13 diciembre 2005

Anochecer: un clásico asimoviano

Introducción

Durante años, muchos aficionados al género lo consideraron y votaron como el mejor relato de ciencia ficción de todos los tiempos. Me estoy refiriendo, naturalmente, a "Anochecer" (Nightfall, 1941) de Isaac Asimov.

También estoy convencido de que si hoy se repitiesen las votaciones, las preferencias del público se habrían desplazado, muy probablemente, hacia otro autor y una manera de escribir bastante diferente. A fin de cuentas, los tiempos cambian. Pero esa es otra historia, me centraré en esta entrada en comentar "Anochecer".

Se trata de un relato enmarcado en una tendencia generalizada de la época, en plena II Guerra Mundial, con los nazis en su apogeo militar, de carácter catastrofista o, incluso, de fin del mundo.

A lo largo del relato, muchos son los elementos que confirman esta afirmación y los "Ejércitos de la Noche" que en él aparecen podrían muy bien ser los enemigos del saber y de la paz, fácilmente indentificables con el III Reich de la época.

Es interesante observar que para Asimov, estos "Ejércitos de la Noche" se mantuvieron con el tiempo y, a diferencia de muchos otros contemporáneos suyos, nunca fueron los comunistas, sino la ignorancia, a la que el autor combatió en múltiples y variados ensayos a lo largo de su vida oponiéndose a los creacionistas, la astrología, la superchería, la escalada armamentística, la superpoblación o la marginación de la mujer, por ejemplo.

El relato

"Anochecer" se basa en una cita de Emerson por encargo del editor de Asimov, J.W. Campbell:

"Si las estrellas despuntaran una noche cada mil años, ¿cómo creerían y adorarían los hombres, cómo conservarían durante muchas generaciones la remembranza de la ciudad de Dios?"

Sobre una premisa tan simple, Asimov construye su relato. En él, un mundo con una civilización con un nivel tecnológico similar al nuestro en que siempre permanece en el cielo algún sol, no conoce la oscuridad. Pero cada muchísimos años se produce una conjunción astral en que la luz solar desaparece y se hace la oscuridad, con la consecuente aparición de las estrellas.

Asimov especula sobre cuáles serían los efectos psicológicos de la oscuridad sobre una civilización que la desconoce por completo y lo hace creando una sociedad extraterrestre creíble, aunque con alguna discordancia. Por ejemplo, en ella, se desconocen los sistemas de iluminación, cosa factible, pero no lo es tanto que la civilización haya prosperado en un día eterno, en el que el fuego no haya sido un elemento básico para dar luz y calor y, al mismo tiempo, se haya podido desarrollar una civilización tecnológica.

En la historia, un suceso muy improbable (la oscuridad total) acaba teniendo una gran trascendencia. Posteriormente, Asimov acabaría analizando este tipo de posibles catástrofes en un conocido libro titulado Las amenazas de nuestro mundo, también desde una óptica probabilista.

En el planeta de "Anochecer", al desconocer la oscuridad por tener un día perpetuo, no hay necesidad de sistemas de iluminación artificiales, cosa que propiciará el desastre con la llegada de la noche. Asimov tiene bastante cuidado en desarrollar todas las consecuencias lógicas a la hora de construir un entorno creíble, aunque alienígena.

La historia es contada a través de los ojos de un psicólogo y de un periodista, a pesar de que los teóricos protagonistas son los científicos y los fanáticos religiosos. En cierta manera, es como si utilizase una profesión a medio camino entre la ciencia pura y las humanidades para lograr una perspectiva más amplia de todo el panorama que desarrolla.

Literariamente, el relato es algo aburrido. Es cierto que expone una gran idea, pero la transmite de manera algo confusa. Algunos pasajes cercanos al clímax no acaban de entenderse del todo y el tempo, llegado a ese punto, es algo irregular.

Hay que diferenciar entre primera y segunda lectura. En la primera, posiblemente predominará el sentido de la maravilla que nos hará pasar bastante por alto algunos de los fallos de la narración. Pero una atenta segunda lectura, los desvelará.

Esto no resta valor al relato. Sencillamente, en aquella época no se estilaba escribir ciencia ficción de otra manera y Asimov siempre ha sido muy directo y simple a la hora de narrar.

Rasgos del autor

En la narración podemos apreciar ya algunos de los rasgos propios del autor como persona que con el paso de los años se irían acrecentando y transmitiéndose igualmente a sus personajes.

Por un lado, algunos personajes destilan ingenuidad. Tal es el caso de la palabra de honor dada por el fanático. ¿Alguien mínimamente suspicaz creería en ella?

Por otro lado, la fobia a la oscuridad es retratada con profusión de detalles. Asimov debía ser ya bastante aprensivo a sus 21 años y supongo que debía tener ya bastante desarrollada su acrofobia (miedo a las alturas) y su temor a viajar. Es por lo tanto normal que transmitiese su experiencia personal a la narración.

También la batalla entre ciencia y religión, o más bien, entre ciencia y superstición fanática ya estaba presente en él en aquella época y será el argumento central entorno al que girará todo "Anochecer".

La ciencia contra la oscuridad: una metáfora Conocimiento versus Ignorancia

Se ha dicho muchas veces que Asimov no era capaz de hacer una metáfora. Yo creo que se trata de una afirmación exagerada. Que su estilo simple y directo triunfase tanto en la ciencia ficción que escribía, como en sus ensayos divulgativos, creo que le llevó a seguir por ese camino. No obstante, opiniones personales a parte, aquí tenemos una importante metáfora: la del anochecer y el posterior caos como una amenaza que la ignorancia y la superstición tienden sobre nuestro mundo y que pueden destruirlo.

Es también una metáfora de la lucha entre el saber científico y el dogma religioso. Los "Ejércitos de la Noche" ("The Army of the Night") son aquí la superstición religiosa sacada fuera de su contexto. Es cierto que las fuerzas de la oscuridad podrían representar a los nazis, pero Asimov va más allá y engloba en ese ejército a todos quienes difunden saberes no científicos.

De hecho, en cierta manera, no podemos decir que Asimov fuese exactamente en contra de la religión. De la misma manera que ataca los fraudes pseudocientíficos a lo largo de toda su vida y a todas las cosas que no son ciencia pero que quieren cubrirse con el prestigio que otorga la ciencia, robándole sus atributos superficiales, también critica el uso exacerbado que se hace de las religiones, sobre todo cuando están inspiradas en libros muy simbólicos que no hablan con claridad. En este caso cita "El libro de las revelaciones", que no es sino la traducción literal de "Apocalipsis", uno de los más conocidos libros del Nuevo Testamento, escrito en algo que parece una especie de clave. En el libro de las revelaciones del texto, Asimov atribuye la escritura de dicho libro a los restos de civilizaciones desmoronadas, formadas por viejos, niños y locos.

En definitiva, es una condena al fanatismo religioso y a la intolerancia de todo tipo. Si los Ejércitos de la Noche triunfasen, sobrevendría el miedo, la destrucción de la civilización y, finalmente, la locura, tal como sucede en el relato.

En la narración se confrontan los dos tipos de fe: por un lado, la fe ciega del creyente, por el otro, la fe del científico en las leyes del universo, siempre basada en una evidencia empírica y sujeta a constante revisión.

Asimov atribuye a los científicos del relato el atributo del pragmatismo ("no intentéis fotos artísticas con más de una estrella", pues creían que las estrellas eran pocas).

Así pues, los científicos intentan preservar el saber de la destrucción. Esta idea la encontramos también en su ciclo de las Fundaciones en que unas entidades creadas por el psicohistoriador Hari Seldon tratan de salvar el conocimiento del decadente Imperio Galáctico para evitar un caos interminable. En "Anochecer" algo parecido tratan de hacer los universitarios, pues saben que cuando caiga la noche, las turbas convertirán en fuego todo el papel y con él arderán montañas de conocimientos.

Esos libros que arderán, podrían transmitir el saber entre dos ciclos, pero al ser quemados se pierde la posibilidad. Asimov podría estarse inspirando aquí en la quema de la Biblioteca de Alejandría y la posterior llegada de las edades oscuras (la Edad Media).

Otro punto a resaltar es el del fin del centrocentrismo. Cuando un astrónomo sugiere que hay más estrellas y mundos, afirma que eso hará perder importancia y que el hombre ya no será el centro del Universo. Es, en cierta manera, un anuncio del Renacimiento, suponiendo que todo el saber no se pierda.

Los astrónomos son valientes: quieren fotografiar el mismísimo fin del mundo y legárselo a sus posibles sucesores, mientras que los fanáticos sólo buscan la destrucción y un fugaz reinado del terror, del que sólo surgirán cenizas.

El mundo científico

Asimov retrata el mundo científico que conoce y lo plasma sobre "Anochecer". El relato habla de astrónomos, psicólogos y otros científicos. El científico joven (con el que supongo que se identificaría el autor en aquella época) es más experimentador y corre riesgos; en cambio, el científico mayor es más teórico y conservador e incluso alguno es retratado como poco menos que senil.

También explica cómo el mundo científico ha llegado a la deducción de la ley de la gravitación universal. Incluso en un mundo sin estrellas, las leyes naturales pueden ser deducidas en un lapso de tiempo razonable.

Asimov afirma en otro libro, en este caso de ensayo científico, (La tragedia de la Luna) que un universo muy simple habría sido comprendido antes. El universo de "Anochecer" tiene unos cuerpos celestes nítidos y con movimientos definidos y estudiados. De esa manera son capaces de predecir el anochecer.

Otra cuestión interesante es la colaboración entre diferentes disciplinas, en una época en que el saber científico no estaba tan superespecializado como ahora. Así, se deducen los resultados de la oscuridad, primero reproduciéndola artificialmente y por otro lado, estudiando restos arqueológicos de anteriores civilizaciones, todas las cuales sucumbieron al fuego. Es la combinación de arqueología, historia, psicología y astronomía la que resuelve el puzzle antes de que el gran evento se produzca. Es un triunfo de la ciencia, pero también lo es del mundo científico cuando colabora. Esto nos indica que Asimov ya opinaba en aquella época que el generalismo es mejor que la superespecialización en la ciencia, cosa que predicó con el ejemplo escribiendo sobre multitud de temas a lo largo de su carrera.

Algunas influencias

Sin lugar a dudas, una de las influencias más notables en Asimov en lo que a este relato se refiere, es la teoría cíclica de las civilizaciones de Arnold J. Toynbee. Éste creía que las civilizaciones se desarrollan en función de los retos que se les plantean y que cuando no pueden superarlos, decaen. Asimismo, incluía los factores religiosos en dicha evolución, que era cíclica.

La descripción que hace Asimov en el relato de los restos de antiguas civilizaciones que ardieron hasta sus cimientos, recuerda mucho al planteamiento de Toynbee. Pero también recuerda al hecho arqueológico de las distintas Troyas halladas, las más antiguas en los sustratos más inferiores.

Esta temática del auge y caída de las civilizaciones le influiría tanto que buena parte de sus obra de ciencia ficción está basada en este planteamiento: las novelas que componen el ciclo de Trántor y el ciclo de las Fundaciones.

Otras influencias, menores éstas, en el texto son la pasión que Asimov sentía por la historia, en especial por la relativa a Egipto, Mesopotamia y el Cercano oriente (de las cuales escribió unos magníficos libros divulgativos). Así, algunos de los nombres del texto tienen este origen: Aton (el disco solar egipcio), Lagash (una ciudad mesopotámica), Saro, Faro y Yimot (aparentemente nombres orientales y hebreos).

Posteriormente, Robert Silverberg novelizará el relato, cambiando el papel de los Ejércitos de la noche, utilizando aquí la religión como factor salvador y no como factor destructor. Es difícil saber si fue idea de Asimov o de Silverberg, pues el primero se encontraba moribundo.

¿Ciencia ficción?

¿Es "Anochecer" simplemente un relato de ciencia ficción? ¿Podría suceder algo parecido en nuestro mundo hoy día? Pues por sorprendente que parezca, sí. Desde luego no necesariamente al nivel de destrucción de la civilización, claro, pero el temor reverencial y la temática de fondo están más presentes de lo que creemos en nuestra sociedad.

Recuerdo perfectamente que en el año 2.000, debía producirse un eclipse total de sol visible en buena parte de Europa y se respiraba un ambiente de intranquilidad. Incluso algún iluminado (Paco Rabanne, para más señas) declaró que la MIR caería sobre París y la destruiría (¡ni que una estación espacial desvencijada fuese un obús termonuclear!). Incluso se pusieron de moda otra vez las profecías de Nostradamus y se editaron multitud de libros y las revistas pseudocientíficas nos inundaron de tonterías que, por supuesto, no se cumplieron (lo cual no ha disminuído un ápice su credibilidad entre sus lectores).

Cuando todo esto pasaba, vino a mi mente el "Anochecer" de Asimov y recuerdo que más que preocuparme, me hizo gracia. Hasta el punto que con unos amigos de un grupo de teatro local salimos disfrazados de penitentes con pancartas por las calles anunciando el fin del mundo, cantando e invocando a Nostradamus. Fue realmente divertido (en especial ver la cara que ponían algunos, que parece que se lo tomaron en serio) ¡Qué le vamos a hacer si somos tan irreverentes!

Conclusión

"Anochecer" es un relato sintético: todo o casi todo el Asimov que conoceríamos a partir de entonces estaba ya ahí a los 21 años de una u otra manera. Luego vendrían los robots, las Fundaciones y los Imperios, pero los grandes temas de su música, ya formaban parte de la obertura.