Genes revoltosos
Ya sabemos que la ciencia
ficción implica una cierta “suspensión de la credulidad”, pero en prácticamente
todas las novelas, series y películas de ciencia ficción en que aparecen
universos paralelos se da el mismo y sistemático tipo de error.
Veámoslo sobre un ejemplo:
dos universos idénticos hasta un determinado punto de disgresión (lo que se
conoce como punto Jonbar) y a partir de ahí las cosas son diferentes, pero
aparecen personajes comunes.
Esto no es creíble. Si las
cosas hubiesen sido ligeramente diferentes en mi universo, a lo mejor mi padre
no habría conocido a mi madre. Y así lo mismo con millones de personas, que no
habrían nacido. En cambio, habrían nacido otras diferentes.
Es más: aunque mi padre
hubiese conocido a mi madre, si hubiesen tenido un hijo unos días antes o unos
días después, la recombinación genética del feto habría sido muy diferente y yo
no habría sido exactamente yo, sino una persona diferente. Y lo mismo con otros
millones.
De esta manera, dos
universos separados por un punto Jonbar de varios años en el pasado podrían
llegar a ser irreconocibles. Los cambios se propagarían -por decirlo de alguna
manera- de forma totalmente exponencial y en poco tiempo diferirían de manera
radical.
Por ello, esos mundos
ficticios en que aparecen las mismas personas pero con roles diferentes me
resultan tan sumamente increíbles. Por mucho que “suspenda la credulidad”, lo
veo más como una narración propia de la fantasía que no de la ciencia ficción.
Aunque, por supuesto, lo
del punto Jonbar puede considerarse un simple recurso metafórico para poder explorar
sociedades distintas sin necesidad de pretender ser estrictamente rigurosos con
todas las consecuencias.
Por cierto, que lo del
punto Jonbar proviene de la novela La legión del tiempo, de
Jack Williamson, del año 1938, en que aparece este concepto que da nombre a un
civilización utópica llamada precisamente Jonbar.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home