16 enero 2007

El universo mestizo

Reconozco que soy un forofo de la serie de ciencia ficción norteamericana Star Trek. Se le pueden poner muchos peros a la serie: que si es muy yanky, que si últimamente es poco comprometida en la lucha por ciertos valores, etc. Pero si analizamos su larga trayectoria, tiene puntos muy interesantes.

Ya en la serie original, en plena época de conflictos raciales, cuando comenzaba a estar en boga la liberación de la mujer y los negros y otros colectivos no WASP luchaban por sus derechos civiles, los chicos de Roddenberry pusieron en el puente del Enterprise a una mujer negra en un puesto mando. Desde luego que había otras mujeres en la nave, pero ésta ocupaba un puesto importante.

La actriz que protagonizaba a la teniente Uhura comentaba en una entrevista que estaba planteándose el abandonar la serie y que se encontró con Martin Luther King. Éste se horrorizó ante la idea de que dejase la serie y le dijo que era importantísimo que una mujer negra estuviese en el puente del Enterprise, porque era un ejemplo de por lo que él estaba luchando.

Y ciertamente, Nichelle Nichols (Uhura) sirvió de inspiración a muchas chicas negras que querían abrirse paso en un mundo predominantemente blanco. Tal fue el caso de la actriz Whooppi Goldberg, que también tuvo un papel interesante a bordo de la nave estelar Enterprise de la Nueva Generación.

El caso de Nichols fue paradigmático. En uno de los capítulos, el capitán Kirk (William Shatner) y Uhura se besan. Al parecer fue el primer beso interracial de la televisión americana. Y no pasó nada. Tal era la fuerza de esta serie entre sus seguidores que un señor comentaba: “En aquella época que un blanco besase a un negro no estaba bien visto. Pero si un chico del medio oeste como el capitán Kirk besaba a una preciosa chica negra, no podía estar mal”. Lo que hace la televisión.

En el puente de la serie original convivían armoniosamente blancos, negros, orientales y ¡hasta rusos! lo cual debió ser un shock tremendo para la mentalidad de muchos que recién acababan de salir de la caza de brujas de McCarthy.

Pero razas aparte, otro de los elementos interesantes de Star Trek ha sido la interracialidad, el mestizaje. Así, algunos de los personajes más emotivos y fuertes de La Nueva Generación, Espacio Profundo 9 o Voyager han sido personajes mestizos.

Así tenemos a la consejera Troi, medio humana, medio betazoide; al hijo de Worf, en parte humano, en parte klingon, al igual que la teniente maqui B’Elanna Torres. En la propia serie original, el archiconocido Spock era mitad vulcano, mitad humano.

En uno de los episodios más emotivos de La Nueva Generación, Worf se enamora de una chica mitad klingon, mitad romulana, lo que para alguien tan intransigente con los romulanos como Work es todo un hito.

O el caso de la hija de Gul Dukat, en Espacio Profundo 9, mitad cardasiana, mitad bajorana. O la comandante Sela, mitad humana, mitad romulana. La lista sería inacabable.

Star Trek ha explotado el mestizaje hasta límites insospechados y ha hecho de ello bandera, destacando los elementos comunes y diferenciales por igual.

Por desgracia, Star Trek no ha ido mucho más allá en otros temás más polémicos. En Espacio Profundo 9 pone a un negro al mando y en Voyager a una mujer. Pero todos son muy formalitos. En Enterprise, por ejemplo, una precuela que se desarrolla en el universo pre-Federación, el jefe vuelve a ser un americano blanco.

Tal vez la revolución más destacada fuese poner al mando del Enterprise a un francés calvo –Jean-Luc Picard- para mí, el mejor actor de todas las sagas.

Pero siguen sin atreverse a poner personajes homosexuales que en situaciones de normalidad, o a musulmanes, por poner un par de ejemplos. Algunos temas, me temo, son demasiado peliagudos todavía para Hollywood.