15 diciembre 2015

Fiestas intertemporales



Stephen Hawking proponía buscar posibles viajeros del tiempo de una manera bastante peculiar. La idea era montar una fiesta privada sin avisar a nadie de ello. A continuación esperar unos cuantos años y repartir, en el futuro –cuando se supone que ya se habrá descubierto la manera de viajar en el tiempo- unas invitaciones para la fiesta, indicando sitio y fecha.

Ni que decir tiene que a la fiesta no se presentó nadie. Ya sea porque viajar por el tiempo es imposible, almenos en un futuro cercano, ya sea porque las invitaciones no llegaron a repartirse, ya sea porque en el futuro, se puede viajar en el tiempo, pero está prohibido para evitar paradojas temporales.

Ya se sabe: la paradoja del abuelo, o mejor dicho, de la abuela, porque la abuela podría haberle sido infiel al abuelo y aunque lo eliminásemos, no alteraríamos nuestra propia existencia.

En fin, que parece que Hawking tendrá que esperar una larga temporada antes de poder recibir a sus huéspedes espacio-temporales…

09 diciembre 2015

Jaque mate



Otro relato verdaderamente impresionante contenido en la antología Trece monos de César Mallorquí es la narración “El décimo quinto movimiento”.

Se trata de uno de esos relatos especiales, con un aura mágica que no sabes bien bien de dónde procede pero cuya lectura deja siempre un buen sabor de boca.

El argumento gira acerca de una partida de ajedrez que dura siglos entre dos familias poderosas enfrentadas desde tiempos seculares, que van manipulando la realidad a fin de continuar con la partida y obtener algún día lejano la victoria.

En cierta manera, recuerda un poco a las preciosas historias de Fritz Leiber de las guerras entre arañas y serpientes, aunque con un enfoque ligeramente distinto.

Tal vez la magia proceda del hecho de que hay una serie de personas que no sólo mueven los hilos de la historia a su conveniencia, sino que forman parte de algo mayor, de algo que les trasciende y que llena completamente de sentido sus vidas, dedicadas exclusivamente a un juego tan inofensivo como trascendente.

En cierta manera, recuerda también un poco a la novela El ocho, de Katherine Neville, aunque aquí las repercusiones históricas están mucho más acotadas, mientras que en la novela de Neville, toda la Historia parece girar alrededor de un juego mágico de ajedrez.

Para acabar, me gustaría resaltar también otro interesante relato sobre ajedrez, esta vez del maestro del relato George R. R. Martin, contenido en Un corazón atribulado: “Variantes sin salida”, sobre una partida de ajedrez maldita que llegará a determinar el futuro de todos los que se acercan a ella.

01 diciembre 2015

Correlaciones: Está en los genes



Recientemente leí la magnífica antología de relatos de ciencia ficción de César Mallorquí titulada “Trece monos”. Me gustaría comentar uno de ellos, concretamente: el relato titulado “Naturaleza humana”.

Antes de continuar, advierto que hay spoiler gordo así que si no habéis leído el relato y queréis hacerlo, ni sigáis leyendo a partir de aquí.

La base central de “Naturaleza humana” se basa en que unos extraterrestres anteriores a la Humanidad han grabado a sangre y fuego determinada conducta en los genes del homo sapiens a fin de vengarse de otra raza extraterrestre con la que estaban en guerra. No hace falta entrar en detalles.

Esto de grabar algo en los genes de otra raza –sea humana o no- no es ninguna novedad en la ciencia ficción. Por ejemplo, David Brin hace de la manipulación del genoma de otras especies sintientes la base de sus novelas del ciclo de Marea estelar. La idea es manipular los genes para volver más inteligentes determinadas especies, como los gorilas, los delfines o los chimpancés.

También es la base argumental de 2001: Una odisea en el espacio en que una misteriosa raza alienígena, representada por un monolito efectúa cambios en el genoma humano de tal manera que despertamos a la inteligencia… y también a la violencia más despiadada.

En otro orden de cosas, en Star Trek: La Nueva Generación, en el episodio titulado: “La caza”, también nos encontramos con una manipulación genética, esta vez a escala galáctica, de varias razas, entre las que se cuenta la humana, con un mensaje escondido en lo más profundo del ADN de varias especies.

La manipulación genética con fines diversos es muy común en la ciencia ficción. Baste recordar la manipulación accidental sucedida en la película La mosca, con fatales consecuencias para el protagonista.

A veces, es un accidente y a veces es premeditado. En algunas ocasiones el experimento se aplica a un individuo o conjunto reducido de individuos y en otras, a toda una especie. Las posibilidades son realmente amplias y sorprendentes.