23 febrero 2012

El apagón / Connie Willis

El apagón
Blackout (2010)
Connie Willis
Ed. B, Col. Nova
Págs.: 624
2011



Como ya viene siendo habitual con esta autora, estamos ante otro megatocho que, en este caso, no es sino la primera parte de una meganovela. No obstante la cantidad de páginas que desfilarán por nuestros ojos si decidimos hincarle el diente a esta interesante novela, no se hace nada larga ni pesada, también, como suele ser habitual con Connie Willis.

En alguna ocasión me he referido a la “cháchara” Willis refiriéndome a la increíble capacidad de la autora norteamericana para narrar y narrar diálogos sin que pase nada trascendente, pero sin que aburra o empalague. Esta obra tiene algo de eso, aunque la “cháchara” (en el buen sentido del término) no abunda.

La novela nos remite a la Universidad de Oxford del 2060, uno de los universos habituales de la autora, en que los historiadores utilizan un habitual viaje en el tiempo hacia el pasado para poderlo estudiar mejor. Sólo que esta vez, algo sale mal –en esta primera parte de la novela no queda claro qué- y una serie de historiadores bisoños se quedan atrapados en uno de los períodos más peligrosos de la historia: la Inglaterra del blitz de los años 40 del siglo XX, durante la II Guerra Mundial.

Al principio, los personajes no saben qué sucede, pero tras una serie de peripecias, llegan a la conclusión que algo ha sucedido con sus “máquinas” del tiempo (los portales) y contemplan angustiados la imposibilidad de volver a su presente y de quedar atrapados en la guerra. Es más, incluso temen estar ejerciendo una influencia nefasta en los acontecimientos y estar alterando –para mal- el curso de la historia.

Aunque la trama es claramente deudora de la ciencia ficción, Connie Willis ha escrito aquí una especie de novela histórica contada desde los ojos modernos. Por ejemplo, nadie en 1940 encontraría a faltar los antibióticos, pues su uso no era generalizado en aquella época.

Si bien aparentemente no sucede nada trascendental en la novela, uno experimenta una angustia creciente acorde con lo que están pasando los personajes, con quienes uno se identifica rápidamente.

Por desgracia, la novela nos deja en ascuas en espera de la continuación, de lo que realmente debería haber sido tratado como una sola novela, aunque el volumen de la primera parte –más de 600 páginas- supongo que debió desaconsejarlo por razones comerciales.