31 marzo 2006

El mercado de segunda mano

Por desgracia, al lector impenitente de ciencia ficción o de fantasía no le queda más remedio que recurrir muchas veces al mercado de segunda mano para poder satisfacer sus deseos de lectura de aquellos libros que murieron en combate y que no han vuelto a ser reeditados.

Muchos de ellos, por no decir que casi todos, fueron saldados ignominiosamente a un precio ridículo, mientras que ahora te piden poco menos que un ojo de la cara por ellos. Y esto es así porque las librerías de viejo han aprendido rápidamente la lección. Para que luego digan que la ciencia ficción está devaluada en todas partes. Antes este tipo de libros estaban tirados de precio y al librero casi le hacías un favor si te llevabas esas marcianadas.

Pero de un tiempo hacia acá, sobre todo gracias a internet y a servicios como Iberlibro.com, los libreros han descubierto que los libros blancos de Nova o algunos Martínez Roca de fantasía se cotizan a precios astronómicos. Así, hasta la reedición por parte de Gigamesh de Bosque Mitago, ¡era normal encontrar ejemplares de este libro a 50 o hasta a 60 euros!

Así pues, tenías que recurrir a todo tipo de trucos para conseguir esos incunables a un precio de oro. Una posibilidad, era recurrir a alguien que quisiese venderse parte de su colección de ciencia ficción. Pero claro, a poco que estuviesen en el mundillo (por ejemplo, en la página de Cyberdark) sabían perfectamente que por determinados ejemplares se podía pedir bastante, sobre todo si se encontraban en buen estado de conservación.

Por otro lado, siempre te la podías jugar con algún desconocido de Argentina y hacerle un pedido considerable de libros jugosos para compensar los elevados costes de envío y de pago transatlánticos. Y claro, podía saltar la sorpresa, como me pasó a mí con cierto individuo, que me envió unos libros que parecían haber pasado por el complejo sistema digestivo de una vaca. Una pena, vaya. Eso cuando no me cambiaba un ejemplar que habíamos acordado por otro, teóricamente igual de valioso. Sí, seguro.

Y éste es uno de los grandes problemas del mercado de segunda mano: la conservación. Algunas editoriales, como Martínez Roca, colección Super Ficción ya editaron sus libros pensando en que al cabo de poco se desintegrarían. Algo de vampíricos debían tener los libros (a parte de ser negros) porque si les daba el sol, amarilleaban que daban pena y se quemaban. Yo aún los llamo los libros-vampiro.

Otros, como los Edhasa de segunda época, tienden a desencuadernarse con enorme facilidad, produciendo una caída de hojas espectacular. Los llamo los libros-otoño.

Después están los libros manchados, que uno no sabe si se debe a algún proceso de deterioro "natural" del papel o a que han vertido sobre ellos generosas cantidades de café (o de sangre, quién sabe) y que no te incitan a llevártelos a leer a la cama por si coges alguna enfermedad.

Así pues, la mejor solución acaba siendo pasarse en persona por alguna librería como Gigamesh y examinar personalmente y con cuidado los ejemplares a adquirir. La contrapartida es evidente: no suelen ser muy baratos, en especial si el libro en cuestión es de los buscados. Y allí seguro que no se les pasa que un Soldado de la niebla de Gene Wolfe te puede costar un riñón. No lo dudes.

30 marzo 2006

Dominar el género

Una de las sensaciones cada vez más recurrentes en mí en lo relativo a mis lecturas de ciencia ficción y de literatura fantástica en general es que se ha convertido en algo prácticamente inabarcable.

Primero, porque el género tiene en su haber multitud de obras maestras o de libros famosos, muchos de ellos convertidos en sagas, que representan una herencia muy voluminosa.

Por otro lado, porque el número de novedades que han surgido en el mercado español -tanto autóctono como foráneo- es extraordinariamente grande, representando un florecimiento más que notable en la oferta disponible para los lectores.

Esto hace que sea prácticamente imposible estar al día de todas o incluso de la mayoría de las novedades literarias, a menos claro, que trabajes de bibliotecario, estés en paro o jubilado. Para el resto de los comunes mortales, que podemos leer uno, a lo sumo dos libros a la semana (y estoy siendo generoso), nos resulta muy difícil estar al día.

Asimismo, a menos que uno sólo lea género, la cosa aún se complica más. A mí, por ejemplo, también me gusta la novela histórica, los clásicos, el ensayo, la divulgación y el humor, así que mis lecturas no son exclusivamente de género ni mucho menos, aunque va a temporadas. Así pues, vamos a suponer que podemos leer mucho género y que leemos de prisa y somos capaces de leer unos 40-50 libros de ciencia ficción al año (no estoy contando revistas). Es evidente que si queremos leer novedades, clásicos que aún no hemos tocado o alguna relectura pendiente, es imposible estar al día.

Eso sí, la pila de libros pendientes y la sensación de agobio no para de crecer, en especial si uno va comprando las novedades más destacadas que encuentra o bien aquellos incunables que, ocasionalmente, el mercado de segunda mano nos brinda.

¿Cómo consiguen estar al día otros? Supongo que o bien siendo muy selectivos con lo que leen o bien centrándose casi exclusivamente en lecturas de género. Ninguna de las dos opciones me atraen. La selectividad no me parece bien, porque me gusta leer lo que me apetece, no seguir un estricto programa de lecturas como si me estuviese examinando de algo: no disfrutaría tanto los libros. La segunda opción tampoco me gusta, pues aunque el género me atrae mucho y es de lo que más suelo leer, no me considero un friki irredento y me gustan muchas otras cosas.

Existe una tercera vía que aún me convence menos: leer más deprisa. Si uno se lo puede permitir, de acuerdo, pero creo que la lectura debe ser un placer (salvo cuando es por obligación) y uno debe ir a su ritmo, ya sea paladeando cada palabra, ya sea leyendo entre líneas. Supongo que me acerco más al segundo grupo que al primero, pero no me gusta leer deprisa, pues ello me impediría captar matices y conceptos importantes.

¿La solución? Resignación, supongo. Hace años que me he resignado a que no voy a poder incarle el diente a todos los libros que compro. ¿Por qué los compro? Pues precisamente porque no sé cuáles me va a apetecer leer en un momento dado y teniendo en cuenta los saldos masivos y las desapariciones editoriales, no me quiero arriesgar a tratar de comprar un libro y que éste sólo esté disponible de segunda mano, caro y en un estado de conservación pésimo que no incite precisamente a acariciar las páginas.

¿Cómo es posible que exista gente que lo haya conseguido? Supongo que tuvieron la suerte de empezar a leer desde muy jóvenes y han centrado buena parte de sus lecturas en el género, no especializándose en ningún autor en concreto.

Para los que empezamos jóvenes pero nos especializamos en nuestras primera etapas en lecturas -por ejemplo- de Asimov y Clarke, las cosas son más difíciles cuando hemos querido abarcar el resto del género, en especial, si hasta tiempos más o menos recientes y gracias a fenómenos como Cyberdark, nos ha resultado bastante difícil decidir que queríamos profundizar mucho más en nuestras lecturas de ciencia ficción.

En mi caso debo añadir el hecho nada desdeñable que vivo en un pueblo, por lo que muchos de los títulos disponibles para buena parte de la población urbana no estaban a mi alcance. Además, la posibilidad de otros fenómenos estimulantes, como conferencias o tertulias sobre el género, me estaban bastante vedadas. Eso sí, las vistas de las montañas son magníficas...

29 marzo 2006

Stanislaw Lem

Se ha ido uno de los grandes: Stanislaw Lem. Mi acercamiento al autor reconozco que ha sido atípico. No me he leído todavía su gran obra: Solaris, en parte porque el ver la película de Tarkovsky representó para mí un cierto trauma (a las tantas de la madrugada y en versión original en ruso: es decir, con nocturnidad y alevosía).

Tampoco he leído sus obras más conocidas como las del piloto Pirx o los Diarios de las estrellas. ¿Qué he leído, pues, de Lem? Pues cuatro de sus obras: Fiasco, La voz de su amo (Glos Pana), Congreso de futurología y Vacío perfecto, todas ellas plenamente satisfactorias.

Leer a Lem no es fácil, en especial porque admite acercamientos a diferentes niveles: uno superficial que nos cuenta una historia más o menos simple pero con elementos extraños que nos hacen sospechar que debajo hay mucho más. Y vaya si lo hay. Éste es el caso de Congreso de futurología una obra más cercana a la filosofía que a la ciencia ficción y con unas ciertas resonancias a lo Philip K. Dick.

Según se cuenta, Lem era visto de manera diferente según el país en que se leyese. En algunos, era visto como un científico; en otros como un filósofo y en otros como un escritor de ciencia ficción. Supongo que esta última acepción es la que más nos ha llegado a nosotros. Pero este amplio abanico de consideraciones ya nos hace sospechar que Lem era mucho Lem.

Por desgracia, y como casi siempre pasa con los grandes que no son fotogénicos o no se pasan todo el día en los medios de comunicación (que también los hay), su desaparición ha pasado bastante desapercibida. Un simple breve en la columna de sucesos de algunos diarios y poco más.

Tampoco me extraña. Muere la folklórica de turno (con todos mis respetos) y los medios nos inundan con panegíricos sobre lo gloriosa que fue su vida, cuando en el fondo poco aportó a nuestras vidas. Pero muere un gran intelectual y la gente ni se entera ni se quiere enterar. En parte, tal vez, porque tendrían que darse cuenta de lo poco que saben de ese intelectual o de cualquier otro y de la poca presencia en su vida de elementos culturales de un cierto nivel.


Descanse en paz, Stanislaw Lem.



Links:


Adiós al más grande
Lem
Adiós al maestro Lem
Una argumentación triste
Stanislaw Lem: 1921-2006
Stanislaw Lem pasa a mejor vida
El último viaje del piloto Pirx

28 marzo 2006

El filón inexplotado

Uno de mis relatos españoles favoritos es "Escurzón" de José Miguel Pallarés (incluido en Noches nabateas), en especial por la componente etnológica y folklórica que contiene. Me pirran estos relatos, sobre todo cuando son del género fantástico.

En la recopilación Cuentos fantásticos de la España profunda hay algunos más que son bastante interesantes, ya que entroncan con la tradición fantástica popular de nuestro país, en especial, con la de los asustaniños y con algunas leyendas más o menos arraigadas en nuestro acervo cultural.

Tal vez este subgénero debiera ser mucho más cultivado, pues existe una tradición riquísima de leyendas, historias y tradiciones en nuestro país perfectamente explotable como un filón inacabable que podría servir de fuente de inspiración para muchos relatos y que dotaría de una voz propia y característica al género.

Relatos como "Crónica del niño sapo de Cascajar", de Eugenio Sánchez publicado en dicha antología o narraciones como "El enigma de Trujillo", de D. M. Escudero, ambientado en Sudamérica (Asimov #18).

Una de las tradiciones populares más ricas en leyendas y personajes míticos se encuentra en el Pirineo. El motivo es muy simple: se trata de una tierra agreste, con multitud de pequeños valles secularmente aislados, poblados desde muy antiguo y por los que han pasado muchos pueblos, dejando un poso profundo en sus respectivas tradiciones culturales.

Desde el País Vasco y Navarra hasta el cabo de Creus y a ambos lados de la frontera, las tierras pirenaicas y prepirenaicas poseen una mitología variopinta, multicultural y enormemente rica, que se manifiesta en su enorme corpus de leyendas, tradiciones y fiestas populares. ¿Por qué no aprovecharlo?

Por un lado, están los personajes mitológicos más clásicos como duendes, follets, minairons, ninfas, dones d'aigua, goges, brujas, demonios, gigantes, animales mitológicos (la mula guita, el marraco, el garsineu...), seres extraños a la vez que entrañables (el kerresetcaps), ogros, asustaniños, fantasmas... La lista es inacabable. No es necesario recurrir a personajes foráneos muchas veces, pues disponemos de ellos en grandes cantidades y variedades, contando incluso con vampiros u hombres de las nieves.

Creo que los escritores del fantástico español debieran fijarse más en esta inexplotada mina que es el imaginario popular. Algunos lo han hecho en mayor o menor medida, como Joan Perucho, que se inspiró en ciertas leyendas del sur de Catalunya para construir un personaje vampírico en Historias naturales o, si tiramos más hacia atrás, tenemos el destacado ejemplo de las Leyendas de Bécquer.

23 marzo 2006

Reflexiones de género

Comentaba César Mallorquí en su blog La Fraternidad de Babel que en España no existe una cierta categoría de lectores, que podríamos llamar medios, imprescindibles para el buen desarrollo de la literatura de género.

A parte de suscribir completamente dicha tesis, me gustaría desarrollar una parte específica de su razonamiento, tratando así de explicar el porqué de esta situación en nuestro país.

Está claro que el lector ideal de género se forja en la juventud, como paso lógico consecuente a lecturas más ligeras como cómic para jóvenes o literatura infantil. En plena adolescencia suele descubrirse la lectura de género. O solía, porque creo que esta es una de las patas que fallan hoy día.

Vivimos inmersos en un mundo lleno de estímulos. Para empezar, la lectura no está muy de moda en nuestro entorno cultural. Consolas de vídeo juegos, móviles, ordenadores, PDA's, internet -con todas sus posibilidades, especialmente el Messenger y la web-, la televisión, el cine, la música actual... Bien es muy difícil competir contra todo eso. En especial porque se trata de fenómenos culturales multisensoriales, que atacan sobre todo a la vista y que entran por ésta, acostumbrando al cerebro a pensar poco.

Incluso el Messenger, que es escrito, está pensado para respuestas más o menos cortas -generalmente abreviadas y crípticas- y sobre todo rápidas. La lectura es justo lo contrario: requiere un esfuerzo mayor que los otros fenómenos culturales contemporáneos. Requiere atención, sosiego e imaginación. Bueno, es evidente que en la era del estrés y de la mediocridad ninguna de esas cualidades abunda por doquier.

Así pues, el primer eslabón de la cadena ya nos falla. Añadámosle que en el siguiente paso -el tránsito a la vida adulta- tampoco las cosas son fáciles, pues ni la literatura de género está de moda en los círculos adultos, ni el tiempo libre le sobra a la gente joven que, o tienen que estudiar duramente o bien suelen tener trabajos temporales mal remunerados con mucha dedicación que no dejan el cuerpo precisamente para lecturas.

Aún así, buena parte de la literatura de género suele contener una componente de evasión importante. ¿Por qué no aprovecharla? ¿Por qué no leer para entretenerse, simplemente, y evadirse un rato de la realidad agobiante?

Yo creo que porque la literatura en nuestro país no goza de esta fama. Más bien tiene la etiqueta de pesada, aburrida, sosa y poco interesante, que no es poco. Así que si no se ha accedido a la literatura de género en la juventud, difícilmente de hará más adelante, pues entonces se corre el riesgo de considerar que este tipo de literatura es algo infantil y, por lo tanto, ya superado.

Así pues, van subiendo generaciones que o bien no leen en absoluto, o bien leen cosas con fama de "cultas" o "serias", ya sea por convencimiento, ya sea porque está de moda. Y por supuesto, están los muchísimos lectores que se dedican sólo a leer los libros de moda (tipo Código da Vinci para entendernos), que muchas veces son puro género, pero que no son interpretados como tales.

Así, un libro que en su día triunfó como El ocho es, en mi opinión, un thriller de literatura fantástica, mientras que obras como Los pilares de la Tierra son claramente un cierto tipo de novela histórica. Obras de género.

Veo difícil solucionar el problema de las nuevas generaciones que suben, pues competir con el mundo multimedia es algo complejo y posiblemente sea una batalla perdida. Por otro lado, establecer una conexión entre la literatura de género y los lectores de edad media madura, tampoco es moco de pavo, pues los esquemas mentales están ya muy fijados y géneros como la ciencia ficción o la fantasía son interpretados más bien como tonterías del espacio o dragonadas.

No obstante tendríamos que analizar otra cuestión ligada a ésta que no deja de sorprenderme: ¿por que ciertas literaturas de género sí están bien vistas y suelen tener muy buenas ventas en nuestro país? Por ejemplo el terror o la novela histórica.

En el caso del terror, posiblemente no se intuye tanto la componente fantástica. Además, no siempre se diferencia mentalmente entre el terror sobrenatural, que entraría dentro de la categoría fantástica, y el terror psicológico o el psico-killer.

La novela histórica tiene mejor fama todavía. En parte por la componente divulgadora de la historia, materia bien considerada en general dentro de los círculos cultos, y porque permite llevar a cabo desarrollos de todo tipo en su seno, desde utilizar la componente histórica como mero paisaje de fondo para desarrollar una novela psicológica o autobiográfica, hasta la novela histórica pura y dura, sin tregua a la imaginación o la improvisación.

Volviendo a la ciencia ficción y la fantasía, chocamos entonces con la idiosincrasia cultural del país. La ciencia no está muy bien considerada, al igual que la fantasía, lo cual no deja de ser chocante, pues son bastante contrapuestas. Así pues, todo el arco que va de la una a la otra, quedan excluidas de la literatura "seria".

No deja de ser ridículo que una sociedad como la nuestra, tan amante y dependiente de todo tipo de gadgets tecnológicos y que presume siempre que puede de algún científico que se ha hecho famoso o de tener un astronauta como Pedro Duque, sea tan poco cienciófila. Supongo que entra dentro del tradicional desprecio por el progreso y la intelectualidad y entronca con el tan nuestro -por desgracia- "que inventen ellos".

En cuanto a la fantasía, en la patria indiscutible del realismo, la novela fantástica es tabú. Nadie lo diría, por eso, porque si entramos en cualquier librería y seleccionamos unos cuantos libros best-seller al azar veremos que, o tratan de especulaciones claramente fantásticas o que desarrollan temas supuestamente serios pero desde puntos de vista que cualquier persona mínimamente culta catalogaría de "fantasiosos". Vaya, que vivir para ver.

22 marzo 2006

Imposibles relecturas

Algunos libros son, sencillamente, imposibles de volver a leer. La mayoría de los que entran dentro de esta categoría, porque son malos con ganas o porque costaron tanto en ser leídos que una relectura adquiere tintes de pesadilla.

Así pues, dudo que me vuelva a leer ningún libro de Dan Brown por segunda vez. Entretenidillos, sí, pero dejémoslo ahí. En cambio, algún día me volveré a leer Cronopaisaje (lo prometo) de Gregory Benford. Es el único libro que me he empezado a leer tres veces, porque las dos primeras tuve que dejarlo por imposible. Pero lo conseguí. Y de hecho, incluso me gustó moderadamente. Ahora, con el paso del tiempo, posiblemente lo apreciaría más. Pero vamos a mantenerlo en barbecho unos cuantos años más.

Otros libros, en cambio, no puden ser leídos una segunda vez. O al menos, no pueden serlo de la misma manera que la primera. Así sucede con joyas tales como El Señor de los Anillos y más después de haber visto las películas. En parte, porque uno le acaba poniendo la cara de Elijah Wood, Sean Astin, Ian McKellen o Vigo Mortensen a Frodo, Sam, Gandalf o Aragorn; y en parte, porque algunos pasajes como el de los túmulos y Tom Bombadil quedan diluidos en la bruma.

El tema de las versiones fílmicas es uno de los principales inconvenientes del actual tirón de Hollywood por las películas de ciencia ficción. Con la fiebre de Saturno devorando a sus hijos, de llevar relatos y novelas a la gran pantalla, cada vez resulta más difícil para un lector neófito poder leer el libro sin tener la imagen de la película ya in mente.

Hay otros libros que, debido a la sorpresa o giro argumental que contienen ya no pueden ser leídos por segunda vez de manera ni remotamente similar a la primera. Y no me refiero a los que, simplemente, tienen un final inesperado (vaya, pues el asesino era el mayordomo), sino más bien a otra clase distinta de narraciones. Tal es el caso de El árbol familiar de Sheri S. Tepper, en el que dicho giro es tan brutal que rompe todos los esquemas que nos habíamos forjado mentalmente sobre los personajes. Por supuesto, si intentamos releerlos ya no podemos hacer ver que no sabemos de qué va la cosa y la lectura es muy diferente.

Finalmente, algunas relecturas nos descubren que uno de esos libros que teníamos en un pedestal y considerábamos una gloriosa obra maestra, ni nos emociona ni nos excita tanto como la primera vez que lo leímos. Es lo que me sucedió con La ciudad y las estrellas que devoré en una noche la primera vez que lo leí y que, al cabo de muchos años, tras una segunda lectura ha pasado sin pena ni gloria.

Supongo que muchas de las lecturas de juventud dejan ese aura indeleble que, si es revuelta años después, se pierde. La magia ya no se sostiene y tras haber probado el fruto del árbol prohibido, ya nada sabe igual y la inocencia se ha esfumado para siempre.

En fin, que segundas lecturas no siempre son buenas y a veces incluso son claramente contraproducentes. Pero no por ello dejan de ser necesarias si queremos valorar en su justa medida la calidad de una obra. Pues hay obras de juventud, obras de madurez y obras de senectud. Y, por supuesto, están los clásicos, que pueden ser leídos a cualquier edad y nos dejan distintos sabores en la boca. ¡Claro que por eso son clásicos!

21 marzo 2006

La leyenda urbana se torna realidad

Pues sí, parece que esta vez la publicación de La nueva guía de lectura de Miquel Barceló va en serio. No porque lo anuncien para junio, que eso ya no significa nada después de tantos anuncios y desmentidos, sino porque al parecer ya tiene portada. En fin, que parece que aquello que se nos dijo de que ya estaba en imprenta debe ser cierto. O eso, o se trata de otra hartera maniobra para tomarnos el pelo a los frikis irredentos del fandom de la ciencia ficción.

Ha llovido mucho desde la primera guía de Barceló. La verdad es que se trataba de un libro muy interesante con sus más (bastante exhaustivo) y sus menos (pobre de ti si te gustaba Dick o Ballard). Desde entonces hemos tenido otras guías, como las de David Pringle de ciencia ficción y fantasía (Minotauro) o la de La Factoría.

También los fanzines e internet han hecho mucho en la promoción y difusión de reseñas de ciencia ficción, con lo que encontrar referencias en castellano sobre autores y obras específicas no era algo complicado.

Pero hay que reconocerle el mérito a Barceló por haber sacado al mercado un producto tan necesario como polémico (ya se sabe que los lectores del fantástico somos muy quisquillosos con nuestros favoritos y no menos con nuestras bestias negras).

Ahora se anuncia -parece ser que este año sí- una nueva guía. La verdad es que la compraré en parte por morbo, lo reconozco: quiero ver si sigue tratando a patadas a Dick, menosteniendo a Ballard o poniendo por las nubes a sus killer's B. También tengo curiosidad por comparar su nueva guía con la antigua, para ver cómo considera un experto en la materia la evolución del género en los últimos veinte años.

La nueva guía ha entrado en el campo de la leyenda (urbana, se entiende) después de que se venga anunciando su publicación repetidamente desde el año 2000 y, en el último momento, se vea pospuesta su salida por causas desconocidas. Desde luego que otros libros (también de Barceló) han corrido peor suerte, como el de informática y ciencia ficción que nunca vio la luz y del que difícilmente la verá ya, aunque nunca se sabe.

En fin, que parece que en junio sale la nueva guía, si no pasa nada raro, o mejor dicho, si no pasa nada habitual...

20 marzo 2006

Un fantasma recorre España

Esta semana pasada el titular de un diario inglés comparaba la actitud de los jóvenes franceses con la de los españoles. Resumidamente vendría a ser algo así como: "Mientras los jóvenes franceses se manifiestan para cambiar la sociedad, los españoles se emborrachan (macrobotellón)". De acuerdo, muy demagógico y muy típico de los ingleses el denostarnos de esta manera. Pero por desgracia, también muy cierto.

En otro post ya comentaba la escalofriante similitud entre el mundo descrito en La naranja mecánica y nuestra sociedad, en especial con el mundo de los jóvenes. ¿Qué es lo que está sucediendo?

Para mí no tiene excesiva importancia lo del macrobotellón en sí. No deja de ser una competición boba y absurda, como otra cualquiera. Lo grave es que en muchos lugares esto es la norma. De hecho, parece que la única manera de divertirse para buena parte (si no para la inmensa mayoría) de los jóvenes consiste en drogarse, ya sea mediante el alcohol, ya sea mediante otro tipo de sustancias (marihuana, pastillas, cocaína...).

En fin, lo de siempre. Además, las justificaciones son de lo más sui generis: que si el ocio nocturno es caro, que si el precio de la entrada de las discotecas, que si el precio del alcohol en los establecimientos, etc. ¡Como si antes ir a las discotecas o ir de copas fuese barato y de golpe se hubiese puesto por las nubes! De acuerdo, el euro ha influido, pero no se justifican estas conductas sociales.

Como decía, no veo tan grave el tema del botellón como el hecho de que la juventud esté tan apática que sólo vea las drogas como una opción de ocio más, a veces la única. Aunque también es cierto que no se habilitan ni facilitan muchas opciones para dar salida al ocio de los jóvenes.

¿Por qué hemos llegado a esta situación? ¿Qué consecuencias tiene? ¿Tiene alguna salida? No sé, creo que es un tema suficientemente importante como para que la sociedad en general y los políticos y las familias en particular se lo planteen muy seriamente. Pero no, parece que es mucho más importante hablar de supuestas conjuras del "11-M" o del Estatut. Mientrastanto, los problemas reales del país se enquistan y se vuelven endémicos.

17 marzo 2006

Minería asteroidal

Un equipo de investigadores de la Universidad de Yale han determinado en un estudio que las existencias de algunos metales, como el cobre, el zinc y otros, no pueden cubrir ilimitadamente las necesidades de la población aunque sean reciclados.

Esto me ha recordado a un pasaje del libro Tierra de David Brin en que la gente se entretenía en ir a antiguos vertederos de residuos a fin de obtener materiales útiles que reciclar, como los metales. Tal vez en el futuro esto no sea una escena de ciencia ficción y quizás ese futuro esté más cerca de lo que nos pudiera parecer en un principio.

Es por esto que ha dejado de parecerme una maquinación utópica carente de sentido la minería asteroidal. Si realmente el crecimiento no va a poder sostenerse, mucho me temo que en vez de ir a un crecimiento sostenido (sería lo ideal, pero todos sabemos que no vivimos en un mundo ideal) iremos a soluciones más o menos ingeniosas como la minería asteroidal, esto es, enviar sondas a los asteroides para proveernos de ciertos materiales, como los metales.

¿Ciencia ficción? Desde luego, aunque ello no está reñido con la realidad en un período de tiempo no necesariamente demasiado largo. Hay muchos tipos de asteroides. Algunos son eminentemente metálicos y de ellos podría extraerse una gran cantidad de materiales.

Una posibilidad sería desplazar el asteroide hasta las cercanías de la Tierra (siempre que no fuese excesivamente grande), en donde podría explotarse, aunque esto conlleva riesgos de seguridad y un coste energético enorme.

Lo más seguro es que se enviaría sólo el material procesado a la Tierra, para evitarse costes energéticos. O tal vez se dedicaría en el futuro a otros fines, como la construcción de estructuras en Marte o en donde fuese.

Quién sabe. Tal vez esté más cerca de lo que nos pensamos.

15 marzo 2006

Idus de marzo

Hoy, 15 de marzo, son los idus de marzo (la mitad de mes), el día que hace más de veinte siglos asesinaron a Cayo Julio César en el Senado romano. Hace años tuve la suerte de contemplar un pequeño ritual que al parecer celebran todos los años, sufragado por el ayuntamiento de la Ciudad en memoria del difunto Julio.

Mucha tinta ha corrido sobre el que tal vez sea uno de los magnicidios más famosos de toda la historia, pero como en este blog suelo hablar básicamente de literatura fantástica, no le daré un enfoque histórico, sino que me ceñiré al tema.

Una de las cosas que encuentro a faltar entre la reciente moda de las ucronías es la falta de una obra que polemice acerca de qué hubiese sucedido si no hubiese muerto Julio César.

Podemos adelantar algunas cosas. Para empezar, si se hubiese consolidado la reforma política por la que nombró senadores a representantes de las distintas provincias, se hubiese instaurado un sistema representativo, lo que hubiese sido una novedad muy interesante. Desde luego que los senadores en cuestión no eran mucho más libres de decidir que los romanos, pero las provincias se hubiesen sentido como algo más que como colonias explotadas, que es lo que siempre fuimos.

Por otro lado, la idea de un Emperador monárquico (que es en definitiva lo que acabó sucediendo después) hubiese ahorrado muchas conjuras y guerras civiles estériles. Además, César tenía un programa muy ambicioso de reformas que, en parte después desarrollaron posteriores emperadores.

Pero lo más interesante, con César proclamado Emperador y unas legiones fieles a él en persona, posiblemente se hubiera lanzado a la conquista de oriente y del norte. La historia hubiese sido muy diferente. Tal vez no hubiese existido nunca el desastre del bosque de Teutoberg y los germanos habrían sido derrotados y romanizados, por lo que Roma no hubiese caído siglos después o lo hubiese hecho de manera muy diferente.

Quién sabe... Es todo un universo de especulaciones. Algunas ha habido en el campo de la ciencia ficción, como Que no desciendan las tinieblas de Lyon Sprague de Camp, además de muchas otras ucronías, como Un hombre en el castillo de Philip K. Dick, en que los nazis y los japoneses ganan la II Guerra Mundial, Pavana, de Keith Roberts, que aunque no es totalmente una ucronía especula sobre un mundo en que la Armada Invencible hizo honor a su nombre y los españoles derrotaron a los ingleses, deponiendo del trono a Isabel I.

Recientemente, en España parece que surgen algunas iniciativas de lo más interesante en el campo de las ucronías. Por un lado, tenemos la recopilación de relatos Franco. Una historia alternativa, de diversos autores o Danza de tinieblas, de Eduardo Vaquerizo, en que Juan de Austria sucede a su hermano Felipe II en el trono de España.

En fin, disfrutad del día y tened mucho cuidado con los idus de marzo...

14 marzo 2006

El determinismo genético

Según recientes estudios de Richard P. Ebstein y sus colegas, del Centro Scheinfeld para la Genética Humana y las Ciencias Sociales, del departamento de Psicología de la Universidad Hebrea, los bailarines tienen diferencias genéticas en dos de sus genes respecto a los de la población general. Es decir, que existiría un cierto tipo de determinismo biológico o propensión favorable a la danza entre los portadores de dichos genes.

No es ninguna novedad. Otros estudios habían apuntado ya a diferencias genéticas entre atletas (lógico) y músicos (bastante lógico, también).

¿Es posible que estemos mucho más predestinados de lo que parece en función de nuestra dotación genética? ¿Hasta qué punto los genes pueden influir tanto o más que la educación (los memes)?

Muchas son las obras de ciencia ficción que tocan este tema. De hecho, la selección genética es uno de los temas estrella de este género literario.

Uno de ellos es el reciente relato "El hielo" (The Ice, 2003) de Steven Popkes -del que ya hablé en otro post- en que el clon del jugador de hockey sobre hielo más famoso de todos los tiempos, acaba también convertido en jugador de este deporte.

Tal vez la obra cumbre en cómo la genética (y también la memética) influyen sobre nuestro carácter y nuestra forma de ser sea la monumental Cyteen de C. J. Cherryh. En ella, una carismática líder es clonada y educada -en principio- de la misma manera en que fue educada la original, a fin de reproducir a la líder a todos los niveles.

Muy conocidos también son los humanos cultivados para funciones específicas, que podemos apreciar también en Cyteen (los alphas), o en La torre de cristal de Robert Silverberg o en el clásico ¿Un mundo feliz?, de Aldous Huxley.

¿Estará a la vuelta de la esquina un nuevo sistema educativo que escudriñará en nuestros genes para recomendarnos cuál debe ser nuestro lugar en la sociedad? ¿Propiciará esto una nueva era de clases feudales rígidas o, por el contrario, ampliará la felicidad colectiva al permitir que cada cual se desarrolle en aquello que tenga más posibilidades de triunfar?

El debate está abierto y hay mucho campo todavía por recorrer.

13 marzo 2006

Correlaciones: El lenguaje y lo que vemos

Según un estudio de Universidad de California en Berkeley y la Universidad de Chicago, el lenguaje que hablamos afecta a la mitad de lo que vemos. Concretamente, el lenguaje afecta a la percepción en la mitad derecha del campo visual, que está controlada por el hemisferio izquierdo de nuestro cerebro.

Desde hace años que existe una cierta polémica en si el lenguaje puede influir en cómo percibimos el mundo y hasta qué punto. Así, los hablantes de lenguas que tienen muchas palabras para distinguir tonos parecidos de color, parecen realmente distinguir más colores que aquellos hablantes de lenguas con menos palabras diferenciadoras.

Y no sólo es una cuestión de cantidad, sino de calidad. Así, por ejemplo, los hablantes de inglés tienen tres palabras (igual que nosotros) para designar al gris (grey), al azul (blue) y al verde (green), mientras que otras lenguas, como el gaélico, sólo tienen dos: una para el azul-verde y otra para el azul-gris (gwyrda y illwyd).

Ahora, estos estudios parece que empezarían a aportar pruebas a favor de las tesis que aseguran que el lenguaje influye en la manera de ver el mundo.

En la misma línea, un estudio del 2005 de la Universidad de Oxford apuntaba a que el lenguaje podía influir en un sentido tan arraigado y antiguo como es el olfato, de manera que determinadas palabras ligadas a objetos fragantes activarían ciertas zonas del cerebro independientemente de las sensaciones sensoriales.

En el mundo de la ciencia ficción, las tesis de que el lenguaje afecta a la percepción o incluso a la conciencia fueron asumidas hace mucho tiempo. Es más: han ido mucho más lejos. Así tenemos obras como Babel 17 de Samuel R. Delany, Los lenguajes de Pao de Jack Vance, Lengua materna de Suzette Haden Elgin o Empotrados de Ian Watson, en esta línea.

Más recientemente, el magnífico relato de Ted Chiang, "La historia de tu vida" (contenido en La historia de tu vida, Bibliópolis) ha ido mucho más allá al plantear un lenguaje que nos permitiría interpretar la causalidad de manera radicalmente diferente.

Por su naturaleza, la ciencia ficción siempre ha tendido a especular y este campo es todavía bastante especulativo, dado que los estudios a favor o en contra de estas tesis son aún muy incipientes.

El futuro nos deparará, probablemente, muchas sorpresas.


10 marzo 2006

El secreto desvelado

¿Habéis observado la enorme cantidad de libros de thriller y misterio que han inundado últimamente las librerías? Libros del tipo Código da Vinci y que son todos por el estilo:

"Un misterioso objeto acaba de aparecer (o de ser robado), un objeto que permitiría poner al descubierto un secreto tremendo que podría cambiar la historia".

Bueno, pues el que escribe este blog está harto, cansado y asqueado de este tipo de libros. No porque no me guste el planteamiento, en absoluto, me suele fascinar, sino porque los desenlaces suelen ser todos una verdadera porquería.

Vaya, que de "cambiar el futuro de la historia", nada. ¿Por qué nadie se atreve? ¿Por qué no un libro que empiece con dicho planteamiento? "Se descubre que el cristianismo (o lo que sea) estaba basado en una farsa y se lía la marimorena".

Sería maravilloso ver qué pasaba cuando el misterioso objeto cambiase la historia, cómo lo haría, qué repercusiones tendría, qué posicionamientos habría, cómo nos afectaría a nuestra vida diaria, qué tratamiento darían los medios de comunicación, qué enfrentamientos se producirían y entre quiénes y así sucesivamente.

Es decir: ciencia ficción y no esos patéticos panegíricos de la mediocridad que prometen mucho y nos dejan con las ganas, que transforman miel en hiel y que, la mayor parte de las veces, son incapaces de mantener una mínima coherencia o solidez de personajes.

Todo el mundo se ha apuntado a la moda que da dinero, pero dice muy poco del mercado literario que nadie haya superado en calidad el producto original que disparó el fenómeno (lo cual no es excesivamente complicado). Y no quiero decir superarlo literariamente, que posiblemente haya novelas de este tipo mucho mejor escritas, sino en el planteamiento.

En fin, espero que alguno decida romper la mediocridad y sorprendernos un poco, porque ir a la librería se está convirtiendo últimamente en un verdadero hastío.

06 marzo 2006

Harry Potter y el misterio del príncipe / J. K. Rowling

Harry Potter y el misterio del principe
J. K. Rowling
Ed. Salamandra

Llegamos ya a la sexta entrega del fenómeno Harry Potter que, en parte gracias a las películas, ha trascendido el ámbito infantil y juvenil al que estaba destinado inicialmente y que ha contagiado también a muchos adultos de la fiebre por la magia. Reconozco que soy uno de ellos y que espero con ansia la publicación de cada nuevo volumen de las aventuras del joven mago y sus amigos.

Esta vez, la gran novedad que aportaba era la muerte de uno de los protagonistas principales que, desde el primer volumen se ve a la legua que no llegaba al final de la saga para darle mayor emoción a la cosa.

La novela, menos densa que libros anteriores, aunque también menos obsesiva y mucho más interesante, aclara prácticamente todos los misterios que hay alrededor de Lord Voldemort y de su relación con Harry Potter y deja para la última entrega el duelo final entre ambos.

La característica más destacada del nuevo libro es la madurez, que Harry descubre de manera un tanto trágica y que cambia el mundo mágico de Hogwarts para siempre jamás. Las cosas no volverán a ser lo mismo ya nunca. La autora prepara así el desenlace creando un anticlímax un tanto tenebroso que augura que la última parte del serial será bastante diferente de las anteriores.

Otro de los elementos curiosos de Harry Potter y el misterio del príncipe es la redefinición de algunos personajes que ya habían aparecido en anteriores entregas. En especial, la aparición de un nuevo villano que hará rechinar los dientes de rabia a más de uno y cuya misión en la saga parece aclarada definitivamente.

En mi opinión, el sexto es uno de los mejores libros de la serie y se aleja un tanto de los criterios básicos de la novela juvenil. Pero es que Harry Potter se ha convertido ya en un fenómeno de masas que interesa a jóvenes y a adultos y cuyas apariciones se anuncian como si de la última versión de las Windows se tratase.

Veremos qué nos depara el último volumen, que supongo se hará esperar y cómo llevan al cine el quinto y el sexto volumen. Esperaré impaciente el desenlace.

03 marzo 2006

Correlaciones: Altius, citius, fortius

Cada vez que hay un evento deportivo de una cierta embergadura, como es el caso ahora de los Juegos Olímpicos de Invierno, me planteo hasta qué punto la filosofía deportiva de los récords y de ser el mejor a cualquier precio no ha tocado fondo hace tiempo ya.

De hecho, no sólo sucede con el deporte, sino con otras manifestaciones artísticas parecidas, como puede ser la danza.

El viejo dicho de altius, citius, fortius ha inspirado exageradamente muchas posturas del deporte, la danza y otras manifestaciones físicas del siglo XX y es el pan nuestro de cada día en el siglo XXI.

De alguna manera, ya se han establecido mecanismos limitatorios en estas modalidades, como son los controles antidopaje, esto es, tratar de evitar que los deportistas utilicen medios artificiales para aumentar sus posibilidades personales. Es decir, para evitar que hagan trampa y nos vendan que son más de lo que en realidad son.

¿Pero dónde están los límites? Recuerdo el caso de un deportista de mi localidad, José Antonio Hermida, un ciclista BTT, medalla de plata olímpica en los Juegos de Atenas, que tiene que llevar a todas las competiciones en que participa un informe médico conforme su anormal hematocrito es de origen natural y no debido a la ingesta de ninguna sustancia.

Por otro lado, se sospecha que algunas sustancias que aumentan el rendimiento de los deportistas son inidentificables mediante análisis sanguíneos o de orina por el motivo que sea (se descomponen muy rápidamente, dejan rastros muy sutiles, etc).

Si las técnicas de detección se van perfeccionando, también lo hacen los métodos para hacer trampa, en una especie de guerra o escalada de armamentos.

En la magnífica novela corta Bailando en el aire de Nancy Kress se trata un tema similar: los aumentos artificiales de las bailarinas protagonistas para realizar gestas que una bailarina normal sería incapaz de efectuar. La narración merece verdaderamente la pena y desde aquí la recomiendo encarecidamente.

¿Ciencia ficción? ¡Ni de lejos! Se ha dado el caso de jugadores de golf, por ejemplo, que se han operado la vista para mejorar notablemente sus capacidades sensoriales hasta extremos extraordinarios. ¿Es eso trampa? En mi opinión sí, pero es una opinión, claro.

¿Cuántos ejemplos más debe haber en el ultracompetitivo mundo del deporte y del espectáculo? No hace falta hablar del cine y Hollywood como meca, donde los artistas que no han pasado por el quirófano alguna vez para darse unos ajustes deben contarse con los dedos de una mano.

¿No estamos llevando el altius, citius, fortius demasiado lejos? ¿No será que lo único que deseamos es la gloria y la fama pero en el fondo rechazamos el espíritu que debería concederla?

02 marzo 2006

Un año después

Parece que fue hace años y en realidad sólo han pasado doce meses desde que cerró Cyberdark. La verdad es que no se me ocurre qué decir que no hayan dicho otros ya, pero trataré de aportar mi visión personal.

Para mí Cyberdark fue todo un descubrimiento. De hecho, fue redescubrir la ciencia ficción que tenía un poco apartada después de unos cuantos años de semiabandono. Quien más notó este reenganche fue, sin duda alguna, mi economía, pues representó y aún representa un incremento más que notable en gastos de compra de libros.

Pero desembolse pecuniario a parte, Cyberdark implicó el involucrarme muy seriamente en un proyecto en que sinceramente creía, con un montón de horas de dedicación para escribir artículos, maquetar, entrar relatos originales en la biblioteca, hacer de vigilante de la playa, perdón, de los foros, labores técnicas diversas, etc.

Cuando finalmente todo acabó, a parte de la sensación de tristeza y de vacío que me dejó, debo reconocer que significó un cierto alivio, pues me di cuenta de que la cantidad de horas que dejaba cada semana era excesivo. Así que entiendo perfectamente la actitud de David y qué le llevó a tomar la decisión, pues él que soportaba la mayor parte de la carga.

Muchos sólo vieron que les cerraban el lugar de promoción o de reunión. Es como cuando unos okupas son expulsados de la casa en que están porque la van a derribar y se enfadan porque la consideran suya, cuando en realidad no es así.

Así pues, supongo que David ahora debe estar en la gloria, trabajando en lo suyo y sin agobios innecesarios de usuarios cabreados, frikis enfurecidos, editores enojados y escritores disgustados.

Fue una etapa muy interesante pero inestable a largo plazo. Algunos creíamos que se podían salvar los muebles y reducir el monstruo a lo esencial. Es posible que así pudiera haberse hecho, pero dada la estructura técnica que tenía la base de datos y el servidor, los conocimientos necesarios para gestionarlos adecuadamente y la heterogeneidad del equipo que formábamos parte del staff eso era prácticamente imposible.

Lo más interesante de Cyberdark, en mi opinión, era que lo tenía todo reunido: los artículos de portada, la base de datos bibliográfica, la tienda, los foros, los grupos, el centro de mensajes, etc, y además lo tenía de una manera muy interactiva y con una interface agradable y fácil de manejar.

Los diferentes proyectos que han surgido de la diáspora naranja adolecen básicamente de dos fallos: adolecen de interfaces algo antipáticas y no lo tienen todo.

De Cyberdark sólo han quedado los artículos en portada, guardados en un archivo que es posible consultar y la Tienda. La Biblioteca ha ido a parar a la Tercera Fundación y los foros se han repartido por varios proyectos, el más importante SeDice.com.

En definitiva, nuevos proyectos con nuevos equipos a los que les deseo la mejor suerte. Por mi parte, ha representado la entrada en la blogosfera, porque quería seguir diciendo cosas y ninguno de los foros que se habían abierto me acababa de convencer. Y como yo, otros tantos.

La vida continúa y todo evoluciona. Como decía Nacho, hubiese sido interesante ver qué habría sucedido si Cyberdark no hubiese cerrado y, encima, hubiera tenido en su seno ¡Blogs! Pero de nada sirve especular. Algo importante en el fandom se ha perdido, el espejo se ha roto y aunque algunos intenten juntar los pedazos, creo que es una labor algo estéril. Hay que mirar hacia adelante y veremos qué sucede.

¿Lo mejor de Cyberdark? Para mí, los buenos amigos que allí hice. ¿Lo peor? Las discusiones estériles, largas e inútiles que mantuve con algunas personas que por allí pululaban, que se dedicaban más a escucharse a sí mismos y a tratar de manipular a los demás. Pero me quedo con lo bueno...

01 marzo 2006

Octavia Butler

Hace pocos días murió Octavia Butler, una de las pocas mujeres negras dedicadas a la ciencia ficción.Butler es conocida únicamente en nuestro país por la trilogía de la Xenogénesis, formada por Amanecer (Dawn, 1987), Ritos de madurez (Adulthood Rites, 1988) e Imago (1989).

Poco más se le ha publicado en España, aunque su producción es algo más amplia. Habría que incluir también el relato "Hijo de sangre", premio Nébula 1984 y premio Hugo 1985, incluido en Lo Mejor de Isaac Asimov Science Fiction Magazine.

Es una lástima que el resto de sus obras hayan quedado sin traducir y es posible que ahora permanezcan en el limbo para siempre jamás.

He aquí su bibliografía:

- Crossover, (rc) 1971
- Patternmaster (n) 1976
- Mind of My Mind (n) 1977
- Survivor (n) 1978
- Near of Kin, (rc) 1979
- Kindred (n) 1979
- Wild Seed, (n) 1980
- Speech Sounds, (rc) 1983
- Bloodchild, (r) 1984
- Clay's Ark (n) 1984
- Dawn [Xenogenesis], (n) 1987
- The Evening and the Morning and the Night, (r) 1987
- Adulthood Rites [Xenogenesis], (n) 1988
- Imago [Xenogenesis], (n) 1989
- Parable of the Sower (n) 1993
- The Monophobic Response, (rc) 1995
- Parable of the Talents (n) 1998
- Amnesty, (rc) 2003
- The Book of Martha, (rc) 21 2003
- Fledgling (n) 2005

r: relato; rc: relato corto; n: novela