27 enero 2024

Correlaciones: Cachivaches

Cada dos por tres, aparece alguna noticia en prensa que anuncia el descubrimiento de un nuevo dodecaedro romano en algún yacimiento arqueológico.

 

Los dodecaedros son piezas, generalmente metálicas, pero también pueden ser de otros materiales, con forma de dodecaedro, como su nombre indica, que no tenemos ni la más remota idea de para qué servían.

 

Las fuentes clásicas escritas no los citan, así que solo podemos echarle imaginación. Se han propuesto todo tipo de posibles usos: dados, soportes de los mástiles de las legiones, objetos de culto sagrado, lámparas, etc., pero ninguna de las explicaciones ofrecidas parece acabar de cuadrar.

 

¿Qué demonios son y para qué servían? Solo sabemos que parece que sus propietarios los tenían por valiosos, pues suelen aparecer junto a monedas u otros objetos de valor.

 

Este tipo de cachivaches me recordaron muchísimo a los que aparecen en la novela “Portico” (Gateway, 1977), de Frederik Pohl. Una antigua y enigmática civilización extraterrestre -los Heechees- ha dejado por todas partes una serie de aparatos que nadie sabe para qué servían y a los que se les han dado nombres más o menos metafóricos, como pasa con nuestros dodecaedros romanos. Mención especial para los “molinillos de la oración”.

 

Supongo que si una civilización extraterrestre del futuro escudriñase en un yacimiento humano también se encontraróa objetos raros de los que, por su simple aspecto, difícilmente podrían ser capaces de averiguar su función.

 

También es cierto que pocas cosas sobrevivirían al paso de los siglos. Objetos de plástico, tal vez, y algunos objetos de metales más o menos resistentes. Probablemente, las cosas que menos podríamos imaginar.

 

Si ya no somos capaces de averiguar para qué sirven los dodecaedros romanos y apenas tienen dos mil años y forman parte de una cultura predecesora de la nuestra, imaginad el abismo con objetos alienígenas, tal vez separados de nosotros cientos de miles o millones de años, de una cultura que no tendría nada qué ver con la nuestra.

 

Pero bueno, si para algo sirve la imaginación es para ofrecer respuestas creativas y para cubrir esos abismos que a veces se abren en el mundo real.