Huevos de Pascua
Recientemente he leído
un relato de Claudio A. Amodeo, titulado "Huevo de Pascua", contenido
en la antología Visiones 2015. El relato nos cuenta la
historia de dos niños, uno terrestre y otro extraterrestre que acaban ligados
de una manera muy especial.
De todas maneras, lo que
más me llamó la atención del relato y que da título a éste es la idea de que en
algún lugar del Universo existe una especie de “huevo de pascua” en el que
figura la firma de Dios a la creación. Los extraterrestres del relato creen
firmemente en la existencia de dicho huevo de pascua.
Un huevo de pascua, en
programación, es una característica de un programa, generalmente oculta y desconocida
por todo el mundo salvo por el programador, que a veces se hace pública y a
veces no y que consiste en una pequeña broma o función que no suele tener nada
que ver con el programa, como ocultar un juego dentro de un programa que se
activa con una extraña e improbable combinación de teclas.
La idea de que el
Universo sea un programa de ordenador, una simulación informática, no es nueva,
pero no es tan común incluir en dicho “programa” un huevo de pascua con la
signatura del Creador. Eso para los que crean en un Creador, claro.
El primer huevo de
pascual virtual conocido es del año 1978 y estaba contenido en el videojuego de
Atari Adventure. Se desconoce si el Universo contiene alguno y caso de haberlo,
de quién es obra.
Mascotas transgénicas
Desde hace mucho tiempo,
existe un importante mercado mundial de mascotas, especialmente para los niños.
Lo que pasa es que al igual que todo fluye y las cosas adelantan que son una
barbaridad, el mundo de las mascotas también se ha visto influido por la
evolución tecnológica.
Así, pasamos de los
clásicos gatos, perros, canarios y hámsters, a animalitos más exóticos, como
serpientes, comadrejas o iguanas. Y no podemos olvidarnos de los cocodrilos,
que según una conocida leyenda urbana de Nueva York, cuando crecen son
arrojados por el retrete y actualmente han evolucionado para constituir una
nueva raza de cocodrilos albinos que pueblan las alcantarillas del submundo
neoyorkino.
En los años 80, ya se
nos alertó sobre el mundo de las mascotas exóticas con la divertida película
Gremlins y su secuela Gremlins 2. Ya
sabéis: nada de agua, nada de darles de comer después de medianoche y sobre
todo, que no vean la luz del sol.
Ahora llega la
bioingeniería al rescate de la industria y ya existen gatos y perros
hipoalergénicos y pronto tendremos en el mercado mascotas transgénicas más
originales, como por ejemplo, hámsters bioluminiscentes, de esos que brillan en
la oscuridad.
Todo es cuestión de
tiempo. De hecho, una empresa norteamericana se plantea comercializar árboles
bioluminiscentes, que aunque no hacen compañía, pueden servir como elemento
decorativo de parques y avenidas.
Correlaciones: El califato mundial
En la antología
Visiones 2015 podemos encontrar el interesante relato: “Por
qué se perdió Bahía Blanca” de Juan Simeran, en que se describe un mundo
alternativo (?) en el que los musulmanes han establecido un califato mundial
del que sólo los chinos parecen haber escapado.
Tal y como están las
cosas, alguno puede encontrar este relato ligeramente alarmante, aunque la
verdad es que es bastante descriptivo de lo que podría ser un mundo en que los
fundamentalistas islámicos hubiesen triunfado total o parcialmente.
Europa forma parte del
califato y sólo quedan algunos lugares libres de la influencia del más fiero
Islam. Particularmente encuentro interesante este tipo de relatos porque, a
parte de ser bastante imaginativos, responden a la clásica pregunta de la
ciencia ficción: “¿qué pasaría si…?”.
No es el único relato en
que el Islam ha triunfado en la ciencia ficción. Podemos encontrar otro
divertido caso en La llegada de los gatos cuánticos, de
Frederik Pohl, con una República Islámica de los Estados Unidos de América
bastante distópica.
El relato de Simeran
roza el sarcasmo en algunos puntos, como el tema de la pornografía, aunque la
realidad supera con creces la ficción. Sólo hay que ver algunas reacciones de
clérigos islámicos ante algunas “moderneces” de Occidente, anatema y obra del
demonio, por supuesto.
Otra distopía reciente
de este tipo, cercana a la ciencia ficción, la encontramos en la novela de
Houellebecq, Sumisión, donde una Francia decadente en la que
el Frente Nacional cada vez tiene más predicamento, acaba siendo gobernada por
los islamistas radicales con la aquiescencia de los socialistas, y de cómo la
sociedad se ve transformada, especialmente en los niveles intelectuales, por estas
circunstancias.
Anónimo y anodino
Hay uno de esos relatos
de León Arsenal que me llamó enormemente la atención cuando lo leí y que aún
recuerdo. Se trata de “El agente exterior”, contenido en la recopilación
Besos de alacrán y otros relatos.
En él aparece un
personaje que es capaz de colarse en cualquier lugar debido a que tiene una
apariencia totalmente anodina y nadie se fija en él. Es una curiosa idea. La
del hombre “medio”, la persona totalmente normal y aburrida a la que nadie
dirige una simple mirada y, si lo hace, lo olvida inmediatamentre.
Un poco recuerda al caso
de los Irregulares de Baker Street, los pilluelos que ocasionalmente aparecen
en las novelas de Sherlock Holmes cuando éste quiere introducirse en algún
ambiente sin llamar la atención. En este caso, los Irregulares son el hombre
medio.
¿Realmente somos
conscientes de la gran cantidad de personas con que nos podemos cruzar a lo
largo del día y de los que no somos en absoluto conscientes? Especialmente si
uno vive en una ciudad o en algún lugar de paso transitado.
Naturalmente, no hay
como ser anodino para poder observar impenitentemente sin ser observado, con
discreción. Me pregunto cuántas personas deben aplicar esta curiosa técnica…