16 diciembre 2019

Correlaciones: Jerigonzas alienígenas


El lingüista y arqueólogo, Brent Davis, de la Universidad de Melbourne, está haciendo importantes progresos en el descifrado del lenguaje conocido como Lineal A, de la cultura minoica de Creta, que lleva siendo un enigma desde hace muchas décadas.

A diferencia del Lineal B, una especie de griego antiguo, descifrado por Michael Ventris con la ayuda de John Chadwick en el año 1952, el Lineal A -más antiguo- se ha resistido a todos los intentos de descifrado.

Hay otras escrituras (lenguajes, más bien) que pueden ser leídos pero de los que desconocemos el significado de las palabras. Sin ir más lejos, en la península ibérica tenemos el ibérico y en la itálica, el etrusco.

Esto me lleva a pensar que si tenemos tantas dificultades para poder descifrar un lenguaje humano de unos cuantos siglos de antigüedad, en base a unas pocas referencias arqueológicas, cuán difícil no sería descifrar un lenguaje extraterrestre sin referencia alguna.

Tenemos algunos ejemplos, en la ciencia ficción. Por ejemplo, en la película La llegada, basada en el relato de Ted Chiang, “La historia de tu vida”, el hecho de descifrar el lenguaje alienígena, cambia la percepción del tiempo del descifrador.

También nosotros hemos hecho nuestros pinitos, con las placas de oro anodizado que llevan las sondas Voyager o con la señal de radio emitida desde Arecibo en 1974 y que contenía 1.679 bits. En este último caso, la señal fue mostrada en una convención restringida de científicos. Ninguno fue capaz de descifrarla. ¡Y eso que era un producto estrictamente humano y científico!

Viendo esto, no me extraña que escritores como Stanislaw Lem, sean tan escépticos acerca de la posibilidad de comunicarnos con hipotéticas civilizaciones extraterrestres.