Correlaciones: Exoesqueletos
Leo en prensa el siguiente titular: “Comienzan a producirse
en serie las armaduras robóticas de ciencia ficción”. Y a continuación: “Panasonic
fabricará mil unidades al año de un exoesqueleto que multiplica la fuerza y que
venderá por 3.500 euros”.
Estamos ante otro de esos titulares que nos recuerdan que
vivimos en un mundo de ciencia ficción y que el futuro ya ha llegado hace días
y ha echado raíces en nuestro presente.
La noticia nos puede recordar irremediablemente a películas
como Robocop (que no es estrictamente un exoesqueleto) y
otras similares, aunque a mí me recuerda inevitablemente a dos relatos: “El
hombre de la casa de la carne” (“Meathouse Man”, 1976), contenido en Híbridos
y engendros, de George R. R. Martin y a “Blue champagne” (“Blue Champagne”,
1981), de John Varley.
Aunque estoy convencido de que si rascamos un poco,
encontraríamos unos cuantos relatos más sobre armaduras multiplicadoras de
fuerza en el mundo de la ciencia ficción.
En el primer relato, el uso de los exoesqueletos es de
carácter industrial, mientras que en el segundo, es de carácter terapéutico.
La cosa tampoco es estrictamente nueva. Recordemos las
famosas manipuladoras de productos altamente radiactivos o de alta peligrosidad
que hemos podido ver en muchas películas futuristas (y no tan futuristas).
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