29 septiembre 2010

U

La realidad suele superar de lejos la fantasía muchas veces. Este es el caso de "U", la primera ópera en klingon escrita por un humano, concretamente, el señor Floris Schonfeld, que acaba de estrenarla en la ciudad holandesa de La Haya.

Habíamos oído hablar de la "célebre" ópera klingon "Aktuh and Maylota" e incluso habíamos podido escuchar un breve fragmento de una de sus arias en un capítulo de Star Trek: La Nueva Generación, pero nada comparable a una ópera enterita. Espero que la graben para poderla ver y escuchar con tranquilidad en casa, si tal cosa es posible de una ópera klingon.

La ópera en cuestión explica la vida del mítico héroe klingon Kahless, su primer emperador y parece ser que el estreno, que tuvo lugar el día 10 de septiembre, fue un éxito, por la calidad musical y la teatralidad de los intérpretes. Normal: no es muy habitual ver en un escenario a un klingon cantando ópera... ¡en klingon!

El autor ha contado con la ayuda de Mark Okrand, inventor del idioma klingon, por lo que hasta los más puristas defensores del idioma podrán respirar tranquilos.

En fin, abierta la puerta a los espectáculos alienígenas, sólo nos queda esperar un recopilatorio con las mejores canciones tradicionales vulcanas u otro con las canciones de cuna romulanas. La verdad es que el filón puede ser muy productivo si se les vende adecuadamente a los millones de trekkers del planeta. Tiempo al tiempo.

"DaHjaj 'oH Qaq jaj vaD bI'reS" (hoy es un buen día para la ópera).

24 septiembre 2010

Lo mejor de Connie Willis 2 / Connie Willis

Lo mejor de Connie Willis 2
The Winds of Marble Arch and Other Stories
Connie Willis
Ediciones B, colección Nova
420 páginas


Esta segunda parte de la antología de relatos de Connie Willis contiene algunas historias sobresalientes, de lo mejor de su producción.

El primer relato, "La maldición de los reyes" ("The Curse Of Kings"), 1985, es una novela corta basada en las leyendas sobre la maldición de los profanadores de tumbas egipcias llevada a otro planeta, aunque es algo más que una simple historia de aventuras.

Uno de los mejores relatos, sin duda, es el multipremiado "Incluso la reina" ("Even the Queen"), 1992, relato corto ganador entre otros del Hugo, el Locus y el Nebula, es una maravillosa conversación intergeneracional de mujeres discutiendo sobre la menstruación. Dicho así queda un poco raro, pero para mí es uno de los mejores relatos cortos de Connie Willis, en donde se exploran las consecuencias, en un futuro próximo, en que las mujeres pueden suprimir la tiranía del ciclo menstrual.

"Posada" ("Inn", 1993) es un buen relato navideño, de los que le gustan a Willis, que aprovecha para colarnos su experiencia como cantante de coro. Aunque el gran relato navideño de la antología es, sin duda alguna, "Epifanía" ("Epiphany"), 1999, que tiene un algo indescriptible que lo hace especial.

En el relato "Samaritano" ("Samaritan"), 1979, se nos habla de unos Estados Unidos en que, tras unos disturbios provocados por una secta religiosa, las principales iglesias se han unificado en una sola. En este entorno, se nos cuenta la historia de un orangután especialmente inteligente que pide, mediante el lenguaje de signos, ser bautizado, con el consecuente escándalo entre el público que ello provoca.

"Cultivo comercial" ("Cash crop"),1984, es un relato sobre la colonización de un nuevo mundo plagado de enfermedades y sobre las difíciles y en algunas ocasiones inhumanas decisiones que deben tomar los colonos con su propia progenie para sobrevivir y conseguir un ápice de independencia y de calidad de vida.

"Jack" ("Jack"), 1991, es otra excelente pieza de la antología. Escrito como contrapunto a "Servicio de vigilancia", Willis nos devuelve al Londres de la II Guerra Mundial, azotado por los bombardeos nocturnos de la Luftwaffe, con una preciosa novela corta coral, con unos personajes muy marcados, especialmente los dos Jack protagonistas. Curiosamente, se trata de un relato mucho más cercano a la fantasía que a la ciencia ficción, dada la naturaleza de uno de los personajes y posiblemente se trate de un ensayo de fusión de géneros, pretendido o no.

"Rito para el entierro de los muertos" ("Service for the burial of the dead"), 1982,
es un relato a medio camino entre la historia de fantasmas y la escena del entierro de Tom Sawyer. La verdad es que, aparte de la ambientación, que es muy buena, el relato no acaba de convencerme.

"La última autocaravana" ("The Last of the Winnebagos"), 1988, es una excelente novela corta, de lo mejor que ha escrito Willis, en mi opinión, que trata sobre la extinción y la nostalgia. Es realmente estremecedor y funciona muy bien.

"El alma escoge su propia compañía" ("The Soul Selects Her Own Society"), 1996, es un relato delirante, difícil de comprender para quien no esté mínimamente versado en la literatura anglosajona de los siglos XIX y XX, cuya traducción debe haber sido especialmente compleja. La parodia sarcástica y ácida de la obra de Emily Dickinson es realmente brutal y las múltiples notas a pie de página, rezuman mala uva destilada por todas partes.

"Azar" ("Chance"), 1986, es un relato triste y nostálgico, en que Willis vuelve a plantearnos las consecuencias del efecto mariposa, esta vez sobre la vida de un matrimonio de mediana edad y de clase media, desde el punto de vista de la mujer. El relato contiene una interesante reflexión, cuando la protagonista discute con una fervorosa cristiana acerca de las terribles consecuencias de un acto y la cristiana le habla de pecado, mientras que la protagonista le explica que no se trata de actos pecaminosos, sino pequeñas decisiones aparentemente intrascendentes que han acabado teniendo terribles consecuencias.

Finalmente, "En el Rialto" ("At the Rialto"), 1989, relato premiado con los premios Hugo y Nebula, no especialmente trascendente, pero que brilla por el realista ambiente de una convención de físicos cuánticos en un desquiciado hotel de Hollywood y en cómo la autora va conectando diversos aspectos de la convención con el mundo del cine y con la mecánica cuántica. En todo caso, creo que el relato se haya algo sobrevalorado.

En resumen, si se leyó la primera parte de la antología, no se pierda la segunda y, en caso contrario, tampoco deje de leerla. Merece la pena.

17 septiembre 2010

¿Qué es lo que no encaja?

Cuando leemos una antigua novela de ciencia ficción o vemos una vieja película del género, generalmente siempre encontramos alguna cosa que no encaja. Por ejemplo, o no hay ordenadores o son del tamaño de una habitación. La miniaturización es algo relativamente reciente.

A veces se trata de hábitos sociales. Dentro de unas décadas, en ninguna película aparecerán actores fumando. Si lo hacen, se tratará de una película histórica. Es mas, Clarke insinuaba en una de sus novelas, que aparecerían empresas especializadas en eliminar digitalmente los cigarrillos y convertir las escenas de fumadores en algo mucho más cándido e inofensivo.

En Star Trek: La Serie original aparecían unos teclados verdaderamente psicodélicos incluso para la época en que se filmaron las películas. En posteriores ediciones de la serie, los teclados han sido sustituidos por pantallas táctiles y por pantallas planas.

Hoy día, si viésemos una película futurista con un enorme tubo de rayos catódico haciendo de pantalla nos entraría la risa y eso que las pantallas planas no tienen tantos años de antigüedad.

¿Cuál será el próximo gadget tecnológico que debería aparecer en la película futurista y que aún no existe? ¿Qué quedará definitivamente desfasado? Posiblemente las bombillas, aunque generalmente las series futuristas no suelen mostrar las fuentes de iluminación.

¿Tal vez serán los altavoces? ¿La comida sólida? ¿El vestuario? Tal vez será el motor de explosión, que será sustituido por el coche eléctrico. O tal vez los cables eléctricos que serán sustituidos por nuevas y futuristas formas de distribuir la energía. Chi lo sa!

15 septiembre 2010

El agente de las estrellas / John Scalzi

El agente de las estrellas
Agent to the Stars
John Scalzi
Ed. Minotauro
320 págs.


De un autor no excesivamente conocido en nuestro ámbito lingüístico, como es John Scalzi, nos llega una obra de ciencia ficción peculiar y algo extravagante: El agente de las estrellas.

El argumento no puede ser más simple, y algo surrealista: una raza extraterrestre con aspecto poco agraciado (gelatinoso) decide presentarse en sociedad contratando los servicios de una agencia de publicidad de Hollywood para que plantee el primer contacto con criterios modernos.

La verdad es que tiene su lógica. Recuerdo un relato, creo que era de Arthur C. Clarke, en que unos aliens de aspecto aracnoide deciden presentarse a la Humanidad poco después de que haya arrasado en el cine una película sobre aliens aracnoides malvados.

Si lo pensamos fríamente, tal vez nuestro moderno Klaatu no se presentase a la comunidad científica o a los políticos, sino a una agencia de publicidad para que cuidasen por la imagen del primer encuentro.

Naturalmente, los escritores proyectan sobre los inventados aliens los temores y los valores del momento. En los años cincuenta, los protagonistas del primer contacto eran científicos o políticos. Más tarde comienzan a aparecer los tipos comunes y en nuestra época, obsesionada por el culto a la imagen, ¿quién mejor que un publicista, rey, amo y señor de nuestras más secretas -o no tanto- pulsiones?

El primer contacto se ha convertido en una cuestión de oportunidad e imagen. Véase, si no, cómo cuida hasta el más insignificante detalle nuestra lagarta favorita -Ana- del remake de Los visitantes las cuestiones de imagen. Parece más preocupada por las encuestas de opinión que por su ejército de lagartos en desarrollo.

Volviendo a El agente de las estrellas, los aliens que aparecen, que no son demasiados, son gelatinosos, descarados, muy humanizados y con un sentido del sarcasmo ciertamente peculiar.

Scalzi recupera una antigua idea de Frank Herbert -la compartición de recuerdos- de su serie de Dune. En este caso, sirve para crear nuevos seres alienígenas a partir de los recuerdos y las personalidades de quienes intervienen en el proceso.

El libro es también una aguda crítica a la sociedad del culto a la imagen occidental y contiene algunas escenas ciertamente delirantes, como la del perro parlanchín o la enrevesada secuencia de escape de la ambulancia del hospital. Aunque prefiero no entrar en detalles para no estropear la sorpresa.

La novela pudo leerse inicialmente (1997) en el blog del autor y años después (2005) fue versionada en formato de libro, experimento que últimamente empieza a abundar en la era digital en que vivimos.

En fin, un libro simpático, que se lee en poco tiempo aunque es mucho menos superfiial de lo que pudiera parecer a primera vista.