2001-2010: El futuro que no llegó
Estamos en el año 2013, tres años después del 2010, doce
después de 2001, las fechas que dieron título a dos famosas películas y dos
famosas novelas de ciencia ficción. Centrémosnos en la más potente: 2001,
una odisea en el espacio, dirigida en 1968 por el famoso director
Stanley Kubrick y basada en un relato breve (“El centinela”) del no menos
famoso escritor Arthur C. Clarke.
En el universo de 2001 podemos observar que el viaje
espacial es algo no infrecuente, que existe una gran estación orbital
tripulada, una base habitada en la Luna, se ha descubierto vida inteligente de
origen extraterrestre y la hibernación y la inteligencia artificial avanzada
están al orden del día. Incluso se ha podido llegar al planeta gigante,
Júpiter, en una nave espacial.
Kubrick, que no se atrevió a mostrar a los extraterrestres
de manera explícita porque estaba convencido de que en poco tiempo la Humanidad
encontraría vida inteligente en el cosmos y tenía miedo de quedar desfasado, la
verdad es que pecó de muy optimista.
Para empezar, a pesar de los esfuerzos invertidos en
proyectos como el SETI (que tampoco han sido especialmente masivos debido a la
falta de fondos para este tipo de investigaciones) durante décadas, no se ha
podido encontrar ningún indicio fiable de vida inteligente de origen
extraterrestre. De hecho, ni inteligente ni no inteligente. Ni una triste
bacteria hemos sido capaces de encontrar. Y eso que la búsqueda de exoplanetas
similares a la Tierra está al caer.
Ni Gran Zagadka, ni monolitos, ni señales inteligentes, ni
puertas dimensionales, ni nada de nada de nada. El cosmos se nos muestra
silencioso, de momento en lo que a vida inteligente se refiere.
Por otro lado, aunque existe una estación espacial
internacional, nada tiene que ver con la que aparece en la película. Y mucho
menos nada que se parezca a una base lunar habitada. Dudo que Kubrick pensase
que cuando llegásemos a la Luna, cosa que estaba a punto de suceder cuando se
estrenó la película, acabásemos abandonando el proyecto poco después.
En cuanto a la hibernación, no hemos avanzado lo más mínimo
desde 1968 en estos temas.
Otra cosa es la inteligencia artificial. Después de un
cierto parón escéptico durante un periodo de tiempo en que se creyó que era
algo descabellado, se han conseguido avances parciales importantes en el mundo
de la inteligencia artificial, aunque un ordenador sintiente como el HAL 9000
de la película está todavía muy allá de nuestras posibilidades tecnológicas, si
es que alguna vez llega a ser posible.
Curiosamente, el mundo bipolar, dividido entre capitalistas
y comunistas que Kubrick y Clarke creyeron que continuaría existiendo se esfumó
de la noche a la mañana a finales de los ochenta.
En fin, que el futuro nunca fue lo que prometía ser, cosa
que prueba que los escritores de ciencia ficción no son mejores que otras personas
a la hora de predecir el futuro. Aunque, claro, la ciencia ficción no consiste
sólo en eso. Non solum sed etiam.
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