Anónimo y anodino
Hay uno de esos relatos
de León Arsenal que me llamó enormemente la atención cuando lo leí y que aún
recuerdo. Se trata de “El agente exterior”, contenido en la recopilación
Besos de alacrán y otros relatos.
En él aparece un
personaje que es capaz de colarse en cualquier lugar debido a que tiene una
apariencia totalmente anodina y nadie se fija en él. Es una curiosa idea. La
del hombre “medio”, la persona totalmente normal y aburrida a la que nadie
dirige una simple mirada y, si lo hace, lo olvida inmediatamentre.
Un poco recuerda al caso
de los Irregulares de Baker Street, los pilluelos que ocasionalmente aparecen
en las novelas de Sherlock Holmes cuando éste quiere introducirse en algún
ambiente sin llamar la atención. En este caso, los Irregulares son el hombre
medio.
¿Realmente somos
conscientes de la gran cantidad de personas con que nos podemos cruzar a lo
largo del día y de los que no somos en absoluto conscientes? Especialmente si
uno vive en una ciudad o en algún lugar de paso transitado.
Naturalmente, no hay
como ser anodino para poder observar impenitentemente sin ser observado, con
discreción. Me pregunto cuántas personas deben aplicar esta curiosa técnica…
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