Correlaciones: el peligro de las auroras
Últimamente el Sol está bastante revuelto y no para de lanzarnos eyecciones de masa coronal (ECM), que son intensos chorros de partículas que provocan las auroras en los polos terrestres, magnífico espectáculo de la naturaleza donde los haya. ¿Pero son peligrosas estas tormentas solares?Desde luego, todo depende de la magnitud. La mayor parte de ellas quedan retenidas por la magnetosfera terrestre y no producen más que molestias ocasionales en las comunicaciones por satélite y en la radio en determinadas latitudes. Pero si éstas llegasen a ser muy intensas, como ha sucedido alguna vez en la historia, podrían inducir corrientes eléctricas en las líneas conductoras y se produciría un cierto caos en nuestro tecnificado planeta.
Hace poco, el gobierno británico decidió estudiar estos fenómenos e incluirlos en la lista de potenciales amenazas para el país. En un mundo tan electrificado como el nuestro, en el que la interrupción del fluido eléctrico origina catástrofes de todo tipo, pues se presupone que éste no puede cortarse en ningún momento, una tormenta solar de una cierta magnitud podría ponernos en apuros.
Para empezar, tenemos los omnipresentes satélites de comunicaciones, meteorológicos, de geoposicionamiento, etc. Al estar en la parte exterior de la atmósfera, son mucho más sensibles a las anomalías solares que la electrónica que se encuentra sobre la superficie terrestre.
A todo ello, habría que incluir a la gente atrapada en ascensores, la interrupción de las comunicaciones, del suministro de agua corriente (y posiblemente de otros suministros básicos también), el colapso del sistema circulatorio, el apagado de los sistemas de condicionamiento de aire, la iluminación, etc.
Por otro lado, nuestro mundo depende cada vez más de los sistemas electrónicos, muy sensibles a este tipo de fenómenos: bancos, comercio electrónico, correo electrónico, internet…
En el libro Tormenta solar, de Arthur C. Clarke y Stephen Baxter, se describe una situación de este tipo y las consecuencias que podría tener para la civilización una tormenta de una gran magnitud.
En lo que a mí respecta, me gustan mucho los libros electrónicos, pero no me hace ninguna gracia que una tormenta solar enviase al carajo toda mi colección bibliográfica, así que de momento seguiré comprando libros sobre papel, especialmente para aquellas obras que quiera mantener a salvo de posibles anomalías solares.
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