Correlaciones: Concentrando la luz
Cada
vez hay más quejas del uso que algunos desaprensivos están haciendo de los
punteros láser. Por ejemplo, se quejan los pilotos de los aviones que dicen que
están hartos de tener que soportar a imbéciles que se dedican a apuntar a la
cabina de vuelo desde el exterior cuando están aterrizando, con el pertinente
riesgo a provocar un accidente.
Por
desgracia, esto de los punteros láser se ha convertido en un triste clásico. Es
normalísimo utilizarlos para molestar cuando estamos viendo una película en el
cine o, peor, apuntando a los ojos de árbitros y jugadores en un torneo de
fútbol, básquet o del deporte que sea.
A
pesar de las advertencias que incorporan los propios punteros láser de no
apuntar a los ojos porque pueden producir lesiones retinales e incluso la
ceguera, vemos como cada vez su uso está más extendido. Es más, se ha pasado de
los clásicos punteros de led rojo a los punteros de led verde, utilizados en
astronomía, mucho más energéticos y penetrantes, es decir, mucho más
peligrosos.
Esto
me recuerda a un par de relatos de ciencia ficción que tienen una cierta
relación con el tema de concentrar luz en un punto. Uno de ellos es un relato
clásico de Arthur C. Clarke contenido en la antología, Relatos de diez
mundos: “Un ligero caso de insolación” (A Slight Case of
Sunstroke, 1958), en el que los hinchas de un equipo de fútbol
deciden cargarse al árbitro de una manera verdaderamente original.
Otro
caso parecido lo encontramos en la novela corta de Frederik Pohl “Cual plaga de
langosta” (Like Unto the Locust, 1979), en que se utiliza
una curiosa tecnología para concentrar los rayos y aprovechar la energía solar
mediante un sistema biológico.
Aunque
claro, el caso más espectacular y más cinematográfico lo encontramos en los
disparos que profiere la Estrella de la Muerte de la mítica serie Star
Wars. ¡Eso sí que es un puntero láser y lo demás son mandangas!
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