19 marzo 2020

Emergencia climática y cli-fi


La ciencia ficción ha tratado sobremanera los holocaustos climáticos de la Tierra. Muchos son los relatos, novelas y películas sobre el tema. También lo he comentado alguna vez en este blog.

Por desgracia, el tema no solo sigue candente sino que está empeorando. Los científicos climáticos, cada vez que calculan cuánto subirán las temperaturas a final del siglo XXI o la elevación del nivel de los mares, dan una cota peor.

Es cierto que hacer este tipo de previsiones, basadas en modelos imperfectos e ingentes cálculos masivos en superordenadores, tiene su riesgo y no podemos esperar predicciones exactas, ni mucho menos. Pero almenos, sí que nos vamos a poder hacer una idea más o menos precisa de lo que se nos viene encima. Vaya, aquello de saber de qué tenemos que morir.

Como decía, la ciencia ficción ha tratado el tema con menor o mayor acierto. Entre lo primero, películas como El día de mañana (The Day After Tomorrow, 2004), dirigida por Roland Emmerich, con una glaciación súbita debida a la interrupción de la corriente cálida del Golfo, bastante exagerada, en mi opinión.

También hay mucha literatura sobre el tema: Señales de lluvia (Forty Signs of Rain, 2004), de Kim Stanley Robinson; El mundo sumergido (The Drowned World, 1962), de J. G. Ballard; Las torres del olvido (Drowning Towers, 1987), de George Turner; Hierba (Grass, 1989), de Sheri S. Tepper; Estado de miedo (State of Fear, 2004), de Michael Crichton, donde muestra una posición crítica con el consenso científico acerca del cambio climático antropogénico; El año del diluvio (The Year of the Flood, 2009), de Margaret Atwood o Solar  (Solar, 2010), de Ian McEwan.

De hecho, incluso se habla de un subgénero dentro de la ciencia ficción: la ficción climática (cli-fi), cosa que no me extraña, dada la profusión de materiales sobre esta temática y el interés que suele suscitar, a veces casi morboso.

Y desde luego, no puedo dejar de citar, irónicamente, el que me parece a mí, el libro cli-fi más antiguo y potente que conocemos: el Apocalipsis o Libro de las Revelaciones, atribuido a San Juan. Difícilmente superable.