21 septiembre 2020

Tirachinas cósmico

 Sabed que nos hallamos en el año 2020 y que la ESA (la Agencia Espacial Europea) acaba de adjudicar un contrato por valor de 130 millores de euros a la empresa espacial OHB System AG con sede en Bremen (Alemania), destinado a desarrollar la primera defensa terrestre contra un asteroide.

 

Dicho así, suena bastante impactante (perdón por el humor negro). De hecho, lo que se ha aprobado es el desarrollo de un satélite para estudiar los efectos del impacto de un asteroide de la misión del primo mayor: la NASA, que servirá como test para desviar este tipo de objetos en el futuro.

 

La ciencia ficción ha adoptado diversas posturas ante el acercamiento catastrófico de un asteroide o de un cometa que fuera a impactar contra la Tierra. Desde el: “¡Sálvese quien pueda y tenga una motocicleta a mano!”, pasando por el “¡Qué se le va a hacer! ¡Sentémonos y contemplemos la caída de los astros!”, hasta intentos más o menos imaginativos (o patéticos) de desviarlo con una vela solar o de volarlo en pedazos con unos cuantos pepinos termonucleares.

 

Está bien que se invierta en prevención escudriñando los cielos para detectar posibles amenazas, pero si una vez localizado el pedrusco no podemos hacer nada para evitar que este choque contra nosotros, la verdad, tampoco hace falta que nos esforcemos demasiado en detectarlos.

 

En el caso de la misión de la ESA, bautizada como Hera, la idea es hacer impactar el satélite contra un asteroide y ver cuánto y cómo este se desvía, a fin de poder desarrollar planes de contingencia para el futuro.

 

Está claro que con este método poco se podría hacer ante un “destructor total”, del tamaño de una ciudad, pero bueno, por algo se empieza.