29 julio 2008

El eterno ritornello

Acabo de leer una entrevista a Miquel Barceló en Babelia bastante interesante en la que insiste en algunos de los temas de discusión clásica sobre la ciencia ficción. Uno de ellos, que yo llamo el eterno ritornello, porque va y viene continuamente, es la supuesta crisis que atraviesa actualmente el género.

Según Barceló, la ciencia ficción ha muerto de éxito. Tras la desaparición de la generación de los clásicos (Asimov, Clarke, Heinlein, Lem, Zelazny, Dick, etc.) y la senectud de los pocos "maestros" que aún quedan (Aldiss, Pohl, Harrison, Ballard), la ciencia ficción ha alcanzado la madurez.

De hecho, ha tenido tanto éxito que ha trascendido el género y es utilizada como temática habitual por parte de escritores de fuera del género (lo que se conoce en el mundillo como mainstream, o corriente principal).

A esto hay que sumarle dos importantes fenómenos adicionales: el éxito rotundo que está viviendo la fantasía en la actualidad, con autores como George R. R. Martin o Andrzej Sapkowsky y la pérdida de interés en la ciencia ficción por parte de jóvenes y no tan jóvenes.

El primer fenómeno es bastante evidente. Un autor de ciencia ficción clásica como Martin está arrasando con sus obras de fantasía, concretamente con La canción de hielo y fuego. El polaco Andrzej Sapkowsky está teniendo también una gran repercusión con las historias del mago Gerald de Rivia y otros autores, a caballo de la ciencia ficción y la fantasía, como Ursula K. LeGuin, parecen haberse visto abocados casi exclusivamente a esta última.

No perdamos de vista que incluso una autora de ciencia ficción reciente y de gran éxito como Lois M. Bujold y su serie de space opera militar de Vorkosigan, parece haberse decantado también por la fantasía.

Por otro lado, el futuro ya no es lo que era. ¿Qué interés tiene hablar de gadgets tecnológicos futuristas si la realidad los acaba dejando obsoletos en pocos años? La gente no está interesada en la ciencia ficción en parte porque ésta no se diferencia excesivamente de la realidad.

Asimismo, los principales consumidores tradiciones de ciencia ficción, los jóvenes, dedican su tiempo a navegar por internet o a ver la televisión y cada vez leen menos, cosa que también sucede con gente de edad más madura.

Por si fuera poco, en el caso de España, el mercado sale de una saturación de títulos para entrar en una cierta crisis que hace que las grandes editoriales, que buscan beneficios rápidos y jugosos, estén desinvirtiendo en la ciencia ficción, mientras que las editoriales pequeñas y medianas parecen haber encontrado un nicho de mercado aceptable.

Como consecuencia de ello, cuesta que lleguen al mercado español los nuevos autores que están surgiendo en otros países, por lo que se tira de reediciones de clásicos o se apuesta por valores más o menos consolidados.

Todo esto le lleva a la pesimista conclusión que la ciencia ficción está de capa caída y que esta vez las cosas están más difíciles que en situaciones parecidas.

En mi opinión, el análisis es bastante certero. Yo añadiría que las temáticas clásicas de la ciencia ficción están bastante agotadas. Tanto la ciencia ficción hard como la soft han explotado mil y una vez los mismos filones. El cyberpunk no deja de ser una especie de tecnothriller y las obras que analizan el futuro cercano cada vez pueden considerarse menos ciencia ficción.

No parecen surgir nuevas tendencias dentro del género, más que el tan cacareado mestizaje de géneros que no es, sino a mi modo de ver, la disolución de las esencias de la ciencia ficción en algo que no es propiamente ciencia ficción. No tengo nada en contra, pero creo que trasciende el género y no puede incluirse propiamente en él.

Así pues, si los nuevos autores apenas nos llegan y el género parece estancado, si cada vez nos queda menos tiempo para leer y las grandes editoriales abandonan el barco, no veo el futuro del género muy halagüeño.

Por otro lado, está quien cree que en el siglo XXI se dará la verdadera eclosión de la ciencia ficción, al ser sus planteamientos plenamente aceptados dentro de la corriente general. La muerte por disolución, vaya. El tiempo lo dirá.