15 enero 2013

Espaciotiempo espumoso y otros animales exóticos



Curiosamente, en los dos últimos libros que me he leído de ciencia ficción, uno del 2006 y otro del 2009, se describe cómo es la física fundamental en el futuro más o menos inmediato, más o menos remoto, de la Humanidad. Y también curiosamente, en ambos libros se basan en las actuales teorías de supercuerdas, con espacio espumoso a la escala de Planck y con dimensiones espaciales adicionales plegadas.

También, en ambas novelas, la dimensión temporal sufre una evolución y tiene una estructura diferente a la que conocemos actualmente. Concretamente, parece desplegarse en tres “direcciones” o dimensiones temporales.

No deja de ser curioso que la ciencia ficción, almenos en algunos casos, esté siendo tan poco predictiva e imaginativa. Actualmente, las teorías de supercuerdas han sido sustituidas por teorías de branas –sea eso lo que sea. Se trata de unas abstracciones matemáticas de tal complejidad que no se conoce ni si quiera su formulación exacta, pero existen hasta cinco teorías diferentes de cómo aproximarse a ellas.

Por lo que hace al tiempo, sigue tan monolítico como siempre y no se aprecian modificaciones sustanciales en su formulación cuántica.

Por cierto, que algunos experimentos recientes en astrofísica parecen indicar que el espacio es más liso y mucho menos “rugoso” a escalas cuánticas de lo que estas teorías en boga parecen indicar, así que igual acabamos teniendo una buena sorpresa en un futuro no muy lejano.

Al menos, el Higgs ha aparecido y los neutrinos no son ultralumínicos, porque si no, ya me veía tirando todo el modelo estándar a la basura. Eso sí, seguimos teniendo una ingente cantidad de materia oscura con que fabricar helados y no hablemos ya de la energía oscura, que parece omnipresente y que nadie tiene ni la más remota idea acerca de su naturaleza. Sólo hay conjeturas.