15 noviembre 2023

Dragones en el cielo

Con el paso de los años, la ciencia ficción clásica de tipo hard y de origen anglosajón (básicamente norteamericana) ha ido dejando paso a una ciencia ficción más multiforme, mestiza y multicultural, como el signo de los tiempos dicta.

 

A mí, particularmente, la idea no me desagrada en absoluto, aunque crecí leyendo la primera. Pero al final, acaba siendo siempre lo mismo, con el mismo tipo de personaje, blanco, occidental, de base cristiana y generalmente urbanita, por lo que los cambios son bienvenidos.

 

Así, por ejemplo, me gustan mucho los relatos de Aliette de Bodard, de ascendencia franco-vietnamita, que escribe historias ucrónicas de mundos en los que la cultura dominante es la azteca o la china clásica. Aire fresco en la ciencia ficción.

 

También algunos autores nos hablan de un mundo en que los soviéticos ganaron la guerra fría y no necesariamente las cosas acabaron como el rosario de la aurora (como sucedía en la serie distópica “Amerika”, profundamente depresiva y que pasó bastante sin pena ni gloria).

 

Igualmente, empiezan a abundar historias sobre pueblos africanos, como los relatos kikuyu de Mike Resnick o la trilogía Binti de Nnedi Okafor.

 

O incluso mundos basados en la evolución de la cultura árabe-musulmana , no tan abundante, pero que empieza a despuntar.

 

De hecho, hay toda una nueva generación de escritores chinos o de origen chino que copan buena parte de los grandes premios de la ciencia ficción moderna y supongo que os sonarán nombres como Ted Chiang, Liu Cixin, Xia Jia o Ken Liu.

 

O, bueno, escritores y escritoras de origen ruso, que no son bien, bien, lo que se dice occidentales, como los clásicos hermanos Strugatsky (¡Qué difícil es ser Dios! o Pícnic junto al camino) , Anna Starobinets o Dmitri Glujovski, autor de la distópica Metro 2033 y sus respectivas secuelas.

 

No quisiera dejarme la ciencia ficción latinoamericana, aunque creo que eso requiere varios artículos, así que no entraré en el tema.

 

Todas estas literaturas de ciencia ficción tienen rasgos comunes con la troncal común anglosajona, pero también son bastante diferentes. En algunos casos, son claramente distópicas; en otros, potencian la componente fantástica y casi siempre suelen ser mucho más exóticas y coloridas, aunque tampoco quisiera dar la sensación que son literaturas folklóricas, ¡en absoluto!

 

La globalización llegó hace ya tiempo a la ciencia ficción, como era de esperar y siendo esta una literatura que se encuentra todavía en evolución y sobre la que no se ha escrito la última palabra, se han incorporado las nuevas tendencias, como la lucha LGTBI, el feminismo, la ecología, el cybermundo e incluso un cierto relativismo cultural posmoderno.

 

Y más cosas que veremos en el futuro, porque la ciencia ficción, como decía, sigue evolucionando y ya no es solo la respuesta literaria y filosófica a los cambios tecnológicos, sino algo mucho más profundo y me temo que bastante más difícil de definir.

 

Así que, para quienes busquen una definición sobre qué es ciencia ficción y pretendan abarcar todo lo publicado desde el Frankenstein de Mary Shelley, ciertamente, están en apuros.