16 noviembre 2020

Caliagnosia

Recomendaba hace poco el incombustible y siempre interesante Sergio Parra en su canal Baker Café, la novela corta de Ted Chiang: “¿Te gusta lo que ves? (Documental)” (“Liking What You See: A Documentary”, 2002), contenido en su maravillosa recopilación de relatos La historia de tu vida (Stories of Your Life and Others), como ejemplo de cómo la gente discrimina a sus semejantes en función de si son guapos o feos.

 

Se trata de un relato narrado como si fuese el guion de un documental acerca de la Caliagnosia, un supuesto tratamiento mental que permite alterar el cerebro de manera que este no perciba la belleza o la fealdad de los rostros humanos.

 

En el mundo de la Caliagnosia (que significa agnosia de lo bello; agnosia es algo así como no percepción, no conocimiento) hay individuos que tienen este sistema activado desde pequeños por decisión de sus padres y cuando son mayores de edad, pueden decidir si lo mantienen o lo desconectan. Algunos lo mantienen y otros no. Y algunos prueban y después vuelven a su estado inicial.

 

El relato es profundamente reflexivo. No te atrapa, no narra una aventura, pero te hace pensar bastante en qué entendemos por gente guapa y gente fea; cómo los promocionamos o discriminamos negativamente; cómo interactuamos con ellos y cómo sería el mundo con este sistema, si no hubiese prejuicios.

 

La verdad es que el relato te va posicionando ora a favor, ora en contra y vas dando continuamente bandazos. De todas maneras, más que una posición concreta, lo interesante son las reflexiones acerca de la caliagnosia que se hacen.

 

Mi postura personal es que aunque este sistema, aparentemente podría ser interesante para luchar contra cierto tipo de prejuicios, prefiero la educación, que es algo que respeta más la libertad individual, que no “cegar” la belleza o la fealdad de los rostros de nuestros semejantes.

 

Por otro lado, una de las reflexiones que se hacen es la de que vivimos en una sociedad tan políticamente correcta, que llegará un día en que cualquier prejuicio estará mal visto. Esto, que aparentemente sería muy deseable, podría convertirse en un verdadero infierno.

 

Imaginad: ni una sola palabra fuera de lugar, nada de chistes, ni humor (siempre resulta ofendido alguien), las películas antiguas y las novelas deberían ser refilmadas/reescritas o directamente censuradas para no molestar a nadie… De hecho ya estamos yendo hacia ese mundo hipercorrecto que a mí, particularmente, me molesta hasta la náusea.

 

Si alguien criticó esto con mordacidad, fue Alex de la Iglesia en su magnífica película Acción Mutante (de la que hablaré próximamente), en la que se nos muestra una insurrección de gente fea, tarada y deforme en contra de un mundo insulso, lleno de pijos, guapos y ricos.