Una invasión poco habitual
Estamos acostumbrados en
el mundo de la ciencia ficción a que las invasiones extraterrestres sean, por
lo general, violentas o incluso enigmáticas. Pocas veces los aliens vienen en
son de paz, como en El fin de la infancia, de Arthur C.
Clarke.
Pero en el relato “¿Quién
cuidará de los dioses?” de Liu Cixin, contenido en la antología Terra
Nova 3 , la invasión tiene tintes humorísticos, si no surrealistas.
La temática es clara: un
montón de extraterrestres con apariencia de viejecitos encantadores, pero algo
despistados, descienden sobre la Tierra afirmando ser los creadores de la raza
humana y piden asilo para pasar con los humanos sus últimos días, a cambio de
la fantástica tecnología de sus naves estelares.
Lo que en principio
parece ser el negocio del milenio, acaba comportando multitud de pequeños
problemas de convivencia entre humanos y extraterrestres, lo que desemboca en
una drástica solución.
El tratamiento, muy
humano y casi enternecedor, es verdaderamente original y es un relato que no
deja indiferente. Encuentro que el final es algo precipitado, pero supongo que
nadie es perfecto.
Os recomiendo este
relato. Seguro que os hará ver a los alienígenas con otros ojos.
Resucitando a Sapir-Whorf
Una de mis pasiones es
la lingüística y una de las primeras cosas que leí sobre lingüística es sobre
la hipótesis Sapir-Whorf, que de manera muy simplificada viene a decir que la
lengua que hablamos condiciona o influye mucho en nuestras funciones
cognitivas, tales como la conducta o incluso la personalidad.
Hoy día la hipótesis de
Sapir-Whorf está bastante desacreditada entre los lingüistas, aunque sigue manteniendo
una parte de lo que otrora fue una gran influencia.
En esta hipótesis se
basan libros como Los lenguajes de Pao de Jack Vance, en donde
un planeta sujeto al dominio de otra raza extraterrestre desarrolla varios
lenguajes que les confieren la capacidad de poder enfrentarse a sus opresores,
al cambiar la personalidad de los hablantes, inicialmente bastante proclives a
la dominación.
Recientemente he leído
un relato bastante interesante titulado “Prolang” de Ricardo Montesinos,
contenido en la antología Terra Nova 3.
El relato se basa en una
pareja que decide enseñarle un lenguaje especial a su hijo recién nacido, que
acabará desarrollando unas percepciones de la realidad muy diferentes a las del
resto de la Humanidad.
El cuento recuerda un
poco también a uno de mis relatos favoritos: “Los primeros hombres”
(The First Men, 1960), contenido en El filo del
futuro, del escritor Howard Fast, en el que unos niños ya de por sí
dotados, son educados en un entorno ideal y totalmente carente de prejuicios.
No es la lingüística aquí el elemento central, aunque tiene unas ciertas
reminiscencias. También aquí los niños acaban desarrollando una percepción del
mundo algo distinta de la de los humanos normales.
Virales
El relato “El jugador”
de Paolo Bacigalupi, contenido en la antología Terra Nova 3
trata un temas de rabiosa actualidad: la inmediatez de la información, la
pérdida de los valores de la profesión periodística, la libertad de expresión y
la dudosa calidad de las noticias que interesan a la mayoría, pero que no
suelen ser sino chismorreos y basura.
En este relato, un joven
periodista, acostumbrado a no tener éxito y que malvive de publicar
informaciones de un cierto interés objetivo, pero que no parecen interesar a
las grandes masas, anestesiadas por la cháchara social de turno, se encuentra
con la oportunidad de su vida: poder entrevistar a una joven estrella popular,
cosa que no acaba de satisfacerle lo más mínimo y que le pone en la disyuntiva entre
ser rico y famoso o seguir con su estilo de vida de looser.
Por desgracia, el relato
es de gran actualidad. Hemos podido ver como en las ediciones electrónicas de
los diarios, hasta de los más serios, han aparecido como setas después de la
lluvia una serie de noticias-basura mediáticas, sobre pseudofamosillos,
programas de televisión de tres al cuarto o el último viral de internet, que
puede tener una cierta gracia o morbo pero que difícilmente podría catalogarse
como noticia o información “seria”.
A veces me pregunto si
la prensa supuestamente profesional no se estará convirtiendo toda al formato
tabloide sensacionalista que impera en otros países. Y digo la prensa escrita,
porque la televisión hace tiempo que ya pasó por esa fase e internet, que tiene
cosas tan interesantes como la Wikipedia o webs con excelentes contenidos,
también nos ofrece las redes sociales, con fotos de tiernos gatitos o vídeos de
rubias tontas pegándose porrazos al intentar realizar algún ejercicio gimnástico
absurdo.
Quis custodiet ipsos custodes?
También Fabricantes
de Sueños 2012 – 2013 podemos encontrar un inquietante: “Mujer de
ojos acerados”, del mexicano Luis Eduardo García, en clave distópica.
Nos encontramos en un
mundo en el que el crimen y la violencia han obligado a la existencia de una
especie de Gran Hermano, un departamento del estado encargado de vigilar la
vida de sus ciudadanos en sus propias casas, mediante cámaras y micrófonos,
teóricamente para luchar contra el terrorismo y asegurar la paz y el bienestar.
A parte de la trama en
sí, el relato nos hace pensar en algo que cada vez se está convirtiendo en una
constante: la omnisciente presencia de cámaras de vigilancia y de otros
mecanismos activos de control de la gente.
A las puertas de la
revolución del internet de las cosas, no quiero ni imaginarme en qué clase de
pesadilla orwelliana puede convertirse nuestro mundo si las cosas se
descontrolan si quiera un poco. ¿Hasta qué punto estamos dispuestos a renunciar
a nuestras libertades a cambio de una supuesta seguridad?
El relato plantea
también otro clásico tema de la vigilancia: el quis custodiet ipsos custodes?:
¿quién vigila a los vigilantes? Mientras nuestra sociedad no sea capaz de dar
una respuesta adecuada a esa pregunta, estaremos en un tris de caer en una
sociedad de tintes absolutistas.
Consumidores terminales
En Fabricantes
de Sueños 2012 – 2013 podemos encontrar un curioso relato: “Purgatorio”
de Carlos Pérez Jara, en el que se nos describe un mundo descarnado,
ultracapitalista en el que todo tiene un determinado valor y cualquier cosa,
desde la más trivial hasta las relaciones interpersonales se compran y se
venden.
El relato lleva las
cosas hasta un cierto paroxismo, pero por desgracia, aunque se trate de una
exageración de la realidad en la que vivimos, tiene muchas cosas en común con
ella.
La narración no está
exenta de una cierta ironía, incluso de una cierta mala leche, sobre todo en lo
que concierne a las relaciones personales y a los indeseados huéspedes que
pueden presentarse en tu casa cuando todo está en venta.
El relato “Purgatorio”
recuerda inevitablemente a uno de los más conocidos cuentos de Frederik Pohl: “La
plaga de Midas”, en el que los más pobres son los que más tienen que consumir,
mientras que los ricos pueden permitirse no hacerlo.
Y desde luego, tenemos
los “consumidores terminales” más dramáticos que ha creado la ciencia ficción:
la raza alienígena de los Borg (Star Trek), basados en una
combinación seres biológicos y máquinas que se dedican a asimilar todo tipo de
tecnologías por la galaxia.