16 julio 2023

Correlaciones: Una mariposa jurásica

Los científicos han llegado a la conclusión, después de un detallado estudio basado en simulaciones de ordenador y en pruebas paleontológicas, que las mariposas surgieron en lo que hoy es la costa occidental de los Estados Unidos, hace aproximadamente 100 millones de años, en plena era jurásica y son coetáneas de los dinosaurios.

 

Esto me recordó inmediatamente a un conocido y bello relato de Ray Bradbury, titulado “El sonido de un trueno” (“A Sound of Thunder”, 1952), contenido en diversas antologías y colecciones de relatos.

 

En él se nos cuenta sobre una empresa dedicada a realizar viajes en el tiempo para poder cazar dinosaurios, con la condición que los viajeros no pueden salir de una estrecha zona predeterminada a fin de evitar cambios en la línea temporal. Como era de esperar, algo sale mal y un viajero sale accidentalmente de la zona protegida y aplasta una mariposa jurásica. Aparentemente, muy poca cosa.

 

Esto provocará una serie de dramáticos cambios en la línea del tiempo, como ondas propagándose en un estanque, de manera que cuando regresa al presente, las cosas son sutilmente diferentes, terriblemente diferentes.

 

En aquella época no se conocía el efecto mariposa. Ni si quiera se había acuñado este término, pero lo cierto es que es una mariposa la que desencadena toda una serie de cambios caóticos en la línea temporal, igual que el batir de las alas de una mariposa en Sudamérica puede ocasionar un tifón en el Índico (metafóricamente hablando) según nos explica la Teoría del Caos. Interesante coincidencia.

 

La gracia es que hasta ahora no se sabía con seguridad si había mariposas en el Jurásico y Bradbury acertó. Al parecer, el cambio de comportamiento de ciertas polillas nocturnas, que pasaron a tener vida diurna, dispararon la evolución de estos insectos, produciendo la gran variedad de lepidópteros que vemos hoy día.

 

Volviendo al relato, se llevó el relato al cine con una película titulada El sonido del trueno, del año 2005, dirigida por Peter Hyams, pero no tuvo demasiado éxito. Creo que el relato es insuperable y estirarlo como un chicle para convertirlo en una película, no me parece muy buena idea.

 

Por cierto, que cuando Donald Trump ganó las elecciones presidenciales americanas, por un rato tuve la sensación de que alguien había viajado al pasado y había pisoteado con saña una mariposa jurásica. No digo más.

 

 

 

06 julio 2023

Star Trek: Picard

 Ya he hecho referencia con anterioridad a algún aspecto de una de las últimas series de la franquicia de Star Trek, concretamente, Picard. Es la historia de las últimas aventuras del capitán Picard, legendario líder de las naves Enterprise D y E y protagonista de La Nueva Generación (TNG).

 

Picard cuenta con solo tres temporadas, como la Serie Original, pero a diferencia de esta, los capítulos de cada una de las temporadas están ligados argumentalmente, ab ovo usque ad mala.

 

A lo largo de los capítulos, se recuperan personajes de otras series, como La Nueva Generación o Voyager, tal es el caso de los exborg Hugh o Siete de Nueve (aka Annika Hansen), el klingon Worf, los androides Data y Lore, la doctora Crusher, su hijo Wesley, el vulcano Tuvok, la almirante Shelby, el ingeniero Geordi LaForge, el comandante/capitán Will Riker, la consejera Diana Troi o el inefable Q.

 

La primera temporada mezcla tres tramas que se encuentran interconectadas: la historia de un cubo Borg abandonado y desconectado del colectivo; los restos del Imperio Romulano, supervivientes de la supernova en que se convirtió la estrella de su sistema natal y una serie de hechos relacionados con los androides positrónicos, que acaban prohibidos tras una insurrección en el planeta Marte, cosa que tiene una serie de consecuencias en toda la Federación.

 

La trama de los robots positrónicos y de las Inteligencias Artificiales, conecta parcialmente con la serie Discovery, aunque se desarrolla independientemente y es bastante interesante. En ella, se nos muestra un mundo poblado por robots positrónicos de la factura del profesor Noonian Soong y su hijo, “familiares” en cierta manera de Data, entre los cuales se encuentra Soji, una especie de hija de Data.

 

También se introducen personajes nuevos, como la encantadora y algo problemática Raffie Musiker o el intrépido y algo acomplejado capitán Cristóbal Ríos, la doctora Agnes Jurati (que tendrá un papelón en la segunda temporada), el romulano bueno, Elnor y el romulano malo, Narek; también la romulana Laris, que tendrá una relación especial con Picard o la comodoro Oh, con nombre tan corto como mala es ella.

 

La trama de los exborg, con Hugh y Seven of Nine a la cabeza es bastante interesante. El caso de los exborg se puede interpretar como una metáfora de los excombatientes lisiados de nuestros tiempos (de todos los tiempos, de facto) y en lo que respecta a Seven, como una persona que no acaba de encontrar su papel en el universo después de haber salido del colectivo Borg.

 

Los romulanos sorprenden bastante, porque para ser una raza en decadencia, que han perdido casi todo su imperio, son capaces de movilizar una flota impresionante en el último capítulo de la temporada y para luchar por algo que no deja de ser poco menos que una supersticion o una leyenda. También sorprende que el Tal Shiar haya sido capaz de sobrevivir a la pérdida del imperio de manera tan contundente o que hayan sido capaces de retener en su poder el cubo Borg perdido.

 

También aparecen antiguos personajes, como Riker y Troi, que nos presentan a su peculiar hija, Kestra y naturalmente, la familia Soong-Soji-Data, excelentemente interpretados por Brent Spiner e Isa Briones.

 

Mención especial para las monjas guerreras romulanas, las Qowat Milat, concepto bastante gracioso en sí mismo.

 

También son de destacar los comentarios que se hacen sobre los romulanos. Picard intenta organizar, en un pasado que no se nos muestra, una flota federal para salvar a los romulanos de la inminente destrucción, debido a que su sol se convertirá en supernova, pero muchos pueblos de la Federación se oponen rotundamente, porque eso de la solidaridad está muy bien, pero tampoco hace falta ayudar al antiguo enemigo mortal de la Federación. Esto provoca la retirada de Picard a sus viñedos en La Barre, Francia y nos recuerda que la razón de estado prima por encima de la solidaridad, tan preconizada en la franquicia.

 

En la segunda temporada, nuestros personajes son trasladados a un universo alternativo, en que las cosas han ido bastante mal, por decirlo suavemente. La Tierra es el centro de una Confederación de planetas agresivos, imperialistas y xenófobos dominados por la Humanidad, que han conquistado toda la galaxia y que han derrotado a los mismísimos Borg.

 

En ese universo alternativo, Seven of Nine -que nunca ha sido Borg- es la presidenta de la Confederación y Picard es el mítico capitán conquistador y sanguinario, que tiene en el estudio de su casa una colección de cráneos de sus enemigos. La verdad es que las imágenes de una Tierra xenófoba, fascista y militarizada, heredera de las ideas del supremacista y eugenésico Arik Soong, dan bastante miedo y nos pueden sugerir cómo sería nuestro mundo si los nazis hubiesen ganado la II Guerra Mundial.

 

Para reparar los daños en la línea temporal, deben viajar al pasado, a la California de principios del siglo XXI, más o menos, nuestro tiempo, pero por desgracia se encuentran con tres serios adversarios: el mítico Q, que parece menos omnipotente de lo que suele ser habitual y genialmente interpretado, como siempre, por John de Lancie; la reina Borg, tan maquiavélica como siempre y por si las cosas no fuesen suficientemente complicadas, el Departamento de Inmigración de los Estados Unidos y un agente traumatizado del FBI.

 

El drama del trato inhumano que a veces se les da a los inmigrantes, especialmente a los hispanos, queda bien reflejado en la serie, siempre preocupada por las cuestiones éticas candentes de nuestros tiempos.

 

También aparece el tema de los problemas ambientales que comienza a sufrir la Tierra: “Todo empezó con los incendios”, en referencia a los desoladores megaincendios que últimamente están asolando nuestro planeta, en parte consecuencia del calentamiento global.

 

Otro elemento que se trata es la importancia de la exploración pacífica del espacio y los logros que de ella pueden derivarse y su importancia para nuestro futuro.

 

En medio, toda una subtrama psicológica, que en mi opinión, es bastante de relleno, sobre la infancia de Picard y sobre los monstruos que alberga nuestra psique.

 

Sin destripar el final, se da una solución curiosa, aunque muy antropocéntrica al “problema Borg”, en un capítulo especialmente épico.

 

Como elemento menor, aunque no carente de interés, nos encontramos con los guardianes de la línea temporal y con un viejo protagonista de TNG que aparece cuando menos te lo esperas (como buen humano que es).

 

En cuanto al agente del FBI, es curiosa la causa de su “trauma” y nos remite a las historias que corren sobre modernas abducciones por supuestos extraterrestres.

 

Finalmente, se nos muestra una Guinan relativamente joven y su relación con los Q, que parece más bien salida de una película de vudú caribeño, más que de una serie de ciencia ficción.

 

En cuanto a la tercera temporada, que en mi opinión es la mejor, aunque argumentalmente es algo forzada, es un verdadero revival de los antiguos buenos tiempos, con prácticamente todo el elenco de La Nueva Generación, pero también con nuevos personajes, como Jack Crusher, el hijo de la doctora Crusher y sus extrañas alucinaciones y capacidades psíquicas.

 

Aparecen, también, dos de los antiguos y mortales enemigos de la Federación (no voy a hacer spoilers), con un planteamiento algo manido, pero no por ello carente de interés. Y entremezcladas, las consecuencias de las acciones de la oscura y poco ética Seccion 31, un departamento secreto y fuera de la ley, de la Federación, que se encarga de protegerla, utilizando todos los recursos disponibles, saltándose incluso las sagradas normas de la Federación si hace falta. Razón de estado o, en nuestro país, lo llamaríamos las Cloacas del Estado.

 

También tiene su gracia el experimento de interconectar todas las naves de la Federación, como si de una nave Borg se tratase y poner al mando a la almirante Shelby (antigua comandante en TNG), la gran experta en Borg de la Federación. Está claro que eso de los colectivos no le sienta nada bien a la Federación.

 

En cuanto a los personajes, asistimos a la epifanía de Seven, que parece encontrar, finalmente, su lugar, al igual que le sucede a Jack Crusher, autor de una de las frases más bellas de la temporada: cuando Picard dice “los nombres casi no significan nada”, él le replica diciendo: “los nombres lo son todo”.

 

Otro carácter que aparece solo en esta temporada es el cínico, sarcástico y algo asqueado capitán Liam Shaw, que bien pudiera haber merecido una serie propia para él solito.

 

Quiero destacar también algunas escenas humorísticas, muy en la línea de Star Trek, como cuando Picard se hace pasar por un viejo maleante francés en la primera temporada; la escena de Work y Riker con el bat’leth de Worf; el comentario jocoso de Geordi LaForge sobre el vino de Picard o la cara que pone Data en el último capítulo, pilotando la nave.

 

Como escenas realmente geniales, la lucha entre Data y Lore en la última temporada o el desenlace de la segunda temporada, que se plantea en el primer episodio de esta, pero que no acabamos entendiendo hasta el último momento. La serie ha contado con buenos guionistas.

 

Finalmente, destacar que a lo largo de las tres temporadas, podemos apreciar cómo los tiempos cambian y los caracteres femeninos son muy abundantes. De hecho, están en pie de igualdad con los masculinos o los superan. Así, desfilan por la pantalla personajes como Raffi, Seven, Soji, Yvette Picard, Renée Picard, Laris/Tallinn, Sidney LaForge, Vadik, Agnes Jurati… y también personajes clásicos, como la Dra. Crusher, Guinan, la reina Borg e incluso el personaje de Diana Troi, bastante maltratado anteriormente, adquiere un poco más de profundidad e interés.

 

En general, una serie que se devora con facilidad, que mantiene el espíritu clásico de Star Trek, pero con un lenguaje visual renovado y con nuevos personajes y tramas, que enlazan con los clásicos y que podrían dar lugar a alguna secuela, a pesar de que Picard no tendrá más temporadas.