tenían unas consolas con un montón de lucecitas que se parpadeaban enloquecidamente.

Hoy en día, todo el mundo tiene en su bolsillo un smartphone que deja a esos ordenadores en pañales y que además hacen las veces de tricórders: con cámaras fotográficas, de vídeo, acelerómetros, giróscopos, GPS, etcétera.

¿Y los robots? Hemos pasado desde modelos como el Twiki de Buck Rogers o el Robbie de Planeta prohibido, a androides como Data (Star Trek) o la nueva generación de cylons antropomorfos de Battle Star: Galactica, aunque en esto hay que reconocer que Isaac Asimov ya se adelantó con su magnífico R. Daneel Olivaw.

En fin, que ha llovido mucho en los últimos años y más que lloverá. ¿Qué cosas que hoy nos parecen normalísimas se verán como algo exótico o incluso aberrante en el futuro? Espero poder verlo.