02 enero 2018

Extrañas convenciones



Durante los pasados 9 y 10 de noviembre tuvo lugar en la ciudad de Raleigh (Carolina del Norte, USA) la primera edición de la Flat Earth International Conferency (FEIC), o sea, una reunión de personas que están convencidísimos de que la Tierra es plana, en contra de toda evidencia científica.

¡Poca broma! No son cuatro pirados: son un montón de gente y están organizados. No deja de tener gracia, cuando todo el mundo sabe que la Tierra descansa sobre unos elefantes que a su vez reposan sobre una tortuga.

Sarcasmos a parte, es algo preocupante. Este tipo de cosas se están poniendo de moda, especialmente en Estados Unidos, desde donde son exportadas sin contemplaciones al resto del orbe.

Hace muchos años que los fundamentalistas cristianos nos quieren convencer de que Darwin estaba equivocado y que la verdad se encuentra en la Biblia: ya sabéis, Diluvio Uuniversal, el Arca de Noé, etcétera. Ah, sí, aunque no sé de dónde lo han sacado, los dinosaurios se los llevó por delante el Diluvio Universal y antes coexistían con los humanos.

De teorías excéntricas como estas, las hay a montones, pero algunas acaban triunfando. Por ejemplo, hubo una que tuvo un cierto predicamento hace tiempo, fue la de la gente que creía que en realidad la Tierra estaba invertida y que nosotros realmente vivíamos en su interior.

No entiendo a quién se le ocurrió esa extrafalaria idea ni el grado de delirio que debía sufrir, pero hubo bastante gente que se lo creyó. Incluso se expendían certificados para la gente que estudiaba esas cosas y aportaba “pruebas” a favor, claro.

La ciencia ficción nos ha ofrecido, dentro de la ficción, eso sí, algunas novelas de mundos alternativos de geometrías diferentes a la de la esfera. Por ejemplo, Planilandia (Flatland) de Edwin A. Abott, que nos describía un delicioso mundo de dos dimensiones, estrictamente plano. O El mundo invertido (Inverted World), de Christopher Priest, con una ciudad móvil sobre una geometría mundial peculiar.

Y también tenemos una curiosa novela: Materia celeste (Celestial Matters), de Richard Garfinkle, en la que se describe un mundo en que la ciencia clásica griega era estrictamente correcta: cinco elementos, esferas celestes, etcétera.

Pero una cosa es la ficción y otra la realidad. Es cierto que si ignoramos ciertas evidencias, la Tierra parece plana a nivel local. Pero hace ya mucho tiempo que la Humanidad descubrió que no es así. ¿Qué se piensan que son todas esas imágenes que nos envían los satélites cada día? ¿Sofisticadas manipulaciones de unos conspiradores que quieren mantenernos en la inopia?