11 marzo 2009

Del 2001 al 2009

Aunque la ciencia ficción es mucho más que simple prospectiva futurista, hay que reconocer que algunas obras del género rompen moldes y nos acercan al futuro mucho más de lo que incluso la realidad se entozudece en mostrarnos.

Tal es el caso de 2001. Una odisea en el espacio, obra maestra cinematográfica de Stanley Kubrick, novelada por el escritor Arthur C. Clarke que, de un plumazo y como quien no quería la cosa, nos mostró algunos de los logros de principios del siglo XXI como algo realmente natural ya por aquel entonces.

Me refiero a cosas como una estación espacial habitada (por cierto, de una tecnología muchísimo más avanzada que la ISS actual, pues gracias a su carácter rotatorio era capaz de simular una cierta gravedad artificial), pantallas planas, máquinas sofisticadísimas de inteligencia artificial (Buenos días, Dave. ¿Una partidita de ajedrez?), máquinas que leen los labios o videoconferencias.

Aún nos queda por conseguir una nave interplanetaria más o menos efectiva, una base lunar permanente, una verdadera estación espacial, vuelos rutinarios a ésta, un HAL que cante 'Daisy, Daisy' y unas cuantas cosillas más.

Las películas de ciencia ficción de hoy en día parece que a lo máximo que llegan es a diseñar una interface basada en mover las manos en el aire como si tuviésemos espasmos, cosa que ha sido más o menos copiada por alguna marca de sistemas operativos para ofrecernos entornos gráficos supuestamente avanzados. En fin...