Correlaciones: Lifewired
Hoy aparece en la prensa un estudio según el cual casi la mitad de los jóvenes que viven en una ciudad como Barcelona abusan del chat, llegándose a conectar unas 16 horas semanales. Esto, la media, que seguro que los hay que se pasan todo el día enganchados.
¿Estamos produciendo una generación de cyberconectados? ¿Es eso muy problemático? ¿Se diferencia mucho de pasarse el día enganchados a la televisión?
La verdad es que las televisiones suelen sacarle bastante el jugo a todos estos informes. Todo lo que asocie internet con algo malo, obtiene rápidamente su crédito y es difundido a los cuatro vientos. El motivo es bien simple: internet es el principal competidor de futuro que tienen y sus audiencias no hacen sino bajar conforme servicios como el Messenger, bullen de actividad.
El estudio no se limita al chat, ya que los jóvenes reconocen que también abusan del mail y de los videojuegos. Un bonito panorama.
Hay todo un subgénero de la ciencia ficción que trata de estos fenómenos: el cyberpunk. Naturalmente, la mayor parte de los no “iniciados” en el mundillo, descubren los problemas ahora. Tal vez si leyesen un poco más de literatura especulativa, el toro no les hubiera pillado.
Pero volviendo al tema, ¿qué problemas y qué ventajas ofrece esta situación? Los problemas son claros: problemas de socialización, exceso de individualismo, disminución del rendimiento escolar, fatiga, etc.
¿Hay ventajas? Bueno, todo depende de lo que entendamos por ventaja. Si lo que queremos es producir una generación que encuentre guay que les injerten un chip para tenerlos controladitos o que les taladren el cráneo para poder acceder mediante una interface neural a sistemas cibernéticos, pues entonces es una ventaja, claro.
A mí, por eso, me siguen recordando a los Borg, esos seres cibernéticos de Star Trek, mitad orgánicos, mitad máquinas, consumidores terminales de toda tecnología y enlazados mediante una sofisticada interface a una mente-colmena.
Es lógico que la globalización cultural se abra paso a marchas agigantadas. Existe ya una cybercultura común en todo el mundo, desde el Tíbet hasta Nueva York, pasando por España. El mail, las webs, los blogs y los flogs, el Messenger, el chat, el móvil, los servidores de mp3, YouTube, Google… y todo interconectado formando una especie de papilla mental por la que es muy difícil navegar si uno no le dedica su tiempo.
Tal vez se esté abriendo una brecha tecnomental insalvable entre las viejas y las nuevas generaciones. Dudo que la inmensa mayoría de padres sepan en qué gastan el tiempo sus hijos, con quién se relacionan, qué compran o qué ven en la red. La verdad, es que a la mayoría ni les importa. Y debiera.
1 Comments:
Coincido en lo que dices, Cyber. Quién mejor que tú con tu nick para opinar sobre el asunto ;) Y es verdad que hubo una época en que muchos de nosotros estábamos verdaderamente enganchados: a mí me pasó con el chat hace ocho años.
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