31 mayo 2006

Cómodamente, desde el sofá de casa

Un internauta -Emilio González- halla dos cráteres en el Sáhara a través de Google Earth que podrían haber sido provocados por el impacto de un cometa hace millones de años. Los cráteres están localizados en la frontera entre Libia y el Chad y eran desconocidos hasta el momento por la comunidad científica.

Supongo que con el paso del tiempo este tipo de noticias serán cada vez más frecuentes. La verdad es que existe una fuerza de trabajo intelectual y de búsqueda disponible cada vez mayor en la sociedad ociosa occidental.

Mucha gente está dispuesta a utilizar su tiempo libre navegando por internet, haciendo cosas como analizar mapas. Esto es lo que ha hecho Emilio González. Ello me recuerda a una propuesta que lanzó la NASA hace unos años que proponía a los internautas analizar imágenes astronómicas en busca de cráteres u otros objetos de interés.

Los proyectos de trabajo distribuido se han hecho posibles gracias a internet, pero también gracias a la existencia de tiempo libre de gente cualificada en entornos informáticos.

Incluso es posible que el usuario no tenga que hacer nada, como es el caso de los salvapantallas que analizan señales radioastronómicas en busca de patrones matemáticos que permitan reconocer una hipotética señal de vida extraterrestre inteligente (SETI), aprovechando la potencia ingente de cálculo de miles (o millones) de ordenadores dispersos por todo el mundo, pero conectados gracias a internet.

La creación de herramientas de navegación cartográfica y su puesta a disposición de los internautas, nos permite explorar cada rincón del planeta. Si a alguien se le había pasado algún rincón desconocido, pronto dejará de ser así, pues una legión de buscadores de "pepitas de anomalías" han conectado sus equipos y se han lanzado a la búsqueda del tesoro.

Cuando acaben con la Tierra, supongo que la Luna y Marte serán sus próximas víctimas. Es posible que la multitud de datos que descansan en los bancos de datos de la NASA se pongan a disposición del gran público para su análisis, lo que constituiría una revolución en el pretratamiento de la información científica y una nueva manera de colaboración entre amateurs y científicos.

El Canon de la narrativa breve (II)

Metodología

La metodología que pretendo seguir para comentar los relatos y novelas cortos seleccionados en la propuesta de Canon es la siguiente.

- En primer lugar, procediendo por autores, leer o releer los relatos seleccionados.

- A continuación, leer o releer los relatos más característicos del autor en cuestión (si es posible todos, aunque en los autores más prolíficos habrá que ser algo más selectivo).

- Buscar información biográfica y bibliográfica adicional sobre la obra del autor, para poder contextualizar mejor.

- Analizar los relatos seleccionados en la propuesta del Canon a partir de la nueva perspectiva obtenida.

- Sugerir cambios (caso de ser necesarios), añadiendo o suprimiendo relatos.

- Asimismo, confeccionar una pequeña lista con los relatos más significativos del autor, que posiblemente serán mucho más numerosos que los seleccionados para el Canon

- En principio, pienso circunscribirme a aquellos relatos que estén traducidos o bien que estén a mi disposición. Aunque mi biblioteca es extensa, no es ilimitada, así que podría existir alguna disfunción al respecto, que trataría de corregir en la medida de mis posibilidades.

- Finalmente, elaboraré otra propuesta de canon (no sé si de cien relatos exactamente, eso está por decidir), en función de los razonamientos analíticos expuestos.

Evidentemente, el proceso permitirá obtener una lista mucho más extensa que cien relatos.

No voy a fijarme unos plazos de tiempo agobiantes. Simplemente iré haciendo. El proceso, supongo, va a durar al menos un año, posiblemente más si debo repasarme la obra principal en narrativa breve de un montón de autores.

30 mayo 2006

El Canon de la narrativa breve (I)

Hace unos cuantos meses, Julián Díez publicó en Solaris # 25 una propuesta de canon de narrativa breve de ciencia ficción, que he decidido utilizar como referencia a la hora de comentar los mejores relatos de la ciencia ficción.

No estoy de acuerdo al cien por cien en la selección de relatos, aunque sí en buena medida. Allí en donde discrepe, añadiré mis favoritos para complementar la lista.

La verdad es que estoy bastante ilusionado con este proyecto, porque me permitirá repasar la trayectoria narrativa de muchos escritores de literatura fantástica. Ello ralentizará el proceso, pero creo que me permitirá obtener una perspectiva mayor.

(La propuesta de canon de narrativa corta de literatura fantástica, fue publicado en un artículo de Julián Díez en Solaris # 25 y confeccionado por Alberto Cairo, Cristóbal García-Castejón, Luis García Prado, Santiago L. Moreno, Javier Moreno y Juan Manuel Santiago).

(ordenados alfabéticamente según el apellido del autor)

Pobre pequeño guerrero / Brian Aldiss

El árbol de saliva / Brian Aldiss

Anochecer / Isaac Asimov

El niño feo / Isaac Asimov

El gigante ahogado / J. G. Ballard

Playa terminal / J. G. Ballard

Bilenio / J. G. Ballard

Luchacruenta / Greg Bear

El hombre Pi / Alfred Bester

Los hombres que asesinaron a Mahoma / Alfred Bester

Tiernamente Fahrenheit / Alfred Bester

Tensión superficial / James Blish

Vendrán lluvias suaves / Ray Bradbury

El ruido de un trueno / Ray Bradbury

Arena / Fredric Brown

Respuesta / Frederic Brown

Hijo de sangre / Octavia Butler

La casa del canto / Orson Scott Card

La torre de Babilonia / Ted Chiang

A la caída de la noche / Arthur C. Clarke

El centinela / Arthur C. Clarke

La estrella / Arthur C. Clarke

Los nueve mil millones de nombres de Dios / Arthur C. Clarke

Viento de Sol / Arthur C. Clarke

Y todos los mares son ostras / Avram Davidson

El tiempo considerado como una hélice de piedras semipreciosas / Samuel R. Delany

Segunda variedad / Philip K. Dick

Minority Report / Philip K. Dick

Podemos recordarlo por usted al por mayor / Philip K. Dick

La fe de nuestros padres / Philip K. Dick

La costa asiática / Thomas Disch

Los cangrejos caminan sobre la isla / Anatoli Dneprov

Razones para ser feliz / Greg Egan

Bebé cerebro / Greg Egan

No tengo boca y debo gritar / Harlan Ellison

Jeffty tiene cinco años / Harlan Ellison

Arrepiéntete, Arlequín, dijo el señor Tic-Tac / Harlan Ellison

Jinetes del salario púrpura / Philip J. Farmer

El continuo Gernsback / William Gibson

Johnny Mnemonic / William Gibson

Quemando cromo / William Gibson

Las frías ecuaciones / Tom Godwin

Las verdes colinas de la Tierra / Robert A. Heinlein

Todos vosotros, zombis / Robert A. Heinlein

Flores para Algernon / Daniel Keyes

El hombre: cómo servirlo / Damon Knight

La marcha de los imbéciles / Cyril Kornbluth

Los que se alejan de Omelas / Ursula K. LeGuin

El día antes de la revolución / Ursula K. LeGuin

La mañana de la condenación / Fritz Leiber

Intenta cambiar el pasado / Fritz Leiber

Nave de sombras / Fritz Leiber

Voy a probar suerte / Fritz Leiber

Equipo de exploración / Murray Leinster

Viaje séptimo / Stanislaw Lem

Enemigo mío / Barry Longyear

La sombra de Innsmouth / H. P. Lovecraft

La llamada de Cthulhu / H. P. Lovecraft

Los reyes de la arena / George R. R. Martin

El camino de la cruz y el dragón / George R. R. Martin

Acero / Richard Matheson

Nacido de hombre y mujer / Richard Matheson

Cántico por Leibowitz / Walter Miller

La plaga de Midas / Frederik Pohl

Un verano infinito / Christopher Priest

Luz de otros días / Bob Shaw

La séptima víctima / Robert Sheckley

Pasaje a Tranai / Robert Sheckley

Ciudadano del espacio / Robert Sheckley

Moscas / Robert Silverberg

Alas nocturnas / Robert Silverberg

Pasajeros / Robert Silverberg

Para ver al hombre invisible / Robert Silverberg

Entra un soldado. Más tarde entra otro / Robert Silverberg

Un gran patio delantero / Clifford D. Simak

La gruta de los ciervos danzarines / Clifford D. Simak

Deserción / Clifford D. Simak

Ángeles del carcinoma / Norman Spinrad

Enjambre / Bruce Sterling

El mundo bien perdido / Theodore Sturgeon

Cuando hay interés, cuando hay amor / Theodore Sturgeon

Escultura lenta / Theodore Sturgeon

El trueno y las rosas / Theodore Sturgeon

Houston, Houston, ¿me recibe? / James Tiptree

El eslabón más débil / James Tiptree

Un momentáneo sabor de existencia / James Tiptree

La muchacha que estaba conectada / James Tiptree

Amor es el plan, el plan es la muerte / James Tiptree

La polilla lunar / Jack Vance

La persistencia de la visión / John Varley

En el salón de los reyes marciano / John Varley

El Pusher / John Varley

Pulse Enter [] / John Varley

Los pollos feos / Howard Waldrop

Herederos del perisferio / Howard Waldrop

Pájaros lentos / Ian Watson

Incluso la reina / Connie Willis

La quinta cabeza de Cerbero / Gene Wolfe

Una rosa para Eclesiastés / Roger Zelazny

24 vistas del monte Fuji, por Hokusai / Roger Zelazny

24 mayo 2006

Premio Xatafi-Cyberdark. Narrativa corta (y IV)

Reconozco que me encanta George R. R. Martin. De hecho, me gustan más sus relatos que sus novelas (de lo que llevo leído). Sí, ya sé: soy un hereje. Por suerte ya no nos queman en las hogueras. Aun así, este relato -"El hombre con forma de pera"- me ha dejado algo confuso. Para empezar, no acabo de entender el final. No sé si es que estaba espeso o es que es confuso adrede. En cualquier caso, Martin es capaz de hacerlo mucho mejor en el campo del terror, como ya demostró en "El tratamiento del mono", de lo más espeluznante.

Tal vez el relato que más me haya gustado -junto a "He tocado el cielo"- sea "No opinamos lo mismo", de Bruce Sterling, un magnífico cyberpunk premonitorio de nuestros días en muchos aspectos, muy bien escrito y con unos personajes que, a pesar de estar embastados con unas pocas y certeras pinceladas, se quedan grabados en nuestra memoria de manera persistente.

Es de esos casos en que tanto la temática, como los personajes como el fondo parecen estar equilibrados y tiene una clara componente futurista que, de hecho, está muy de actualidad hoy día.

"No opinamos lo mismo" se centra en la entrevista que le hace un musulmán egipcio a una estrella del rock norteamericano en la cima del éxito. Los Estados Unidos están en decadencia, mientras que los países árabes son potencias emergentes. El relato muestra el choque cultural entre ambos mundos.

"La pequeña diosa" de Ian McDonald es un relato claramente divisible en dos partes. La primera, narra la historia de una niña que se convierte de golpe en una divinidad para los nepalíes. La segunda, nos explica la historia de la niña, ya convertida en mujer cuando crece y deja de ser una diosa y de cómo tiene que ganarse la vida traficando con ilegales inteligencias artificiales.

El relato es bastante exótico para un occidental, porque nos muestra un mundo -el de la India y el Nepal- que nos es poco conocido. Asimismo, lo hace ne clave futurista de ciencia ficción. El relato deja un regusto interesante, aunque no acaba de ser del todo redondo. Tal vez un desarrollo mayor le hubiese conferido mayor tridimensionalidad al personaje central.

En mi opinión, me quedo con la primera parte del relato, aunque no contenga apenas elementos de ciencia ficción. La segunda, me suena bastante a algo ya visto, aunque la conclusión es bastante interesante.

Si tuviese que escoger un relato extranjero, posiblemente votaría por el de Sterling o bien por el de Resnick, teniendo serias dificultades para decidirme por uno o por otro, pero tengo claro que mi decisión estaría entre ambos relatos.

23 mayo 2006

La Teoría de la Trascendencia de género

Hace unos días, César Mallorquí enunció en su blog lo que podría ser la base de la teoría de la trascendencia de género que vendría a resumirse en el siguiente párrafo:

Cuando surge una obra de género de manifiesta calidad, o bien cuando un “autor canónico” escribe una obra de género, los “talibanes culturales” dicen: “esa obra trasciende al género”. Por tanto, ya no pertenece al género a que supuestamente pertenece, sino que se convierte en “gran literatura”. Pasa a ser de su propiedad. Así pues, a los distintos géneros se les van amputando sus mejores obras y... lo que queda es lo peor, claro. Por tanto, los géneros son intrínsicamente mediocres.

La verdad es que resulta difícil decirlo de manera más clara. Eso sí, esta actitud talibánica, por llamarla de alguna manera, no sólo despoja a los géneros de sus mejores obras, sino que también parece denotar alguna especie de prejuicio nada solapado entre los talibanes literarios hacia la literatura de género.

¿Dónde están esos talibanes? Pues, en mi opinión, por todas partes. Sobre todo fuera del género, clamando desde sus enmohecidas poltronas y sentando cátedra sobre lo humano y lo divino. Pero también dentro del género, donde existen también ciertas actitudes que yo catalogaría de acomplejadas (o incluso de elitistas) que actúan de análoga manera.

Así, es normal en ciertos popes del género oír cosas como que la ciencia ficción moderna ha trascendido el género y que debemos ir a buscarla, sobre todo, fuera de éste. Vaya, supongo que os sonará lo del mestizaje de géneros, la trascendencia, etc.

Y es que el mestizaje no siempre implica un aumento de la diversidad, sino que a la larga suele implicar más bien una reducción de ésta a un amasijo o batiburrillo diverso en el que concurren diferentes tendencias o géneros y en el que cuesta distinguir quién es quién.

También podemos observar actitudes del tipo: "es tan bueno que no puede ser ciencia ficción (o fantasía)" dentro del mundillo. No sólo es cosa de los talibanes de fuera. Vaya, que de éstos los hay por todas partes.

No obstante, un poco de trascendencia también hay que reconocer. Por ejemplo, 1984 es, en mi opinión, una obra de género (ciencia ficción, distopía) clara. No obstante, se ha convertido en un referente universal en la literatura y en la filosofía política.

El error, a mi modo de ver, es negar la pertenencia al género sólo porque "lo ha trascendido". Creo que una cosa no excluye la otra.

Por supuesto, estas opiniones e interpreteciones son estrictamente mías y no me extrañaría que haya malinterpretado o ido más allá de lo que pretendía César Mallorquí. La responsabilidad, en todo caso, es sólo mía.

22 mayo 2006

Premio Xatafi-Cyberdark. Narrativa corta (III)

Entramos ahora en la narrativa extranjera. Comenzaré por los dos relatos seleccionados de Mike Resnick. Debo reconocer que tengo una cierta debilidad por su narrativa breve, pues todo lo que le he leído me ha gustado mucho o bastante.

Así, "He tocado el cielo" es un relato que forma parte de un ciclo mayor de narraciones que, por desgracias, en nuestro país no hemos podido disfrutar. En este caso, los protagonistas son Koriba, el brujo de la tribu y una inteligentísima niña kukuyu. Ya desde el principio se nos plantea el dilema ético que tiene que resolver el peculiar brujo (con ayuda de la alta tecnología) sobre si enseñar a la niña o no hacerlo, pese a las dramáticas consecuencias que podría acarrear.

Se trata de un relato bellamente construido, con un final que no deja indiferente y más que discutible, pero que en cualquier caso nos hace replantearnos muchos aspectos sobre la tolerancia cultural y sobre cómo la perspectiva occidental es muy diferente de la de otros pueblos, como el kikuyu.

También de Resnick es "El sumidero de la memoria", una emotiva narración con muchas similitudes a Flores para Algernon de Keyes y que, posiblemente, sea un homenaje a dicho relato. En este caso se nos describe la muy peculiar solución que encuentra un hombre mayor ante el Alzheimer de su esposa.

El relato que posiblemente menos me ha gustado es "Duelo" de Richard Matheson. Reconozco que en su día pudo haber sido muy rompedor y que esto del terror psicológico de carretera ya está hoy muy visto, pero la verdad me cansa un poco tanta persecución entre el siniestro camión y el coche.

En "Duelo" se nos plantea un terror aplicado a la cotidianidad. Nada más normal que ir conduciendo por una carretera y adelantar a un camión. No debería haber más consecuencias -salvo los imprevisibles accidentes de tráfico. Pero Matheson introduce aquí un terror psicológico de la irracionalidad de manera magistral.

No obstante, el relato se hace un poco pesado y, sinceramente, no le veo la componente fantástica por ningún lugar, a pesar de que en alguna ocasión parece insinuarse que se trata de una máquina poseída, no es lo que nos transmite finalmente el autor.

19 mayo 2006

Manual del buen friki fandomita

Amigo friki fandomita, bienvenido a este espacio. En él encontrarás proverbiales enseñanzas para poder discutir furibundamente en los foros de ciencia ficción, fantasía y terror. Asimismo, estas potentes técnicas pueden utilizarse también en blogs, listas de correo y otras mandangas por el estilo. Esperamos que puedan serte de gran utilidad y no las subestimes: también pueden utilizarse en otros ámbitos, como en la política o en las charlitas de café.

1. Tú siempre tienes razón. El que se atreva a cuestionar esta verdad del universo es un imbécil que se merece cualquier insulto que le pueda caer.

2. Si puedes expresar una cosa de manera amable o de manera soez, apuesta siempre por la segunda opción.

3. ¿Diplomacia? ¿Qué es eso?

4. ¿Mantener las formas? ¡Eso es para los sólidos, no para un metamorfo de primera como tú!

5. Si tienes razón, usa la lógica. Si la gente está contigo, apela a los sentimientos. Si todo lo tienes en contra, grita mucho. No olvides que en internet se grita con las mayúsculas.

6. Utiliza mails/posts kilométricos. Nadie se los lee completamente y después siempre podrás recriminárselo.

7. Si la cosa se tuerce, insulta. Si te insultan a ti, hazte el ofendido y di que no hay que entrar en consideraciones personales.

8. Procura tener siempre la última palabra.

9. Sé redundante: pone de los nervios.

10. Busca alianzas: seguro que hay más gente como tú por ahí suelta.

11. Si la cosa se pone peluda, despístalos con acusaciones infundadas o bien haz afirmaciones categóricas surrealistas.

12. La mejor defensa es un buen ataque.

13. Procura ser ambiguo en los temas en que no te quieras mojar demasiado. Eso te permitirá maniobrar mejor.

14. Usa siempre seudónimo. Desvela pistas falsas sobre tu verdadera identidad.

15. Acusa primero y razona después. Cuanto más grave sea la acusación, más llamarás la atención y más te creerán. Si es preciso, invéntate datos falsos que la corroboren.

16. Nunca pidas excusas por nada de lo que digas. Y si te ves forzado a hacerlo, aprovecha para lanzar otra puya.

17. Si alguien te acosa demasiado, llámalo fascista o trol o algo por el estilo.

18. Nunca dudes: tú lo sabes todo.

19. Si te pillan, pon en marcha el ventilador y que le salpique a la mayor cantidad de gente posible.

20. Haz ver que en la discusión te va la vida. Igual dejan que te salgas con la tuya para que no te dé un yuyu.

21. Ignora todo lo que no te interese o no vaya contigo.

22. Trata de desacreditar a tus oponentes a nivel personal, si es preciso.

23. Recurre, en caso necesario, a las hemerotecas para sacar los trapos sucios desde tiempos inmemoriales, aunque nadie se acuerde ya: todo vale.

24. Sé prolífico: quien más habla y resiste, triúnfa.

18 mayo 2006

Premio Xatafi-Cyberdark. Narrativa corta (II)

El relato "Escombros" de Santiago Eximeno es una narración que suena a típica pero que te mantiene en vilo hasta el final. Es una interesante mezcla entre ciencia ficción y terror ambientado en un entorno cotidiano, tal como marcan las actuales tendencias del género.

"Escombros" nos habla de una visita guiada a unos antiguos refugios antibombas que datan de la Guerra Civil en la que se produce un accidente con peculiares y tenebrosas consecuencias, que revive antiguos horrores primigenios. Uno no puede dejar de pensar en cierta manera en Alien y otros animalitos similares cuando lee este relato o bien, más lejanamente, en Lovecraft.

En cualquier caso es un buen relato, bien construido y de prosa ágil, cosa no siempre fácil de encontrar hoy en día en el ámbito español, donde parece que se estilan más constructos más retorcidos.

"La cotorra de Humboldt" de Lorenzo Luengo es un relato sensacional. Reconozco que el comienzo no me gustó nada y me pareció algo barroco con el lenguaje. Pero conforme la narración avanza, se desvela su grandeza. No sólo es que la idea sea interesante y sugerente -otro relato que combina la lingüística con la ciencia ficción-, sino que su tratamiento es más que notable, amén de su final casi circular.

El relato se basa en una anécdota cierta: el investigador Humboldt encontró en Sudamérica una cotorra que era el último "hablante" de una ya extinta lengua amerindia. Lorenzo Luengo riza el rizo y no sólo revive magistralmente la época de Humboldt, sino que le añade brillantes dosis de imaginación y de especulación. Y no cuento más para no estropearle el relato a quienes no se lo hayan leído

"Margabarismos", de Félix J. Palma es un relato intimista, en la línea de este escritor, muy bien escrito y con un pulso narrativo envidiable. Hasta la fecha no he encontrado ningún relato del autor que no me haya gustado más o menos y éste no es la excepción.

El argumento es algo extraño: un hombre normal que vive en la mediocridad de una relación matrimonial ya algo caduca descubre en las pintadas de la puerta del retrete de un bar-tugurio una serie de premoniciones sobre su vida.

La verdad es que no deja de ser una ambientación sórdida. Pero a partir de estos elementos tan oscuros, el autor despliega una historia sorprendente con varios giros inesperados y desenlace clásico.

Si tuviese que escoger uno solo de los relatos ciertamente me costaría. Son relatos bastante diferentes y cada uno de ellos brilla por motivos diferentes (prosa ágil, idea brillante, tratamiento inteligente, final inesperado, personajes bien construidos). No le envidio el papel a los jurados, que lo van a tener difícil.

Lo que sí que me gustaría resaltar es que la mayoría de los relatos seleccionados en la categoría nacional provienen de la revista Artifex, cosa que parece indicar contenidos especialmente atractivos y de calidad.

17 mayo 2006

Premio Xatafi-Cyberdark. Narrativa corta (I)

Me he estado leyendo estos días los relatos preseleccionados al premio Xatafi-Cyberdark de narrativa nacional y en breve empezaré a leerme los de narrativa extranjera.

En general he encontrado que el nivel es bastante bueno. Como no me he leído todo lo que se ha publicado, no puedo decir si me parece una buena preselección o no, pero tampoco era la intención. Me centraré en comentar lo que opino acerca de los relatos en sí. Además, quien quiera polémica la puede encontrar estos días en otros ámbitos, por los que parece que corren turbias las aguas.

Empezaré con "Gatomaquia" de Marc R. Soto, uno de los autores de moda. La verdad es que el relato es interesante y tiene garra, aunque debo admitir que no entiendo qué hace publicado en una revista fantástica ni por qué lo han seleccionado, pues a pesar de que es, como digo, un muy buen relato, no le veo el menor asomo de elemento fantástico por ningún lado.

No obstante, ya que lo han seleccionado, diré algo de él. Se trata de la historia de un matrimonio aparentemente normal de clase baja que ve truncados sus deseos de tener un hijo y que sustituyen -sobre todo la mujer- dicho deseo con criar una mascota, en concreto el gato que da nombre al relato.

Se trata de una narración que en clave metafórica y con un sutil desenlace nos cuenta una historia sobre la decepción, los sentimientos reprimidos y sobre los deseos insatisfechos y cómo éstos pueden desviarse y catalizarse en otro foco de atención, tanto para lo bueno como para lo malo.

"El hombre de la pala", de Alfredo Álamo es un magnifico y redondo relato de terror clásico, que no por serlo deja tener su interés. En él se nos cuenta la historia de un entierramuertos que se dedica a desenterrar cadáveres para robarles las pertenencias valiosas que se hayan podido llevar a la tumba y de cómo se encuentra con la horma de su zapato.

Tal vez el detalle más brillante del relato sea su final, con una cierta mala leche y que pone los pelos de punta.

"Dragón podrido", de Juan Díaz Olmedo es uno de los más originales entre los relatos seleccionados. En principio parece una simple y conocida historia de un occidental que decide ir a probar los placeres prohibidos de oriente, pero desde luego es mucho más.

El relato combina una cierta dosis de terror sangriento a lo Clive Barker con la mitología oriental y un trasfondo casi de historia colonial que forman una mezcla de lo más sugerente e interesante.

12 mayo 2006

Candidatos al premio Xatafi-Cyberdark

(La lista ha sido extraída del blog de Julián Díez)


Novela nacional (premio dotado con 350 euros cedidos por la librería virtual www.cyberdark.net)

Juan Miguel Aguilera, Mundos y demonios (Bibliópolis)
Nicolás Casariego, Cazadores de luz (Destino)
Rodolfo Martínez, Sherlock Holmes y las huellas del poeta (Bibliópolis)
José María Merino, Cuentos del libro de la noche (Alfaguara)
Javier Negrete, El espíritu del mago (Minotauro)
Eduardo Vaquerizo, Danza de tinieblas (Minotauro)


Novela extranjera

Susanna Clarke, Jonathan Strange y el señor Norrell (Salamandra)
Kazuo Ishiguro, Nunca me abandones (Anagrama)
David Mitchell, Escritos fantasma (Tropismos)
Audrey Niffenegger, La mujer del viajero en el tiempo (Grijalbo)
Philip Roth, La conjura contra América (Mondadori)
Bruce Sterling, Cismatrix (Bibliópolis)


Relato nacional (dotado con 150 euros aportados por www.cyberdark.net)

Alfredo Alamo, “El hombre de la pala” (Paura vol. 2)
Juan Díaz Olmedo, “Dragón podrido” (Paura vol. 2)
Santiago Eximeno, “Escombros” (Artifex Tercera Época vol. 2)
Lorenzo Luengo, “La cotorra de Humboldt” (Artifex Tercera Época vol. 1)
Félix J. Palma, “Margabarismos” (Artifex Tercera Época vol. 2)
Marc R. Soto, “Gatomaquia” (Galaxia nº 15)


Relato extranjero

George R.R. Martin, “El hombre con forma de pera” (Gigamesh nº 40)
Richard Matheson, “Duelo” (Gigamesh nº 42)
Ian McDonald, “La pequeña diosa” (Asimov nº 21)
Mike Resnick, “He tocado el cielo” (Gigamesh nº 42)
Mike Resnick, “El sumidero de la memoria” (Gigamesh nº 42)
Bruce Sterling, “No opinamos lo mismo” (Gigamesh nº 41)


Iniciativa editorial destacada del año

Berenice, por La nave, de Tomás Salvador
Gigamesh, por Ven y enloquece, y otros cuentos de marcianos y Luna de miel en el infierno, y otros cuentos de marcianos, de Frederic Brown
Reino de Redonda, por La nube púrpura, de M.P. Shiel
Valdemar, por Narrativa completa 1 de H.P. Lovecraft
Valdemar, por ¿Pueden suceder tales cosas? (Cuentos fantásticos completos), de Ambrose Bierce
Valdemar, por Drácula, de Bram Stoker


Los ganadores serán anunciados en la cena de gala de la próximaAsturcon, el 8 de julio en lugar por determinar por parte de laorganización del evento.El jurado del premio está compuesto Iván Fernández Balbuena, Ignacio Illarregui,Santiago L. Moreno y Cristóbal Pérez-Castejón, además de AlbertoGarcía-Teresa y J. Fidel Insúa en nombre de Xatafi.


09 mayo 2006

Jaunteando

Una de las cosas que más me gustan de la ciencia ficción es su capacidad especulativa, aunque a veces se queda corta. Pongamos un ejemplo práctico: Las estrellas, mi destino, de Alfred Bester. En esta magnífica novela, remedo moderno de El conde de Montecristo, el autor especula sobre una nueva habilidad adquirida por los humanos: el jaunteo o capacidad de teletransportarse utilizando el poder de la mente.

En el fondo, no es muy diferente del clásico teletransportador o desmaterializador de Star Trek o de otras series y novelas del género. Pero, ¿alguien se ha planteado realmente las consecuencias que tendría esta nueva tecnología o capacidad?

Para empezar, adiós a las ciudades. ¿Qué sentido tiene tener vecinos por todas partes y vivir apretujados si puedes vivir cómodamente en medio del campo y acudir a los servicios comerciales y de ocio teletransportándote? Posiblemente seguirían existiendo algo parecido a las ciudades, aunque sin habitantes permanentes. O tal vez sí que tendrían habitantes: aquellos que no pudiesen jauntear o no tuviesen acceso a la tecnología del teletransporte.

Otra de las consecuencias nada desdeñables es que los transportes desaparecerían: no más aviones, no más coches, ni carreteras, ni autopistas, ni cruceros marítimos... Nada de todo eso sería necesario. ¡Qué cantidad de territorio se recuperaría! Aunque posiblemente la gran dispersión de la población rural convertiría la superficie de la Tierra en algo bastante homogéneo.

Un detalle nada desdeñable es que se acabarían las prohibiciones. ¿Cómo vamos a tener parques naturales cerrando sus accesos si cualquiera puede entrar? ¿Y la reserva monetaria? ¿Qué pasaría con los terroristas? ¿Cómo íbamos a enviar a nadie a la cárcel si podría escaparse ipso facto? ¿Y cómo sencillamente íbamos a poder detener a nadie? ¿Alguien se ha planteado cómo controlaríamos a los adolescentes? ¿No enseñándoles a jauntear hasta la mayoría de edad?

La verdad es que sería un mundo de pesadilla. La ley y el orden desaparecerían en el momento en que la gente no pudiese ser castigada por sus malas acciones. La privacidad sencillamente desaparecería. Cualquiera podría materializarse en cualquier sitio. En el caso del teletransportador, podríamos enviar microcámaras que filmasen cualquier situación. Sencillamente, el mundo experimentaría una revolución de tal magnitud que no tengo muy claro cómo afectaría a la civilización.

Algunas de estas cuestiones han sido planteadas en el libro Luz de otros días, de Stephen Baxter y Arthur C. Clarke, en concreto las del fin de la intimidad. No tengo muy claro que nuestra sociedad pudiese adaptarse fácilmente a tanto cambio.

Lo peor sería que el cambio muy posiblemente sería gradual. Al principio, sólo unos pocos individuos serían los privilegiados en jauntear o en disponer de teletransportadores. Éstos se convertirían en poco menos que dioses. Pero cuando la mayor parte de la población accediese al jaunteo sobrevendría el caos.

Imaginemos: ¿tengo hambre? Pues me transporto al supermercado y cojo lo que necesito y me largo sin pagar. Claro que, ¿para qué molestarse en llenar un supermercado si ya no es negocio? Es más, ¿para qué cultivar el campo, criar ganado o mantener fábricas en funcionamiento?

No sé, no confío mucho en la capacidad de los seres humanos de hacer cada cual su trabajo y ser honestos los unos con los otros. ¿De veras nos gustaría un mundo con jaunteo o con teletransportadores?

05 mayo 2006

Todos conectados

A raíz del debate que está habiendo últimamente en este rincón de la blogosfera acerca de por qué las tasas de lectura son tan bajas, en especial entre los jóvenes, me gustaría comentar un par de aspectos.

Una de las cosas que más saltan a la vista si entramos en la habitación de un adolescente -a parte del desorden- es que contiene una serie de aparatos que tiempo ha no existían: el teléfono móvil (con el que charla con los amigotes y envía SMS, fotos, sonidos y hasta vídeos), la consola (en la que invierte sus buenas horas jugando) y el ordenador (supuestamente una herramienta imprescindible en su educación pero que no suele ser sino un acceso a internet: navegación, Messenger, chat...).

También podemos observar otros dispositivos como el MP3, la cadena de música o muchas veces una televisión, aunque estos cachivaches no son muy diferentes en funcionalidad a los que teníamos muchos de nosotros de jóvenes.

La cuestión es: ¿cómo queremos que lean si tienen a su disposición todo tipo de actividades mucho más estimulantes y rápidas que los libros? ¿Por qué perder tiempo leyendo si pueden charlar con los amigos, bajarse fotos de tías/os en bolas, jugar con la consola o cotillear por el chat hasta la saciedad?

Por otro lado, la indiferencia hacia la lectura no es el único fenómeno en que los jóvenes muestran falta de interés. Uno de los principales problemas con que se están encontrando muchas lenguas minoritarias -por ejemplo en Australia o Norteamérica- es que los niños y los jóvenes pasan de ellas y prefieren aprender inglés o una lengua criolla antes que la lengua tradicional de su tribu.

¿Qué relación tienen ambos fenómenos? Yo creo que están íntimamente ligados. Recuerdo una fotografía de hace unos años de unos chavales nepalíes pobres que bebían Coca-cola y que estaban viendo la televisión via satélite. Hasta a los rincones más recónditos de la Tierra llega la "cultura globalizada", que se basa en la televisión y en otros medios de comunicación de masas de carácter audiovisual. La lectura está en franca recesión y requiere un esfuerzo -como el de aprender una lengua- que pocos parecen querer hacer.

Michael Crichton, en su habitual retahíla antitecnológica, afirmaba en Parque Jurásico que la cultura global propiciada sobre todo por internet puede conducirnos a un callejón sin salida, ya que representará una homogeneización de todas las culturas y una pérdida de la diversidad sin precedentes en toda la historia de la Humanidad.

Esto puede parecer una buena noticia según se mire, ya que hay gente que cree que si todos tuviésemos la misma cultura, habría menos conflictos. Pero seamos realistas, miremos a nuestro alrededor y veamos si países o grupos de cultura similar no tienen conflictos entre ellos.

Es más, ¿de veras ésta es la cultura global en que deseamos todos vivir? ¿La cultura que nos vende Hollywood? ¿El ultraliberalismo a mansalva? ¿El consumismo exacerbado? ¿El imperio de las marcas y de la publicidad? ¿El reino de la mediocridad?

A todos estos factores hay que añadir el hecho de la falta de tradición popular de la lectura del país. Ahí tenemos un cokctail explosivo para nuestro futuro cultural.

Supermercados de brujo

Por el título de esta entrada, alguien podría suponer que me refiero a una especie de Diagon alley (Harry Potter), pero no van por ahí los tiros, aunque tampoco queda muy lejos la cosa.

Visitar cualquier supermercado se está convirtiendo últimamente en una especie de safari en que podemos encontrar todo tipo de productos, algunos de ellos con propiedades casi mágicas. Así, existe un booom de los llamados alimentos farmacológicos, es decir, alimentos normales a los que se les han añadido ciertas sustancias medicinales (supuestos reductores del colesterol, vitaminas, etc) que mejorarán mágicamente nuestra salud.

Según los expertos hay que tener cuidado qué alimentos decidimos consumir, en especial en gente de avanzada edad y con niños pequeños, pues no estamos ante alimentos normales, sino ante productos modificados a los que se les ha añadido un fármaco. Ya sé que en teoría dichos productos han pasado los pertinentes controles sanitarios, pero es que buena parte de los consumidores a lo mejor no han pasado los pertinentes controles de raciocinio y suelen dejarse llevar por lo que ven en la publicidad, que loa las virtudes de estos productos.

Recientemente, hemos podido ver algunos productos del sector alimentario que han decidido renunciar a la palabra Bio de su nombre. No es que les haya entrado una fiebre renovadora, simplemente se ha promulgado una ley que limita el uso de esta palabra en alimentos que realmente no son "biológicos", es decir, que no hayan sido obtenidos mediante una estricta regulación.

No me extrañaría que en el futuro tuviésemos encima de la mesa otra ley que regulase los productos "mágicos" que inundan las estanterías de los supermercados.

Otros productos que están en el torbellino de la polémica son los transgénicos. A día de hoy no hay ninguna regulación que obligue a los productores a indicar que contienen transgénicos en sus ingredientes. No obstante, debido al rechazo que estos alimentos suscitan en la opinión pública -con razón o sin ella- muchas compañías han decidido prescindir de éstos por si las moscas.

Hace poco se ha anunciado un vino producido a partir de una variedad de uva con un alto contenido en vitamina C. Es evidente que las posibles combinaciones son astronómicas, pero empiezo a preguntarme si no habremos perdido el norte.

¿Llegará el día que tendremos que ir al supermercado con un PDA que nos diga qué contiene cada producto? Me extraña que nadie haya comercializado tal sistema todavía, viendo el miedo que tienen muchos consumidores a que les cuelen un gol (y con razón, desde luego).

Los supermercados se han convertido en una especie de híbrido entre colmado, farmacia y laboratorio de experimentación con humanos o al menos muchas compañía parecen jugar a ello.

No sé cómo serán los alimentos del futuro, pero si son como los que empiezan a apuntar en el presente, yo me echo a temblar. Tendremos que aprender unos cuantos hechizos protectores si no queremos salir trasquilados...

04 mayo 2006

Otro modelo de ucronía

Ahora que se están poniendo de moda las novelas de ciencia ficción ucrónica o -como mínimo- con una cierta componente de novela histórica, tal vez sería interesante añadir un nuevo elemento al cocktail, puesto que está tan de moda eso del mestizaje de géneros. En concreto, sugiero el humor.

Por desgracia, los tratamientos literarios de la historia siempre suelen ser muy serios. De hecho, hay gente que confunde que un texto sea fidedigno con que sea serio, circunspecto. Y realmente, creo que una de las mejores maneras que hay para hablar del pasado es desmitificarlo y hacerlo en clave humorística.

Así, tengo un especial cariño por las series de televisión británicas, algunas muy conocidas como la de L'escurçó negre (The Black Adder), protagonizada entre otros por Rowan Atkinson o por actores tan de moda hoy día como Hugh Laurie (el doctor Gregory House).

En la primera parte de la serie se plantea una ucronía según la cual Ricardo III gana la batalla de Bosworth Field a Enrique VII (aunque el rey Ricardo muere) y le sucede su sobrino Ricardo IV. Los seis capítulos de esta primera parte son a cual más delirante, cachondeándose de la historia inglesa como sólo los ingleses saben hacer.

The Black Adder no es un caso único. Hace unos años, en alguna televisión autonómica pudimos ver dos magníficas miniseries protagonizadas por Ian Richardson en el papel de un Francis Urquhart jefe del grupo parlamentario conservador que acaba expulsando al Primer Ministro del poder (House of Cards) y haciendo abdicar al mismísimo rey para salirse con la suya (Playing the King). Éstas no tenían tono humorístico en absoluto. De hecho, eran ligeramente siniestras, pero magníficamente especulativas.

Hecho a faltar en nuestro país este tipo de producciones, tanto televisivas como literarias. Es cierto que en Catalunya se han hecho algunos intentos, aunque de calidad muy discutible y muchas veces con un cierto punto de adoctrinamiento político.

Personalmente, creo que una buena ucronía histórica humorística nos vendría muy bien en unos tiempos en que todo lo relacionado con la patria y la historia se sacraliza rápidamente y se convierte en un arma arrojadiza en la dinámica de la política de partidos, que sólo consigue crispar la vida pública e introducir odios entre los diferentes ciudadanos del país.

03 mayo 2006

¿Es inevitable la fragmentación?

Siguiendo con el tema de la diversidad lingüística, me gustaría llamar la atención acerca de muchas obras de ciencia ficción, en espacial las del grupo de la space opera en que se nos describen imperios galácticos más o menos extensos y que, sin embargo, hablan todos una lengua más o menos unitaria.

Un ejemplo clásico era el imperio galáctico de Asimov y su posterior secuela, el universo fundacional. Todos hablan una lengua única (con variantes dialectales mutuamente inteligibles) después de miles de años de existencia. No lo veo muy creíble. Aun suponiendo que un poder centralizado fuerte sea capaz de imponer una única variedad lingüística a un territorio tan extenso y heterogéneo, esto no se sostiene tras la caída del imperio en sí.

Esto mismo es aplicable a los muchos otros imperios galácticos que pueblan las páginas de la ciencia ficción. Algunas obras recientes, como Un abismo en el cielo de Vernor Vinge, tratan de soslayar este fenómeno gracias a la hibernación y a un supuesto protocolo común a un cierto grupo de humanos, pero aun así cuesta de creer.

¿Por qué? Pues porque los humanos tenemos la tendencia innata a diferenciarnos del vecino. Somos territorialistas por naturaleza y una de las maneras que tenemos de conseguirlo es mediante la lengua. Por otro lado, una lengua que queda aislada un cierto tiempo de una corriente troncal común, se diferencia como lo hacen las especies biológicas, sólo que mucho más deprisa.

Por ello es inimaginable que en un Universo en el que la información no se propague de manera instantánea y el viaje a cualquier punto de sus dominios no sea prácticamente instantáneo pueda sostener una cierta homogeneidad. Pero incluso así, las diferencias culturales e históricas de los diferentes territorios tenderán a introducir de manera natural diversidad lingüística.

Creo que las ansias de unificación (o más bien de hegemonía) anglosajonas han jugado una mala pasada a muchos escritores de ciencia ficción que han supuesto que lo que tenemos hoy día en la Tierra no es más que un barullo indeseable.

¿Podría reducirse la diversidad lingüística de manera drástica en una futura colonización del espacio? Por supuesto, si no hay un gobierno mundial fuerte que permita acceder a todo el mundo al espacio, sólo las grandes potencias podrán hacerlo. Pero es que estas potencias son lingüísticamente diversas (baste ver la cantidad de lenguas que se hablan en China o en la India). Incluso los Estados Unidos están muy lejos de ser monolingües: la presencia hispana es cada vez más fuerte. Eso por no hablar de los múltiples y variados flujos migratorios que lo alimentan.

Y está Europa, que tampoco es precisamente un dominio monolingüe. De acuerdo que en la ESA se habla básicamente inglés para que todo el mundo se entienda, pero no me imagino un programa serio de exploración espacial europeo que no contase con franceses, italianos, alemanes o españoles, por citar unos pocos ejemplos.

Así pues, entre que el acceso al espacio no sería monolingüe y la natural fragmentación de las lenguas, no imagino por mucho que quiera un futuro espacio diferente al plurilingüe.

02 mayo 2006

La diversidad lingüística en la ciencia ficción

En otro post ya comenté el tratamiento dado a la lingüística por la ciencia ficción, así que no redundaré en el tema. Pero lo que sí que quiero analizar es un tema estrechamente ligado a éste y que se está poniendo bastante de moda en la actualidad. Se trata de la linguodiversidad.

La linguodiversidad es el equivalente de la biodiversidad pero aplicado al patrimonio lingüístico de la Humanidad. En el mundo se hablan alrededor de unas 6.000 lenguas, aunque el número exacto depende de qué entendamos por lengua. De momento nos conformaremos con una idea más o menos intuitiva.

Lo curioso del caso es que se calcula que durante el siglo XXI podrían llegar a desaparecer entre el 50 % y el 90 % de las lenguas y no parece importarle a demasiada gente fuera de los círculos lingüísticos en sí.

A fin de cuentas, podríamos pensar que esto de que haya tantas lenguas es una maldición bíblica (acordémonos de la Torre de Babel) y que ello ha impedido un mejor entendimiento entre los pueblos de la Tierra.

Pero no seamos ingenuos. El monolingüismo no traería la paz: de hecho aún sería peor. Porque, a fin de cuentas, una lengua se puede adoptar o no, se puede hablar o no, pero lo que sustituiría las ganas de diferenciarse del vecino (tan típicas de nosotros los humanos) serían elementos culturales tradicionalmente más virulentos, como ideologías, patrias o religiones.

Por otro lado, cada lengua es una manera de ver el mundo distinta. Sin entrar en controversias Chomsky versus Sapir-Whorf, es evidente según múltiples estudios realizados que:

a) Una lengua permite ver la realidad de una determinada manera. Por supuesto ello no altera la realidad, pero puede inducir ciertas pautas de comportamiento en los individuos.

Un ejemplo de ello es que cuando los ingleses llegaron a Australia descubrieron un extraño marsupial similar al lobo al que llamaron "lobo". Bien, pues inmediatamente después, como en Inglaterra existía la tradición de matar al lobo empezaron a perseguirlo y exterminarlo sin que hubiese la más mínima evidencia de que el pobre animal fuese pernicioso para los hombres.

b) Cada lengua activa zonas diferentes del cerebro mientras se utiliza. Esto ha podido ser demostrado gracias a las modernas técnicas de resonancia magnética nuclear (RMN) que permiten ver la actividad cerebral in vivo y de manera no intrusiva.

Pero es que además, cada lengua es un depósito de cultura, de saberes tradicionales, de ecología local que deberían preservarse por su interés intrínseco. Pero incluso si nos ponemos muy utilitaristas, veámoslo desde un punto de vista meramente pragmático: no sería la primera vez que se descubre un fármaco revolucionario gracias a una tribu que conoce una planta o animal que contiene dicha sustancia.

Las lenguas son depositarias de esos saberes y tan sólo por ello ya merecen la pena ser preservadas. De la misma manera que existe una biodiversidad ecológica, existe una linguodiversidad. Es más, ambas están interrelacionadas: las zonas del planeta con mayor biodiversidad son las que registran mayor cantidad de lengudas diferentes.

La ciencia ficción, en general, cuando se ha imaginado el futuro lo ha hecho desde un punto de vista etnocentrista. La mayor parte de la ciencia ficción es anglosajona, por lo que la lengua que se habla en el futuro es el inglés o un derivado del inglés al que se le han incorporado elementos de otras lenguas (básicamente chino, ruso o árabe).

Asimov, por ejemplo, estaba convencido de que el inglés se impondría y que en un día no muy lejano todos hablaríamos inglés o algo muy aprecido a éste. Personalmente, no me imagino algo más horroroso que un mundo monolingüe, como el descrito en La naranja mecánica, en el que se habla una mezcla de inglés y ruso.

Después están los que creen que sólo las grandes lenguas sobrevivirán, como el mundo descrito por Arthur C. Clarke en 2001, una odisea en el espacio o 2010. Odisea dos, en que las grandes potencias espaciales son las que marcan las pautas lingüísticas del mundo, a saber, los norteamericanos (inglés), los rusos y los chinos.

Pero no todos los tratamientos han sido igual de homogéneos. Conforme han ido pasando los años, los escritores, más sensibilizados con la multiculturalidad, han ido proponiendo escenarios alternativos. Desde el Dune de Herbert, en el que se hablan varias lenguas Galach, resultado de la fusión de las antiguas lenguas terrestres, al increíble mundo políglota de Lengua materna de Suzette Haden Elgin, en que los niños, desde muy pequeños, son instruidos en tantas lenguas como es posible, ya que ello facilita el aprendizaje de las lenguas extraterrestres con las que pueden comerciar con civilizaciones interestelares.

También Orson Scott Card nos propone en su saga de Ender un universo en el que cada planeta tiene su propia cultura y lengua propia. Parece que conforme avanzan los años, la sensibilidad hacia la linguodiversidad se incrementa en el mundo de la ciencia ficción.

En contraposición, en el mundo real, parece que el hecho de que desaparezcan bibliotecas enteras del saber no parece preocupar a mucha gente. En algunos estados, como en Francia (y hasta hace poco en España) se ha luchado por erradicar de sus respectivos territorios las lenguas minoritarias, con la idea de que una lengua = una nación y que cualquier cosa que se interpusiese en esa ecuación era una amenaza de estado.

Espero que, ni que sea gradualmente, la gente se dé cuenta de la riqueza que representan las diferentes lenguas habladas en el mundo y muestren respeto e interés en su conservación y dejen de considerarlas como estorbos a la modernidad o como simples hechos folklóricos.

Medio año de blog

No es que sea muy propicio a celebrar aniversarios ni cosas de éstas, más que nada porque son un poco un cierto onanismo mental, pero haremos una excepción. Hace ya seis meses de la nueva etapa del blog y estoy moderadamente satisfecho con su singladura.

Por un lado, he podido hablar casi a diario de una de las cosas que me gustan: la ciencia ficción, ya fuera sobre novelas, recopilaciones o relatos. A veces he desbarrado bastante sobre opiniones personales acerca de la literatura de género y sus múltiples vericuetos y a veces he realizado alguna sugerencia.

Espero poder seguir actualizando el blog al ritmo actual, al menos otros seis meses. Gracias a todos los que me leéis y, en especial, a los que de vez en cuando me animáis dejando algún comentario.