28 abril 2011

Llega Juego de Tronos

Próximamente, en sus pantallas, podrán ver la nueva serie de fantasía que creará verdadero furor. Se trata de Game of Thrones (Juego de Tronos), con título homónimo del primer libro de la serie Canción de Hielo y Fuego del escritor de literatura fantástica George R. R. Martin.

Juego de Tronos, para aquellos que no hayan visto el primer episodio todavía o no se hayan leído los correspondientes libros-tocho, es un inmenso culebrón. De hecho, podríamos catalogarlo como una especie de El Señor de los Anillos pero en versión culebrón.

La serie tiene varios elementos que la convierten en diferente de otras series fantásticas al uso. En primer lugar, la gran cantidad de personajes que tiene. Una de los consejos de los fans de la serie es: "no te encapriches demasiado de ningún personaje", pues muchos de ellos van a desaparecer rápidamente.

El transfondo es una guerra que está inspirada en la guerra civil inglesa de las dos rosas (entre las casas de York y Lancaster en la realidad, entre las casas de Stark y Lannister, en las novelas).

Por si fuese poco, la antigua dinastía reinante no está acabada y tiene algo que decir por boca de la enigmática Daenerys, poseedora de los huevos de dragón.

A todo esto, hay que añadir, que a diferencia de la mayoría de series fantásticas, la magia, el elemento fantástico, ni está presente en toda su intensidad desde el principio, ni tiende a desaparecer, para dar paso a un nuevo orden, sino que sucede lo contrario: la magia esta reapareciendo.

El regusto histórico, el elemento fantástico y el hecho de ser una novela-río de personajes puede parecer que promete acción por un tubo, pero la verdad es que en el primer libro, no pasa gran cosa. Eso sí, se nos presenta a la mayor parte de personajes y comenzamos a ver un poco por dónde van los tiros.

Reconozco que la fantasía, en general, suele gustarme mucho menos que la ciencia ficción. Pero hay excepciones y La Canción de Hielo y Fuego es una de ellas. Si no habéis leído los libros, hacedlo antes de ver la serie, creo que merece la pena. Y si no, disfrutad directamente de la serie. Tiene muy buena pinta.

14 abril 2011

Mundos cálidos y otros / James Tiptree Jr.

Estamos ante una magnífica selección de relatos de James Tiptree Jr., seudónimo de Alice B. Sheldon, psicóloga norteamericana y escritora de ciencia ficción de gran calidad, que nos dejó una interesante cantidad de buenos relatos cortos del género.

Los relatos de esta antología están muy bien escritos y todos logran transmitir la extrañeza tan característica de la prosa de Tiptree, generalmente a partir de descripciones de extraterrestres extravagantes, contadas muchas veces de manera atípica, propia de la experimentalidad de la new wave.

La colección contiene tal vez tres de los mejores relatos de la autora: "La muchacha que estaba conectada", "Las mujeres que los hombres no ven" y "Amor es el plan el plan es la muerte", con mención especial también para "Y he llegado a este lugar por caminos errados".

En "Todas las clases de sí" se nos describe la historia de cuatro antisistema y un peculiar alien, seductor y muy peculiar que viene a nuestro mundo con unas intenciones que podrían resultar devastadoras para el planeta.

"La leche de Paraíso" es una peculiar historia sobre un humano supuestamente criado en un mundo alienígena al que supuestamente le han injertado falsos recuerdos.

"Y he llegado a este lugar por caminos errados" es uno de esos relatos etéreos tan característicos de la escritora, de una gran belleza.

"El último vuelo del doctor Ain" es una especie de "Doce monos" en versión reducida. Incluso las referencias a los osos son comunes con la película.

"Amberjack" es de los pocos relatos que no he acabado de comprender por ser excesivamente oscuro. En una línea parecida, "A través de una chica, oscuramente", en la que se cuentan los diferentes tipos de relaciones interpersonales existentes en el futuro.

"La muchacha que estaba conectada" es un magnífico relato que cuenta la historia de una mujer inadaptada a la sociedad en que vive debido a su aspecto físico y que logra el escapismo perfecto mediante una avanzada tecnología. Una seria llamada a la cultura de la imagen por la imagen tan común hoy día.

"Los saurios que florecen de noche" es un relato sarcástico sobre viajes en el tiempo, dinosaurios y caza mayor, con algunos toques escatológicos.

"Las mujeres que los hombres no ven" es un bello relato feminista en la misma línea que "Súbenos a casa", de la misma autora.

Asimismo "Desliz", es un relato que narra un peculiar castigo consistente en desplazar temporalmente al autor de un delito que recuerda al relato "El hombre en su tiempo" de Brian W. Aldiss.

"Amor es el plan el plan es la muerte" es uno de los mejores relatos de la autora, sin duda alguna, y trata sobre el condicionamiento biológico de una manera estremecedora.

Finalmente, "En la última tarde" es una versión un tanto floja de una invasión de monstruos marinos gigantescos con un cierto toque lovecraftiano.

La colección, muy sólida, merece la pena ser leída, aunque hoy día sea muy difícil de encontrar, por estar descatalogada.

12 abril 2011

Ortografía jurásica

El otro día iba paseando por la calle y contemplaba como estaban montando el toldo de una pizzería, con tal mala pata que en el nombre que había grabado en el toldo había una falta de ortografía, o más bien una mala transcripción del nombre del local.

Cuando veo estas cosas, a veces me asalta el recuerdo del final del magnífico relato de Ray Bradbury, "El sonido de un trueno" ("A Sound of Thunder", 1952), en el que una compañía ofrece viajes en el tiempo al remoto pasado a condición de que los viajeros no
salgan de un recorrido marcado, ya que de alterar el pasado las consecuencias podrían propagarse al presente.

Naturalmente, uno de los viajeros sale accidentalmente del camino y pisotea una mariposa con terribles consecuencias para el presente. El relato, una bella premonición de lo que después sería al efecto mariposa, resulta estremecedor por la sensación de extrañeza que se apodera del lector conforme los protagonistas retornan al presente y descubren que éste ha sido sutil pero drásticamente alterado.

Uno de los cambios observables es que la ortografía es sutilmente diferente y es por ello que cuando veo estos deslices tipográficos muchas veces no puedo sino acordarme del relato de Bradbury, el cual, por cierto, es uno de mis favoritos absolutos y un ejemplo de cómo es posible escribir un soberbio relato de ciencia ficción sin grandes parrafadas ni efectos especiales.

A toro pasado, a vaca pasada

Me estoy repasando la narrativa breve de James Tiptree Jr. Algunos relatos son viejos conocidos, pero otros son verdaderos descubrimientos que rara vez dejan indiferentes.

Leyendo la introducción de Mundos cálidos y otros (relatos), Robert Silverberg nos habla de una época en que no se conocía todavía la identidad real de Tiptree, que como sabemos hoy día, era una mujer llamada Alice B. Sheldon.

A toro pasado es muy fácil criticar, pero encuentro particularmente divertidas las explicaciones de Silverberg negándole todo crédito a los rumores acerca de que Tiptree fuese realmente una mujer. Según él, el estilo es innegablemente masculino.

Desde luego, vista la obra en su conjunto, a mí al menos me parece una narrativa muy poco masculina. Tal vez puedan parecerlo alguno de sus relatos menores, pero en general, hay una serie de relatos como "La muchacha que estaba conectada" o "Houston, Houston, ¿me recibe?" en los que hay una especial sensibilidad femenina difícil de encontrar en los hombres de la época.

Ello me lleva a plantearme si existe una ciencia ficción femenina (que no feminista) y una ciencia ficción masculina. Supongo que es una de esas tantas preguntas que se le hacen de vez en cuando a la ciencia ficción y que no acaban de tener mucho sentido.

Tal vez, lo que habría que preguntar es si a partir de un texto podemos deducir el sexo de su escritor. Es innegable que la mayor parte de las escritoras de ciencia ficción de la new wave tienen un toque especial, que las diferencia de sus congéneres masculinos, pero no sé si hoy día esas diferencias se han diluído ya completamente.

Por ejemplo, ¿escriben ciencia ficción femenina Connie Willis, Lois McMaster Bujold, Elizabeth Moon o C. J. Cherryh? Creo que sus estilos y las temáticas que tratan son muy, pero que muy diferentes y sería extremadamente difícil hallar similitudes "de género" en sus relatos.

07 abril 2011

A diez mil años luz / James Tiptree Jr.

James Tiptree, seudónimo de Alice Sheldon, es una de mis escritoras favoritas de ciencia ficción, especialmente en lo que respecta a sus relatos. No es que sean nada del otro mundo -o tal vez sí- pero son terriblemente vívidos y dejan una marca retinal muy profunda, difícil de olvidar.

A diez mil años luz es una desigual colección de relatos de Tiptree, con algunas obras maestras, unos cuantos buenos relatos y algún que otro delirio new wave algo pasado de vueltas.

Entre los mejores relatos para mi gusto, tenemos: "Y desperté aquí..." o "Os somos fieles, Terra, a nuestra manera". El primero, trata sobre un periodista que trata de moverse en una estación repleta de alienígenas y de trabar contacto con algunas de las fascinantes razas que por allí pululan. El segundo, un mundo de carreras organizadas habitado por los herederos de la Tierra.

Después está los relatos que no tienen mayor trascendencia, pero que por su sarcasmo, a veces verdaderamente ácido, son realmente entretenidos de leer: "Mamá vuelve a casa", con unas alienígenas femeninas de gran tamaño que despiertan la guerra de sexos pero con los roles protagonistas invertidos o bien "Socorro", en que los aliens montan unas guerras de religión de lo más pintoresco.

También tenemos un par de relatos sobre viajes en el tiempo bastante peculiares: "El hombre que volvió", que también es un relato postapocalíptico y "Una eternidad en la bahía de Hudson".

Sobre mundos postapocalípticos, también tenemos el algo surrealista "Las nieves se han fundido".

Más clásicos, y con el típico sello de Tiptree tenemos los relatos "La apacibilidad de Vivyan", también sobre un periodista que descubre las condiciones de vida casi esclavas de unos alienñigenas y una triste historia que es algo confusa de entender, o "Madre en el cielo con diamantes", la historia de un policía en un área minera asteroidal, que mantiene una peculiar relación con una vieja astronauta.

Un poco a medio camino entre "Y desperté aquí..." y "Os somos fieles, Terra, a nuestra manera", pero desde un punto de vista mucho más paródico, tenemos "Nacimiento de un viajante".

Y en la línea de la sociología, casi más propia de un relato de Eduardo Gallego y Guillem Sánchez, está el peculiar y sarcástico relato "Te estaré esperando cuando la piscina esté vacía", en que un avanzado terrano se presenta en un planeta "primitivo" y altera toda la historia de la civilización, destrozando la primera directriz a diestro y siniestro.

En "Súbenos a casa" tenemos un relato tristón, cargado de un cierto dolor y melancolía, de un extraterrestre de apariencia humana que espera ser rescatado de su misión de observación por sus similares.

Finalmente, tres relatos un tanto paranoicos y difíciles de seguir: "Sabio en el dolor", "Las puertas del hombre dicen hola" y "Soy demasiado grande, pero me encanta jugar".

En resumen, un libro desigual pero muy interesante de leer, con algunos buenos o muy buenos relatos de Tiptree y otros un tanto más bien prescindibles o ininteligibles.