06 septiembre 2007

Superstición

Aunque parezca mentira, estamos en el siglo XXI. Después de dejar atrás un siglo lleno de atrocidades, pero también de espectaculares avances en la ciencia y en la tecnología, aún me sorprende leer en la prensa determinadas noticias tan ligadas a la superstición.

La primera de ellas tiene que ver con el mítico triángulo de las Bermudas, sobre el que se han escrito multitud de libros y sobre el que se han llegado a afirmar cosas verdaderamente estúpidas, como que las misteriosas desapariciones de barcos y aviones estaban producidas por una pirámide submarina de origen extraterrestre o un resto de la Atlántida.

No hay como utilizar la estadística para darse cuenta de que, en realidad, en el misterioso triángulo de las Bermudas no se producen más accidentes marítimos o aéreos que en otras regiones similares del planeta.

Al parecer todo es una invención de Vincent Gaddis, quien publicó un artículo en la conocida revista de ciencia ficción americana Argosy en 1964. Posteriormente, Charles Berlitz popularizaría este tema en su best-seller El triángulo de las Bermudas. Y de aquí, toda una serie de artículos y libros en retroalimentación, que han hecho crecer el mito.

Pasa un poco como los míticos libros de Lobsang Rampa y el Tíbet. Años después de su publicación se descubrió que Rampa –que en realidad era británico y se llamaba Cyril Henry Hoskin- no había estado jamás en el Tíbet, ¿pero creéis que a sus seguidores les importó lo más mínimo? No dejes que la verdad te estropee un buen negocio…

Claro que la segunda noticia que leí ayer me dejó todavía más sorprendido, ya que conjunta la alta tecnología aeronáutica con la superstición religiosa más rancia. Al parecer, Nepal Airlines ha tenido que inmolar –sí, sí, inmolar, sacrificar a los dioses- dos cabras y untar su sangre en un Boeing 757 para conjurar una mala racha de averías.

No os penséis que la cosa es gratuita. Al parecer, al ingeniero jefe se le apareció el dios nepalí Kal Bhairab, quien le ordenó el sacrificio para aplcar su ira. Quién sabe que había hecho el pobre avión para provocar la ira del dios.

Me parece más civilizada la medida de rociar con agua bendita los coches o de lanzar una botella de champagne contra un barco antes de botarlo. Y si no, que se lo pregunten a las pobres cabras.

La noticia contenía más detalles folklóricos, pero creo que con lo explicado os hacéis una idea de cómo funcionan las cosas por ese rincón de mundo.

Por este lado, algún piloto de Fórmula 1, como Robert Kubica, lleva en su traje una foto dedicada del papa Juan Pablo II. Al parecer, este señor cree que una intervención milagrosa le salvo de sufrir daños en un aparatoso accidente que sufrió en el Gran Premio de Canadá. El Vaticano lo está investigando. Ya veis, aquí no sacrificamos cabras, pero tampoco andamos tan y tan lejos.

3 Comments:

At 10:14 p. m., Blogger francissco said...

No,no parece que estemos muy lejos. Hoy jueves, en el telediario de Antena3 que quizá hayas visto, han sacado en primera plana otro de los atentados intelectuales en forma de libro que de vez en cuando comete el inefable Javier Sierra del Más Allá.

Una de las lindezas es que la disposición de los personajes de las meninas de Velazquez sigue la de cierta constelación, jeje.
Saludos

 
At 12:27 p. m., Blogger Kaplan said...

Pr ser fiel a la verdad:

http://www.elmundo.es/elmundodeporte/2007/07/21/motor/1185003941.html

Es decir, que creo que deberías cambiar el último párrafo, porque es más bien al contrario.

 
At 8:40 p. m., Blogger Meister said...

Robert Kubica va sobreviure gràcies al déu HANS (head and neck support), sistema implantat el 2003 per evitar lesions cervicals als pilots. Tota la humanitat prové d'unes tradicions religioses molt fortes i arrelades i la mentalitat no va acorde amb el desenvolupament tecnològic i científic. Així doncs, accions com les cabres o les tonteries que explica l'església sobre les últimes veritats científiques (no oblidem que per ells el conte d'Adam i Eva és veritat absoluta) són un entreteniment més a competir amb El Jueves.

Cuida't!

 

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